SOCIEDAD › TRAS UN PAGO, HUBO OTRO LLAMADO POR ORSOMARSO
› Por R. K.
La familia del empresario Luis Orsomarso pagó un rescate de 80 mil pesos, pero todo indica que fue a una banda que no tiene cautivo al vendedor de autos usados. En la noche del domingo hubo una nueva llamada, al teléfono del suegro de Orsomarso, supuestamente de otra banda que es la que efectivamente dice tener al secuestrado. De todas formas, el trasfondo de todas las movidas es la pelea entre la familia Orsomarso, apoyada ahora por el ingeniero Juan Carlos Blumberg, y los investigadores policiales y judiciales, que han sido marginados por los Orsomarso. Como ya adelantó Página/12 en exclusiva al día siguiente de la desaparición del empresario, los investigadores no creen que se trate de un secuestro extorsivo tradicional.
Luis Orsomarso, un hermano y un allegado tienen –según afirman en La Plata– causas por tenencia de autos robados y mellizos. Es más: un coche que estuvo en la agencia fue usado en uno de los robos más sangrientos del 2005, el asalto al Bingo de Moreno. Por lo tanto consideran que en esta desaparición de Orsomarso hay otros ingredientes: dinero que le debía o que reclama alguna banda pesada de robo de autos con la que mantenía relaciones, o una venganza. En las escuchas judiciales de los primeros días, uno de los familiares de Orsomarso comenta: “Es un vuelto que nos puede venir de cualquier lado”.
Por lo que aparece en los expedientes anteriores del empresario y sus socios, parece cantado de que operaban en el rubro automotores con complicidad policial, ya que algunas de las causas tienen todo el aspecto de estar armadas para “luquearlos”, como se dice en el argot policial cuando se habla de sacarle una coima a alguien que está en una situación irregular. Por ejemplo, existe una causa por un delito rural contra Orsomarso en Vicente López, algo que llama la atención porque difícilmente allí se produzcan delitos rurales.
Todos estos elementos no borran el hecho concreto de que el vendedor de autos está desaparecido desde hace 12 días y que está en manos de una banda que o bien le está exigiendo, por algún negocio anterior, una cifra de dinero para dejarlo libre, o bien perpetró una venganza en su contra. El día del secuestro, dos sujetos vestidos de policías entraron en su concesionaria, conversaron con él y terminaron llevándoselo. Los investigadores creen que se conocían. En todo caso, la desconfianza prima por ambas partes.
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