SOCIEDAD › LA QUERELLA PIDE ANULAR LA SENTENCIA EN UNA CAUSA POR ABUSO
El acusado, profesor de un jardín de infantes, dijo que el fin de los padres de los niños era “obtener un rédito económico”. La querella insiste en que hay pruebas suficientes para revisar la sentencia.
Un día después de que el docente Fernando Melo Pacheco fuera absuelto de culpa y cargo por un tribunal marplatense, su nombre y el propio docente retornaban a los medios para intentar sellar su lectura de la historia como algo definitivo, envalentonado con el resultado del juicio y con el procesamiento de dos psicólogas y dos padres. El caso siguió tan o más polémico que el primer día. Porque a las declaraciones del docente se le sumaron en sentido estrictamente contrario las de sus acusadores y las de una de las psicólogas procesadas, quienes insistieron en que el tribunal había desechado pruebas clave de la acusación. El abogado de una de las nenas anunció que pedirá a Casación que anule la sentencia.
“Todos estos padres iniciaron un juicio civil al Obispado. Ahí empecé a entender por qué actúan los padres así. Evidentemente aquí hay una instigación de terceros para sacar rédito económico de todo esto”, dijo Melo Pacheco, intentando prenderse a cuanto micrófono o cámara se le cruzara en el camino.
Del otro lado, el abogado Julio Razona anunciaba que apelaría la sentencia ante la Cámara de Casación por una sumatoria de vicios. “El tribunal llamó como testigo a un cura que está coimputado por el mismo hecho pero que su causa fue separada de ésta y aún está en apelaciones”, sostuvo Razona.
“Para mí el tema ya se terminó –aseguró Melo–. Si los padres quieren apelar, que entiendan que los únicos que sufren acá son los chicos porque seguirán siendo sometidos a distintos estudios que no ayudarán en nada.”
El Tribunal 1, compuesto por los jueces José Martinelli, Esteban Viñas y Alfredo Deleonardis, consideró que no existía evidencia física del abuso por el que era acusado Melo. Además, no encontraron soporte psicológico que avalara el relato de los chicos.
El abogado Julio Razona dijo a Página/12 que “hay elementos suficientes para que la sentencia sea revisada por Casación. Los jueces no tuvieron en cuenta una gran cantidad de testimonios de psicólogos que dan cuenta de que son al menos trece los chicos que han padecido abuso sexual”. Razona, además, dijo que todos los informes preparados por la psicóloga del Tribunal de Menores, Adriana Vitali, y los preparados por la psicóloga particular Ana María Birades, ambas procesadas, fueron desestimados porque por norma procesal toda prueba que nace de un hecho cuestionado deviene anulada. “Si hubieran sido ellas dos solas –agregó Razona–, pero hubo una docena de psicólogos, estuvieron los peritos de la Corte que coincidieron en los abusos.” Lo mismo señaló Birades, todavía conmocionada por el procesamiento de que había sido objeto. “Estoy abrumada –dijo Birades–. Los niños recordaron situaciones traumáticas. Es imposible que lo hayan inventado y que la versión se sostenga en el tiempo.”
Por su lado, la abogada de Melo, Patricia Perelló, cargó contra las dos psicólogas y por algún momento también contra la psicología. “Por fin queda demostrado que con todas estas porquerías psicologistas no se puede demostrar nada”, dijo a este diario. Perelló sostuvo que “lo que hicieron esas dos mujeres (las dos psicólogas procesadas) no tiene nombre”.
“Una de las pruebas desestimadas –agregó la abogada Perelló– es la que decía que una niña había sido infectada de clamidia tracomatis, una enfermedad venérea de transmisión sexual. Al docente no le encontraron anticuerpos, lo que quiere decir que jamás tuvo esa enfermedad.”
“La nena –refirió el abogado Razona– dijo en su léxico y en lo que ella puede entender, que el profesor le había hecho pis. Esa enfermedad se contagia por contacto sexual o durante el parto porque la madre es portadora. Pero esta nena nació por cesárea.”
La participación del Obispado también estuvo en cuestión durante y al finalizar el juicio. El colegio en el que trabajaba el docente pertenece al Obispado de Mar del Plata. “El Obispado trajo a dos excelentes psicólogas –señaló Perelló– y no las dejaron actuar. En cambio, el juicio se venía fundando en la actuación de las dos procesadas.”
El punto de vista de Razona fue diferente: “El Obispado se quiso presentar como parte en el juicio y la jueza Patricia Gutiérrez le rechazó el pedidoy dijo que no tenía nada que ver en el caso. Pero después, el mismo Obispado presentó a unas perito psicólogas, y el nuevo juez de menores del caso, Néstor Salas, las aceptó como válidas. Cómo van a aceptarlas si son presentadas por alguien que no es parte, y que en una instancia anterior fue rechazado como parte”. Razona además sostuvo que esas peritos tomaron informes a los chicos, “a solas, sin la presencia de los padres, y las declaraciones fueron tomadas como válidas; dejaron de hacerlo cuando presentamos una queja”. Pero lo que Razona no podía comprender era que el tribunal “aceptó como testigo al cura Alejandro Martínez, que está imputado en otra causa desdoblada de ésta por los mismos hechos”.
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