Austria sigue conmovida por la aparición de Natascha Kampusch. Más ahora, que un análisis de ADN confirmó que se trata de la misma chica que desapareció el 2 de marzo de 1998, cuando tenía 10 años. A pesar de los resultados, el padre de la muchacha ya había dicho, el mismo día de la aparición, que la ahora adolescente que estuvo secuestrada en un sótano de una casa en la localidad de Strasshof, durante ocho años, era su hija. Ayer se supo que para escapar aprovechó que su secuestrador, Wolfgang Priklopil, de 44 años, se alejó un poco del lugar de encierro –cuya puerta estaba abierta– buscando mejor señal para su teléfono celular. En tanto, las autoridades policiales creen, sobre la base de lo dicho por algunos testigos del secuestro, que el agresor pudo haber tenido un cómplice. Por el momento, Natascha será aislada del mundo exterior y vigilada las 24 horas por una psicóloga.

Con la investigación en curso, la policía dijo que, según algunas pocas declaraciones de la adolescente, “ambos (ella y el secuestrador) pasaban juntos todo el día; Natascha ayudaba en las tareas de la casa y del jardín”. “El captor –quien murió al arrojarse al paso de un tren, en el norte de la capital austríaca, cuando era buscado por la policía– llevaba un tiempo sin trabajo fijo”, contaron. “Desde mi punto de vista, sí”, evaluó una agente de la policía sobre la posibilidad de que la joven haya sido abusada sexualmente. “Pero ella no es consciente de eso –agregó–. Siempre dice que hizo todo voluntariamente.”

“Pesa 42 kilos, está pálida y asustada”, relató la madre de Natascha, a quien los investigadores describieron como “muy inteligente y culta”. El pequeño cuarto donde estaba encerrada la joven cuenta con un acceso al que sólo se puede llegar a través de un pasillo de 50 por 50 centímetros, con una puerta de hormigón armado que únicamente se podía abrir o cerrar desde el exterior. El espacio tenía, además, baño y sistema de ventilación, y la entrada desde el garaje estaba oculta con un armario.

El agresor, Wolfgang Priklopil, técnico en comunicaciones, mantuvo a la joven encerrada en una habitación de tres por cuatro metros, ubicada dentro de un garage insonorizado. En tanto, vecinos de la localidad de Strasshof dijeron que Priklopil era considerado un hombre solitario, reservado, amable y tímido.

Para el psicólogo policial Thomas Mueller, hay tres características que definen al agresor: “Era alguien que quería ejercer poder y control total. Por eso, limitó la libertad de movimientos de la niña y la encerró; actuó de una forma muy planificada y preparó el hecho minuciosamente; y el secuestrador era extremadamente introvertido, lo que se une a la insensibilidad”.

Natascha no declarará hasta el lunes porque los psicólogos creen que es conveniente darle “un respiro”.