Llevaba 50 personas. Murieron todos menos el copiloto, quien se encontraba muy grave. El piloto confundió la pista del despegue, tomó una más corta, y no pudo levantar altura.
Poco después del despegue, un avión con 50 personas entre pasajeros y tripulación cayó ayer por la mañana en el estado de Kentucky, Estados Unidos, causando la muerte de 49 de sus ocupantes. El sobreviviente es el copiloto y se encontraba en estado crítico. Las autoridades policiales salieron rápidamente a despejar dudas con respecto a un posible acto terrorista y los encargados de la seguridad aérea explicaron que el accidente pudo haber sido causado porque el piloto equivocó la pista y utilizó una muy corta para despegar.
La nave, que pertenecía a la aerolínea Comair, se dirigía a la ciudad de Atlanta y había recorrido 1,6 kilómetro cuando se precipitó sobre una granja cercana al aeropuerto Blue Grass, de Lexington. Las condiciones climáticas en la zona eran buenas.
El vuelo 5191 llevaba 47 pasajeros y tres tripulantes. El único sobreviviente fue el copiloto, James Polehinke, que había sido internado en grave estado en el hospital universitario de Kentucky.
“La tripulación era experimentada y volaba esta aeronave desde hacía algún tiempo”, señaló Don Bornhorst, presidente de la aerolínea Comair, una filial regional de Delta Airlines. El avión era “revisado regularmente y se encontraba en perfecto estado”, aseguró. Bornhorst evitó especular acerca de las causas del accidente, “porque aún está bajo investigación”, remarcó.
Según indicó un funcionario de seguridad aérea, el siniestro se produjo como consecuencia de que el piloto tomó una pista equivocada para despegar. Al parecer eligió la más corta de las dos principales del aeropuerto. “Ese fue un error decisivo y mortal”, sostuvo el funcionario. La pista elegida mide apenas 1067 metros de largo, la mitad que la otra.
La máquina bimotor del tipo Bombardier CRJ-200 de la aerolínea Comair se accidentó poco después de las 6 hora local (7 de la Argentina). Aparentemente la máquina llegó al final de la pista y no logró elevarse en forma correcta. A unos 800 metros de la pista se precipitó sobre el césped. Cuando llegaron al lugar los equipos de rescate, el avión se encontraba en llamas pero no estaba partido. La gran mayoría de los cadáveres yacían carbonizados mezclados con los restos del avión. Una vocera de la Administración Federal de Aviación (FAA), Laura Brown, afirmó que los investigadores de la National Transportation Safety Board (NTSB) estaban llegando al lugar del siniestro en la noche de ayer.
“Creímos que estaba tronando, porque hubo una fuerte explosión, pero después pensamos que era demasiado fuerte para una tormenta y además no estaba lloviendo. Saltamos de la cama y fuimos a ver por la ventana”, relató Peggy Young, una vecina del lugar, que se estaba despertando junto a su esposo. Otros habitantes de la zona dijeron haber oído una explosión que los despertó. “Todo esto es simplemente tremendo”, consideró Nick Bentley, dueño de la granja donde cayó la aeronave y que llegó al lugar minutos después de la caída.
Se trata del accidente aéreo más grave registrado en Estados Unidos en casi cinco años. En noviembre de 2001, después de despegar de Nueva York, un Airbus de American Airlines cayó a tierra sobre una zona residencial. Murieron 260 personas a bordo de la aeronave, mientras que en tierra fallecieron cinco personas.
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