Jue 06.04.2006

SOCIEDAD

Pedido de reclusión perpetua para el caso de la francesa asesinada

La familia y el fiscal solicitaron la pena máxima para el vigilador privado acusado de la violación y muerte de la estudiante.

El juicio por el crimen de Perine Bermond llega a su fin. Los abogados de la familia de la joven francesa y el fiscal reclamaron ayer que fuera condenado a reclusión perpetua el vigilador privado Pablo Olivares, detenido por el homicidio de la estudiante, cometido en abril de 2004 en un departamento del barrio porteño de Retiro. La defensa pidió su absolución. En la audiencia estuvieron presentes los padres y unos tíos de la joven. Hoy, a partir de las 9, el acusado podrá decir sus “últimas palabras” antes de que se conozca el veredicto.

La audiencia en el Tribunal Oral Criminal 9 de la Capital Federal comenzó alrededor de las 10 de la mañana. Durante poco más de dos horas alegaron los abogados querellantes Luis Velazco y Alfredo Battaglia, quienes consideraron a Olivares como el autor del homicidio “criminis causa” de la francesa, es decir que fue cometido para ocultar un delito previo, que en este caso fue la violación.

Al mediodía llegó el turno del alegato del fiscal de juicio, Horacio Michero, quien se sumó al pedido de Velazco y Battaglia y reclamó la reclusión perpetua para Olivares, acusado de “abuso sexual con acceso carnal en concurso real con homicidio calificado criminis causa”, según consideró la Justicia de primera instancia al procesarlo con la prisión preventiva.

Por su parte, la querella destacó los peritajes de ADN realizados en el marco de la causa, que no permitieron descartar que restos de semen encontrados en el cuerpo de Perine pertenecieran al vigilador.

De acuerdo con la investigación, la violación de la joven fue por dos vías, anal y vaginal, y en ambas se encontró semen cuyo grupo sanguíneo coincide con el de Olivares, pero como el cuerpo fue encontrado después de 48 horas del hecho, ya no había elementos, como espermatozoides, para determinar con exactitud si el semen era del acusado.

“De eso se agarró la defensa”, contó una fuente cercana al caso. “La sangre del semen encontrado en la víctima que es del mismo tipo que la del acusado, más los testigos que lo incriminan y las pericias que se hicieron llevan a pensar que es el responsable.”

Por su parte, el abogado de Olivares, Vicente Mainike, pidió la absolución de su asistido por entender que “durante el juicio no se reunieron pruebas suficientes para condenarlo”, ya que “ninguno de los estudios de ADN comprometieron a Olivares y algunos, incluso, lo excluyeron de la escena del crimen”.

A la hora de pedir la condena, los querellantes y el fiscal tomaron en cuenta además el perfil psicológico del acusado y sus conductas sospechosas, tales como “mentiras que dijo a actuales testigos de la causa y la adulteración del libro de registro de ingreso del edificio donde vivía la víctima, en el que había datos, como el número de pasaporte, que ya se confirmaron que son falsos”.

Según contó la misma fuente, “las amigas francesas de la víctima declararon que Perine no le abría a nadie que no conociera”. “En Francia tienen la cultura –apuntó– de que los vigiladores protegen y por eso se confía en ellos. Ella (Perine Bermond) le abrió porque lo conoció.”

Perine Bermond, de 25 años, fue hallada asesinada el 12 de abril de 2004, cuando la policía llegó al departamento del octavo piso 36 en el edificio de Florida 878, a raíz del aviso de unas amigas, también francesas, que estaban preocupadas porque no tenían noticias de Perine.

La joven, que estudiaba Administración de Empresas en la Universidad Católica, estaba tendida en un sofá, vestida con un pijama y con un cuchillo clavado en la garganta. La autopsia había determinado que la chica murió asfixiada luego de ser golpeada.

Durante el juicio, Olivares se declaró inocente y afirmó que jamás podría haber abusado de la joven porque a los 13 años fue violado y, desde entonces, tiene problemas para mantener relaciones sexuales.

Para el vigilador, el asesino podría ser Sergio Domínguez, un empleado de una inmobiliaria que había alquilado el departamento a Bermond. Sin embargo, los investigadores entendieron que la visita de Domínguez nunca existió y fue asentada por Olivares en los registros de visita al edificio para desviar la pesquisa.

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