SOCIEDAD › LA CORTE CORDOBESA DIO CURSO A SU CAMBIO DE IDENTIDAD SEXUAL
Un fallo del Tribunal Superior provincial admitió el pedido de cambio de sexo de la adolescente. Es la primera vez que el trámite lo inicia un adolescente representado por sus padres.
› Por Horacio Cecchi
El miércoles a la noche, la casa de Nati en Villa Dolores colapsó de los nervios. “Hubo respuesta favorable”, anunció tarde el llamado telefónico que daba cuenta de la decisión del Tribunal Superior de Córdoba. Todos sabían, en casa de Nati, lo que significaba ese término llegado desde la capital cordobesa. “Favorable.” No hacía falta explicar que entonces, sí, Nati podría iniciar su tratamiento médico para aplicarse hormonas femeninas. “Un tratamiento para adecuar su cuerpo a su psiquis”, dice y repite Alicia, la mamá de Nati, eufórica por la noticia, pero agotada por el esfuerzo de los últimos veinte meses, de tira y afloje con la Justicia. Casi un parto, se diría. Nati quiere ser reconocida como la mujer que siente ser, aunque nació varón. Tiene 16 recién cumplidos. Desde hace casi dos años sus padres quieren hacer valer su patria potestad para que, en su representación, se obtenga permiso judicial para el tratamiento que, en definitiva, prepare a Nati para una futura intervención quirúrgica. La Justicia había rechazado la autoridad paterna para representar a Nati en semejante decisión. Pero, el lunes pasado, la Corte cordobesa dio una respuesta “favorable” y autorizó la solicitud.
El fallo fue firmado el 31 de julio pasado por unanimidad por los tres jueces de la Sala Civil del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba, Marita Cafure de Battistelli, María de las Mercedes Blan de Arabel y Domingo Sesín, revocando el fallo que impedía a los padres de Nati ejercer su patria potestad y admitiendo que se continuaran los trámites legales para el cambio de identidad.
A los 13 años Nati reveló a sus padres que se sentía mujer y que quería serlo. A fines de 2004, sus padres, por medio de su patria potestad, iniciaron el trámite legal que requiere toda intervención quirúrgica de cambio de sexo. La intención revelada era iniciar el tratamiento hormonal mientras el trámite jurídico avanzaba. El pedido ante el juez fue validar su patria potestad para realizar el trámite. Pero el juez Rodolfo Alvarez, de Villa Dolores, rechazó el pedido considerando que la pretensión “excede las facultades que la ley civil” acuerda a los padres. En pocas palabras, que la patria potestad no es suficiente para decidir el cambio de identidad sexual.
Los padres apelaron ante la Cámara de Villa Dolores, agregando una solicitud para el tratamiento hormonal. Pero en diciembre pasado, los camaristas José Soria López y Miguel Antonio Yunen argumentaron que la apelación tenía “graves deficiencias formales”, porque solicitaban la autorización para un tratamiento hormonal que no estaba mencionado en la primera instancia. En pocas palabras, dijeron que no podían resolver sobre lo que no estaba resuelto en primera instancia.
Ahora, la Corte provincial decidió sentando jurisprudencia. No es la primera vez que en el país la Justicia autoriza a una persona a cambiar de identidad, pero esa solicitud siempre fue presentada por el interesado/a en su mayoría de edad. Esta es la primera vez en que la solicitud es representada a través de la patria potestad.
En su primer punto, los jueces de la Corte declararon “mal denegado el recurso de casación” que reclamaban los padres a la Cámara luego de ser rechazados por el juez de primera instancia. El rechazo “carece de fundamentación lógica y legal”, sostuvieron los jueces. En su segundo punto hicieron lugar al recurso de casación. Y en tercer lugar, revocaron el fallo del juez Alvarez, “que resolvió desestimar in limine la demanda” y resolvió que a ésta “se le imprima el trámite de ley”.
O sea, a través de sus padres la solicitud de Nati continuará su trámite legal como lo haría cualquier solicitud de un adulto. Deberá recibir la autorización en Córdoba y avanzar clínicamente en La Plata, donde se encuentran los especialistas médicos. “Reconocieron que existe, que es un ser humano –dijo Alicia, la madre de Nati a Página/12–. Hasta ahora ningún juez la llamó para escucharla ni la citaron peritos psicólogos.” La decisión de la Corte abre puertas y alivia. Pero no soluciona el pasaje. Nati sigue viviendo en una ciudad pueblo de Traslasierra, donde el silencio se mastica por la espalda. Cambió de escuela cuando se inició este largo proceso. Sentía que no tenía amigos y que quería poner una supuesta distancia geográfica. Cuando este diario fue a Villa Dolores, en octubre de 2005, iniciaba su recorrido en su nueva escuela, bien recibida por las autoridades pero con resultados ásperos entre los alumnos. Ahora retornó a su anterior escuela. “No es para nada fácil”, dice la madre. La exposición, la trascendencia en los medios lo hacen todo más complejo. Nati no es su nombre. Es el seudónimo protectivo de su identidad como adolescente, pero tampoco es el nombre de mujer elegido. Los de sus padres, Alicia y Javier, tampoco son sus nombres reales sino los que se dan al periodismo. Para Villa Dolores es lo mismo. Todos saben de quién se está hablando y prefieren hacer como si nada. Aunque hablen a sus espaldas.
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