Pasado el mediodía, el sol bailoteaba a un costado de la ribera rioplatense, sobre el techo de lona de My friend David, el bolichón-carpa del puerto de Olivos que para ser martes al mediodía se mostraba rebosante de comensales. Dentro del bolichón, las mesas dividían aguas: María Elena Usomis –madre de Axel Blumberg–, amigos, familiares y miembros de la Fundación Axel por un lado; un grupo de abogados en el fondo, entre los que se encontraba Sergio Moreno, defensor oficial de Martín “el Oso” Peralta; otro en el medio y dando espaldas a la mesa Blumberg, entre los que se encontraba Pamela Bisserier, asesora de menores y defensora de “la Colo” V., y por detrás del otro extremo de la mesa Blumberg departían dos de los acusados, el comisario Juan José Schettino y el subcomisario Daniel Gravina, con sus abogados. Faltaban Juan Carlos Blumberg, 15 de los 17 imputados y el tribunal, para que el martes My friend David se transformara en el escenario de apertura de uno de los juicios más esperados, por el secuestro y crimen de Axel Blumberg.

En realidad, la división de mesas vino a ser una repetición del escenario que a pocos metros y horas antes, a las 9.30 puntualmente –tal como había dispuesto el Tribunal Oral Federal 2 de San Martín–, se iniciara con la primera audiencia del juicio que se calcula llevará unos tres meses y citará unos 190 testigos. El escenario mismo del juicio, de todos modos, fue tan inusual como lo habría sido el bolichón carpero: los jueces decidieron realizarlo en la Escuela de la Prefectura Naval, en Corrientes 180, sobre el mismísimo puerto de Olivos y a unos cuantos kilómetros de la sede natural de la Justicia federal en San Martín.

Ayer, la apertura del juicio convocó demasiadas expectativas para lo que terminó siendo una extensísima lectura de la acusación fiscal seguida por la acusación de la querella, lo que demandó casi la totalidad de las cinco horas cincuenta minutos que llevó la audiencia. Presentes estuvieron, por un lado, los 17 acusados, incluyendo al Oso Peralta, José “el Negro” Díaz y C.D. (menor al momento del delito, igual que la Colo, el chico S.M. y M.M.). Los cuatro detenidos siendo menores recibieron la contención de cuatro encargadas del Pronaju, un programa de protección de menores dependiente de la Secretaría Nacional de la Niñez. También estaban Andrea Flores, pareja del Oso; Andrea Mercado, Pablo Díaz, Daniel Sagorsky (acusado de cortar autos robados), Reinaldo “el Paraguayo” Martínez, Gravina y Sche- ttino (los dos federales ya mencionados), y Gustavo Arroyo y Eduardo Orellana (se retiró con anuencia del tribunal apenas iniciado la audiencia), los últimos dos cuyos nombres desataron cruces y alguna tensión entre las partes y el propio tribunal.

Tanto Orellana como Arroyo fueron motivo de tenso debate porque en ambos casos los abogados pidieron que se hiciera un juicio aparte. En el caso de Orellana, el tribunal aceptó que se retirara, según el abogado Roberto Durrieu (h) a contramano de la postura previa de los jueces. El caso de Arroyo quedó para resolver hoy.

También quedó para hoy el pedido de Bisserier, defensora de la Colo, quien planteó que en los traslados de ida y vuelta a las audiencias su defendida no viajara con los otros tres menores, “por ser varones y porque se siente violentada de viajar con su ex pareja (para el caso, C.D.), y porque la ley la asiste”. El presidente del tribunal, el juez Daniel Cisneros, no pareció demasiado de acuerdo y si previo al juicio había ordenado que éste se realizara a puertas cerradas para protección de los menores, ahora el pedido se aparecía como una pretensión desmedida.

Hoy, a las 9.30 continuará el juicio. Los detenidos tendrán la oportunidad de declarar y luego será citado a testimoniar Blumberg.