En más de 30 allanamientos realizados en los últimos días, la policía logró desbaratar totalmente una banda dedicada al narcotráfico y los secuestros extorsivos. El grupo había organizado doce secuestros en un año y medio, entre ellos el del empresario textil Abraham Awada y el de Cristian Riquelme. En los operativos –el último tuvo lugar ayer–, la policía detuvo a diez personas e incautó teléfonos celulares, armas de grueso calibre, explosivos, alhajas y una cantidad considerable de marihuana lista para ser comercializada. Además, los efectivos encontraron cerca de 30.000 pesos en efectivo, lecops y patacones.
“Los detenidos están absolutamente vinculados con los secuestros de Awada, Riquelme y otros empresarios ocurridos en la Capital y la zona de Zárate-Campana”, anunció el jefe de la DDI San Isidro, Aníbal Degastaldi. La Matanza, Moreno, José León Suárez, Loma Hermosa, San Miguel y San Martín fue donde se hizo el procedimiento.
Según la policía, la banda comercializaba drogas en villas de San Martín y se nutría de asaltantes que en un comienzo asaltaban bancos y blindados para generar nuevos recursos. Corralito mediante, la metodología cambió. “Se iniciaron en el camino de los secuestros extorsivos y luego se dividieron los roles: mientras algunos se encargaban del secuestro de empresarios, otros hacían lo mismo con malvivientes y en estos casos además de dinero reclamaban droga como rescate”, contó Degastaldi.
Con el dinero obtenido, asegura la policía, solventaban sus gastos y lo reinvertían en el mundo de la droga. “Lo importante es que se tome conciencia de lo que se trataba, porque estaba todo dado para la formación de un cartel de droga en el Gran Buenos Aires”, alertó el jefe policial. Los secuestros tenían una ruta parecida: alguien pasaba la información a la banda, ésta la chequeaba y hacía su propia inteligencia para luego enviar a un grupo de “duros” –delincuentes con importantes antecedentes– a cometer el secuestro. Después, trasladaban a la víctima hasta alguna vivienda donde otras personas –generalmente con menos o ningún antecedente– jugaban un papel menor como cuidadores.
Los diez detenidos, de entre 25 y 45 años, cumplieron funciones esenciales –desde hacer inteligencia hasta la negociación con la familia de la víctima– tanto en el secuestro de Riquelme como en el de Awada y otras diez personas más. Se calcula que, con los secuestros, la banda habría recaudado casi un millón de pesos.