Mar 06.06.2006

SOCIEDAD

Tres muertos en Laferrère por una interna dentro de la cumbia villera

El bajista de Supermer-K2, Alejandro Mamani, y otros dos jóvenes murieron al tirotearse por una interna del grupo, cuando llegaron a un cumpleaños al que no habían sido invitados.

Laferrère era una fiesta. Pero los ánimos se calentaron en la madrugada del domingo, cuando un Fiat Palio con la música a full estacionó en la calle Almeyda. Del auto azul se bajaron Alejandro Mamani, bajista de la banda de cumbia villera Supermer-K2, conocido en el ambiente como El Boliviano, y cuatro amigos. A los dueños del cumpleaños, según ayer reconstruían los investigadores, no les gustó nada la visita. Sin embargo, no quisieron frenarlos de entrada. Se instalaron en la pieza y el patio donde unos sesenta jóvenes de Los Altos de Laferrère, zona oeste del Gran Buenos Aires, bailaban y festejaban junto al cumpleañero. Hasta que un desacuerdo llevó a otro, y éste al intento de echarlos, y por fin la expulsión, a los tiros. Alejandro sacó una 9 milímetros. Alguien en la fiesta sacó otra. Todo terminó con tres jóvenes muertos a balazos. Confundidos, los pesquisas buscaban a Mamani hasta ayer a la tarde, cuando se dieron cuenta de que era uno de los caídos.

El fiscal Gustavo Barco, de la Unidad Funcional de Investigación 4 de La Matanza, suele pasar su turno de una semana visitando morgues y escenas del crimen con cada vez más habitualidad. El promedio de muertes dolosas cada semana está en cuatro. Sumados a los accidentes, los suicidios y los dudosos suelen colapsar la morgue local, que ayer estaba llena. Fue justamente allí donde el padre del bajista de Supermer-K2 reconoció a su hijo entre las víctimas de lo que hasta entonces se suponía era un ataque de un solo bando. Los amigos de Adrián insistían que nadie había repelido los tiros de Mamani. “Es imposible. Mamani tiene dos tiros en el pecho. Hay un detalle: encontramos seis vainas en el lugar, las seis de la misma arma calibre 9 milímetros. Y por otro lado hallamos otras dos, del mismo calibre, pero de otra arma. Esto significa que tiene que haber habido una respuesta a la agresión de la que todos hablan”, le dijo a Página/12 una fuente de la fiscalía.

Las huellas de la pelea son usadas por los investigadores para reconstruir el crimen: las balas estaban justamente allí donde cayeron, de un lado y del otro, los batidos a duelo. Hasta anoche, y tras tomarle declaración al único detenido por el triple homicidio, de apellido Galván, en la fiscalía creían que la cosa terminó en enfrentamiento cruento. “Por el lugar donde quedaron es evidente que hubo disparos desde la salida de la casa a la vereda, y desde la calle, cerca del auto”, contó una fuente de la investigación. Hasta tal punto había llegado la confusión de la policía tras el tiroteo que se creyó que uno de los muertos se llamaba Juan Barreda, de 19 años. “Finalmente nos dimos cuenta de que ese es el nombre que dio el propio Mamani cuando cayó herido antes de morir”, dijeron en la comisaría 18 de Laferrère.

Los muertos de la madrugada del sábado son, además de Mamani, Esteban Sosa, de 18, y Bernardo Florentín, de 17. Ayer los velaban en los barrios El Tubo y 22 de Enero, de Laferrère. Además de las víctimas fatales, los tiros les dieron a otros dos jóvenes que pasaron por el hospital Paroisien y fueron dados de alta –Jorge Cabral, de 18– y otro adolescente, de 17. El fiscal Banco le dijo ayer a una agencia de noticias que “como parte de las investigaciones del caso fue aprehendido un joven”, que sería el conductor del Palio azul en el que se habían escapado los amigos de Mamani. Se trata de Rubén Galván, de 27, quien habría sido el manager de la banda de cumbia villera. El grupo, según algunos datos que maneja el fiscal, habría estado en una crisis que derivó en un enfrentamiento interno. Por eso los investigadores no lograban aclarar si el detenido era cómplice de Mamani, el que comenzó el tiroteo, o si era uno de los del bando contrario.

Sabedores de que un sábado a las cinco de la mañana hasta la más férrea de las amistades tambalea cuando los consumos han sido demasiados, los investigadores preferían ayer esperar a recibir más testimonios para aclarar lo pasado. “Nos dicen que Alejandro era de andar armado –reveló una fuente judicial–. Pero es evidente que los demás también lo estaban.No nos resulta muy rara la situación, y es probable que tal como estaban a esa hora ni siquiera se acuerden mucho de por qué comenzó todo.”

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