El célebre jefe mafioso estadounidense John Gotti murió ayer a los 61 años, víctima de un cáncer de garganta. Cumplía una cadena perpetua por asesinato y chantaje, pero había sido trasladado desde una prisión de máxima seguridad hasta un centro médico de Missouri para tratar la enfermedad que lo aquejaba desde 1998. Gotti –líder de la familia criminal Gambino– había comenzado su carrera en Nueva York como asaltante de camiones pero se hizo famoso cuando realizó un crimen por venganza, lo que lo llevó a la cárcel por un breve período. Una vez liberado, pudo ascender en la jerarquía delictiva de la familia con la ayuda de Sammy Gravano. Junto a él planeó el asesinato de otro jefe de la mafia, “Big Paul” Castellano, que cometió en 1985. Reconocido por su buen trato con la prensa y sus trajes caros, fue portada de la revista Time como la nueva cara del crimen organizado. Después de tres absoluciones en diversos juicios, fue sentenciado a cadena perpetua en 1992. El FBI –que lo vigilaba desde hacía tiempo– basó sus acusaciones en cintas grabadas donde se oía la voz de Gotti discutiendo sobre todo tipo de “negocios” delictivos, incluyendo homicidios.