SOCIEDAD › OCURRIO EL VIERNES A LAS 15 EN LA ESTACION CALLAO
Habrá que empezar por recordar que la violación es un delito que ubica a la víctima bajo sospecha como si se tratara del victimario; habrá que seguir diciendo que la mayor parte de las veces, la víctima oculta el hecho por la vergüenza social que le provoca; y habrá que concluir que, para colmo, la obtención de pruebas es casi tan apremiante para la víctima como la propia violación. Una vez recordado esto, se podrá decir que una joven de 21 años denunció el lunes pasado haber sido violada en la estación Callao del subte B, el viernes 16 a las tres de la tarde. Según la denuncia, un hombre tomó a la joven por la espalda cuando el tren partía y la arrojó al piso del andén que había quedado vacío. La tomó de los pelos y la arrastró hasta la escalera, donde junto a otro asaltante le quitaron la mochila y mientras uno vaciaba el bolso, el otro la manoseaba y la violaba. La chica, aterrada, dijo que tomó el subte, regresó a su casa, pero recién pudo revelar a su madre lo que le había ocurrido el domingo. El caso lleva la carátula provisoria de averiguación de violación.
“Cuando entraba al subte y se cerraban las puertas, sentí que me tiraban de la campera para atrás. Yo pensé que era alguien que se estaba cayendo y se agarró de la campera. Entonces yo me caí de espaldas al piso –dijo la estudiante–. Mientras estaba en el piso, vi que las puertas se cerraron y el subte arrancaba y no quedó nadie más en el andén. Entonces sentí que me levantaron de los pelos y me llevaron hasta una escalera, donde pasó todo”, aseguró la víctima.
La madre confirmó todo y agregó que “le apuntó con un cuchillo, le dijo que si hablaba la mataba y la hizo caminar hasta la escalera que lleva al piso intermedio, donde se encuentran las boleterías y las escaleras de salida a la calle. Allí, en el primer descanso de la escalera de abajo había un cómplice que le sacó la mochila y desparramó el contenido en el piso, la billetera incluida, buscando plata”.
Según la madre, uno de los hombres la tomó de las muñecas y, mientras la manoseaba, amenazó con violarla si no le daba plata. “Le bajó el pantalón y la violó, mientras que el otro delincuente lo apuraba.” Después, los dos hombres huyeron. “Los dos tipos son conocidos, me han dicho que en la estación los conocen –aseguró Mabel, la madre de la víctima, a Página/12–. Son dos y a veces cuatro, tienen alrededor de 30 años y saltan de andén en andén para robarle a la gente cuando arranca el subte. El conductor tiene que haber visto todo porque tienen esos espejos retrovisores colgados en el techo de la estación. Por eso no se detuvo, porque los conocen.”
Mientras la chica juntaba sus cosas diseminadas en la escalera, un hombre que se disponía a tomar el subte bajó por la escalera y al verla le preguntó qué le había pasado. Ella le respondió que la habían asaltado. Después, tomó el subte en dirección a Avenida de los Incas, donde debía encontrarse con su madre según lo habían planeado. En el encuentro, la chica sólo dijo que la habían asaltado. “Pedimos una urgencia psiquiátrica porque la habían robado y manoseado y estaba muy nerviosa, pero recién el domingo ya no se pudo contener y me lo contó todo.”
La chica ahora será citada por la fiscalía 37, de Horacio Amelotti, para declarar una vez que se encuentre en condiciones psíquicas para hacerlo.
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