Mié 12.06.2002

SOCIEDAD  › LA ARGENTINA QUE SE PASEA DESNUDA POR CHILE

Un terremoto en Santiago

Lucía F. tiene 17 años y vive desde hace tres en Chile. Ahora participa de un “proyecto multimedia” con un artista también argentino: pasea desnuda, día y noche, ante la mirada atónita de los chilenos.

De pronto el temporal fue apenas un recuerdo: una lolita de 17, “virgen y argentina”, sacó a Santiago de la modorra y la húmeda melancolía que las inundaciones de la semana pasada le habían dejado impregnada. Lucía Fernanda F., estudiante del “cuarto medio” –como se le dice al último año del secundario en Chile– se pasea, complotada con el artista argentino Luizo Vega, desnuda, con temperaturas de entre ocho y diez grados, por los barrios vip de Santiago, una ciudad famosa por su conservadurismo, algo que los chilenos llaman “ser cartucho”. Cartuchos o no, lo cierto es que esta “Baby Vamp”, el personaje que Lucía protagoniza en la obra multimedia de Vega, despertó desde los ásperos gritos de júbilo en los obreros de la construcción de Providencia, pasando por el aplauso cerrado de cuadras enteras, hasta la censura de la empresa de subtes que impidió ayer que la chica se sacara la ropa y hasta se tomara el metro para continuar con la performance de la que todo Chile habla.
Fue hace un año y medio que Lucía F. decidió que quería ser modelo. Pero en esos comienzos casi púberes, la hermosa y moderna pelirroja era aún una chica con ciertos principios alejados del escándalo que ahora provoca cada vez que aparece sin ropas en lugares públicos. “Había prometido que nunca me desnudaría, como si eso fuera algo malo”, le dice a Página/12 desde una peluquería donde la peinan, también desnuda, una actividad más en el trajín cotidiano que cada día de esta semana le propone su protector Luizo Vega. ¿Quién es Baby Vamp? Lucía vivió en Argentina hasta hace tres años, cuando la familia partió a Chile, patria de su madre. Allí empezó todo. “Ella forma parte del nuevo proyecto de Kristofer, el personaje que he decidido encarnar durante todo este año. Ella es la estrella que junto a Kristofer protagonizará un musical erótico electrónico llamado Dracool-A.” El delirio artístico de Vega, con dos años en Santiago y un tono que no desea pero que le sale bien chileno, incluye a este tal Kristofer (con K), una especie de mesías reencarnación de Krishna, Cristo y Lucifer, hijo de Madonna –quien vendría a ser la virgen–.
Baby Vamp no sabe aún –dicen ella y su creador– de personalidades complejas como la de su partenaire Kristofer. Pero ayer se puso un tanto más Vamp que Baby. En un conocido centro comercial de Providencia se la vio llegar desnuda –con su uniforme de zapatillas, lentes y mochila al hombro– pero esta vez para ir a comprar la ropa de una vampiresa sadomasoquista. Lo extraordinario de la muchacha no sería, según la opinión de Luizo Vega, solamente el cuerpo de modelo y la virginidad que acusa Lucía, sino el desplante, el desparpajo que exhala cuando camina en el espacio público, seguida por el preocupado Kristofer que la cuida con una frazada en la mano para el momento en que lo performático termina.
Ayer fue un día fuerte, coinciden. Comenzaron viendo a la madrugada la tapa entera que el diario Las últimas noticias le dedicó a la adolescente desnuda. Fue entonces cuando Lucía Fernanda sintió que lo que había hecho “provocó una pequeña revolución”. Al menos para su madre, que “se enteró anoche y se puso a llorar cuando supo”. “Dice que la decepcioné, pero después se fue relajando porque le expliqué que se trata de mi rol de modelo, que sólo lo haré por una semana y de verdad nunca más pienso volver a hacerlo”, explica. Lucía es de una familia de clase media formada por mamá chilena, papá argentino y tres bambinos. El mayor, de 18, está feliz con la actuación de su hermana y la súbita fama. A la menor, de 9, ayer prefirieron no enviarla al colegio. “Hablamos y le expliqué que solamente estaba modelando, que no lo hago ni siquiera por dinero, y que además si llego a ganar con mi carrera, aunque sean diez pesos, los voy a compartir con ella.”
Consolada la familia, en realidad no se sabe qué opina el padre de la criatura, un argentino que vive aquí y que tiene una empresa de pintura próspera a pesar de todo. Por lo menos a Lucía no le gusta nada la idea de que el cronista se comunique con su padre. Prefiere que las cosas se sigan sucediendo como hasta ahora, sin previsiones. Ella aceptó la invitación deLuizo Vega hace apenas unos cinco días. Aunque ella siempre pensó que “sería interesante ver cómo es la reacción de la gente si una persona, gorda o flaca, caminara desnuda por la calle”, nunca pensó verse en ese lugar soñado para otros. Y por sobre todo deja claro que “fue una decisión propia”. “Que nadie piense que a mí me lavaron el cerebro”, dice. Fue más simple que eso: después de descubrirla en la disco Tantra, en unas fiestas llamadas Tecno Fashion, Luizo Vega, le propuso: “¿Querés protagonizar un bolonqui durante una semana en Santiago?”. Y ella, dijo que sí. Luzio Vega, el hombre que imaginó a Baby Vamp, tiene grandes planes. Hasta una película pronta a ser filmada. Mientras tanto sigue paseándose por la “cartucha” Santiago y levantando elogios de la platea: hasta ahora, cuenta la propia Baby, solo le han gritado “cosas lindas”. Hasta los fornidos obreros que a su paso le gritan el famoso piropo chileno: “¡Cosita linda! ¡M’hijita rica!

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