Los colectivos son los máximos generadores de contaminación sonora en la ciudad de Buenos Aires. Así lo confirma el mapa estratégico de ruido elaborado sobre la zona de mayor polución de la ciudad. El estudio fue realizado en base a encuestas a la población, pero también a partir de la aplicación de un programa informático de simulación, con datos sobre el flujo del tránsito y mediciones objetivas. En el segundo lugar del ranking de generadores de ruido se encuentran los camiones, principales responsables de que sitios como las avenidas Madero y Huergo, en la zona del puerto, estén entre las más ruidosas de la ciudad, junto a las calles que rodean la Plaza de Mayo. En ambos lugares el promedio diurno supera los 80 decibeles, cuando lo aceptado por la OMS ronda los 60-65 decibeles.

El trabajo realizado por el Ministerio de Medio Ambiente, en conjunto con la asociación civil Oír Mejor y con la colaboración de la Universidad Politécnica de Madrid, consistió en estudiar el área más crítica de la ciudad: 20 kilómetros cuadrados en la franja que va desde Barracas, en el sur, hasta el sector de Palermo que va desde Libertador hasta Santa Fe y adyacentes, pasando por el microcentro, Congreso, Retiro y Recoleta. “El trabajo se hizo sobre el 10 por ciento de la superficie de la ciudad y servirá para realizar el mismo estudio en el resto de la ciudad”, explicó el ministro de Medio Ambiente, Marcelo Vensentini. “No se trata de mediciones aisladas, sino de un diagnóstico integral que permite diseñar políticas ambientales”, agregó.

Las encuestas realizadas a 383 vecinos dieron como resultado que el ruido más molesto es el provocado por los colectivos; la mayoría asegura que tiene mejor tolerancia al ruido en su lugar de trabajo y el 76,7 por ciento sufre interrupciones en sus actividades por efecto del ruido. También se hicieron encuestas a personal médico de hospitales públicos y privados: la mayoría coincidió en que el ruido más molesto es el provocado por el transporte automotor de pasajeros.

Los datos son corroborados por el mapa de ruido, elaborado a partir de la aplicación de un programa que evalúa información sobre el tránsito de cada calle y avenida del área estudiada, arroja los siguientes resultados:

- La máxima contaminación sonora, con valores superiores a los 80 decibeles, se registra en las calles que rodean la Plaza de Mayo y en las avenidas Leandro N. Alem/Paseo Colón y Madero/Huergo.

- Le siguen, en el rango que va de los 75 a los 80 decibeles, casi todas las avenidas de la zona, como Belgrano, Avenida de Mayo, Santa Fe, 9 de Julio, Montes de Oca y Pueyrredón, entre otras. También están las calles con mayor circulación de colectivos, como Charcas, Tacuarí o Río Cuarto y la zona cercana a la Autopista 25 de Mayo.

- Otras calles como Chacabuco, Bolívar y Defensa, con menor flujo de vehículos, producen ruido entre los 70 y 75 decibeles.

- Por las noches, al bajar el flujo del transporte público, algunas avenidas bajan entre 5 y 10 decibeles y las calles internas, hasta 15.

- Los sábados, cuando disminuye el tránsito pesado, se registran menos valores de ruido.

- El horario en que se produce menos ruido es el de las 2 a las 4 de la madrugada.

El mapa plantea escenarios como la eliminación total de los colectivos en una determinada calle, o la derivación del 50 por ciento del transporte de pasajeros; también contempla hipótesis como la renovación de un porcentaje de la flota de colectivos o el pavimento de calles con asfalto poroso.

“Una de las medidas que permite reducir el ruido producido por el tránsito pesado es la conclusión del anillo vial (de circunvalación), que evitará que los camiones pasen por el ejido de la ciudad”, dijo Vensentini. Más complejo es el tema de los colectivos, ya que el transporte de pasajeros está regulado por las autoridades nacionales.

“Un elemento importante es la educación de los choferes: la disminución de las frenadas y las aceleradas bruscas y el no uso del claxon”, agregó Manuel Recuero, director de la carrera de Medio Ambiente de la Politécnicade Madrid. El especialista agregó que en Europa el problema se está resolviendo mediante el uso de motores diesel menos ruidosos y del motor a pila de combustible, que es “el transporte del futuro”. Y puso un ejemplo: “En un barrio de Madrid, el Estado invirtió 1,5 millón de euros para instalar doble ventana en todos los edificios y de esa manera redujo el impacto del ruido”.