Sáb 26.11.2005

SOCIEDAD

Multitudinaria marcha en reclamo de la despenalización del aborto

En el Día de la No Violencia contra la Mujer, una multitud marchó al Congreso, donde fueron entregadas 100 mil firmas a favor del aborto.

› Por Pedro Lipcovich

Por “educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”, marcharon ayer miles de mujeres y hombres, llegados de todo el país y de las más distintas procedencias sociales: luego de cubrir la Avenida de Mayo hasta el Congreso, hicieron entrega de un petitorio que, avalado por casi cien mil firmas, solicita “despenalizar y legalizar el aborto”, lo cual implica la correspondiente “atención gratuita en los hospitales y obras sociales” y “el cumplimiento de la resolución ministerial sobre la atención humanizada del pos-aborto”.
A las cuatro de la tarde, en Avenida de Mayo y Perú, decenas de manos sostenían el inmenso cartel que encabezaría la marcha: “Ni una sola mujer muerta por aborto clandestino”. Estaba por culminar la primera etapa de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que en seis meses recolectó casi cien mil firmas. Con cintas verdes se identificaban los manifestantes, y muchas mujeres cubrían sus cabezas con pañuelos verdes con la leyenda que presidió el acto y encabeza esta nota: “...para no morir”. Otras llevaban los pañuelos atados al cuello y algunas otras, jóvenes, los usarían como velo para cubrir sus caras cuando, desnudos los pechos pintados, danzaran al corear las consignas junto a los redoblantes.
Con la melodía del carnavalito humahuaqueño: “Si el Papa fuera mujer/ el aborto sería ley./ ¡Basta de patriarcado/ y que nos digan lo que hay que hacer!”, y también: “Quiero ponerme el forro/ y con alegría poder coger”.
Una mujer de piel cobriza sostenía un cartel: “Comunidad Barrio Toba de Rosario. Presente. Aborto libre y gratuito en todos los centros de salud”. El múltiple aspecto de la múltiple concurrencia, los colores de pelo y de piel, las edades, las ropas, venían a reproducir la diversidad que, siendo característica de la sociedad argentina, rara vez se hace presente en sus manifestaciones. Miles de personas se encolumnaban a lo largo de la Avenida de Mayo y, a las 16.50, empezaron a marchar.
“Sí, sí, señores,/ prohíben el aborto/ los curas abusadores” era la más fuerte de las muchas consignas que cuestionaban a la Iglesia Católica. “De nuestros ovarios/ saquen sus rosarios”, e incluso “Iglesia, basura: vos sos la dictadura”. Pero la consigna más clara y precisa era: “Qué destino, qué destino:/ muere una mujer por día/ por aborto clandestino”. Y, siendo ayer el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer, “Se va a acabar,/ se va a acabar/ esa costumbre de golpear”.
Es que “no permitir que la mujer decida sobre su cuerpo también es violencia”, advertía Liliana Morales, de Mujeres al Oeste, mientras “¡Nosotras parimos! ¡Nosotras decidimos!”, cantaban las chicas y bailaban.
También había hombres, como Alfredo Luna, licenciado en enfermería: “Junté 700 firmas para el petitorio”, se enorgullecía, y comentaba: “A mi hermana la mató su marido, un policía; como no hubo justicia, lo que me quedó fue luchar para que esto no ocurra más”. Diego Di Risso, del Hospital Maternoinfantil de Grand Bourg (recientemente despedido, con otros 27 trabajadores, “por oponernos a la privatización de neonatología”), contaba que allí “se atienden por mes 200 casos con hemorragias terribles por abortos ilegales; una de cada diez fallece”.
La multitud había cruzado la 9 de Julio y entraba en Plaza Congreso. “Borombombón, borombombón,/ mi cuerpo es mío: ¡mi decisión!” Cada provincia venía con su problemática: “En Entre Ríos los legisladores, muy influidos por la Iglesia, quieren modificar la ley que permite la educación sexual en las escuelas”, denunciaba Alicia Genolet, de la Facultad de Trabajo Social de Paraná. En cambio, en Neuquén, “la obtención de firmas tuvo muchísimo éxito, y la Iglesia (bajo la memoria del obispo Jaime de Nevares) reaccionó con discreción”, contó Ruth Zurbrigen, del grupo Las Revueltas. Mucho más cerca, en Villa Cildáñez, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, “muchas veces las familias no dicen la verdad: que se les mueren las chicas por abortar. Nosotros, porque somos de allí, lo sabemos”, contaba Alodia, de Mujeres de Izquierda.Ya llegaba al Congreso la cabeza de la columna. Liliana Daunes y la actriz Cristina Banegas leyeron el documento, que pide: “Despenalizar y legalizar el aborto para que las mujeres que decidan interrumpir un embarazo en las primeras doce semanas de gestación tengan atención segura y gratuita en los hospitales públicos y obras sociales de todo el país”. También, “el cumplimiento de la resolución ministerial sobre la atención humanizada del pos-aborto y la efectiva atención a mujeres y niñas que deciden abortar en los casos en que peligra su vida y su salud o ante embarazos causados por violación, que el Código Penal ya exime de pena”.
El documento propone “la conformación de una comisión tripartita, formada por organizaciones de mujeres y otras, y representantes de los poderes Legislativo y Ejecutivo” para elaborar un proyecto de ley. La declaración fue recibida por los legisladores María Elena Barbagelata, Marcela Rodríguez, Margarita Stolbizer, Claudio Lozano y los electos Silvia Ausburger y Edgardo De Petri, que acompañaron la marcha.
“Siga, siga, siga el baile,/ al compás del tamboril,/ que tenemos las mujeres/ el derecho a decidir”, cantaban todavía las chicas mientras sus pechos, ya cubiertos, quedaban a la espera de ser despintados.

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