El juicio comenzará a fines de octubre, once meses después de cometido el hecho. Al acusado se lo juzgará además por otros dos hechos de abuso sexual. Podría corresponderle prisión perpetua.
Claudio Alvarez, el presunto “violador de Núñez”, está acusado del homicidio de una mujer y la violación de su hija adolescente, a la que habría intentado matar para que no lo delatara. También está sospechado por otros dos hechos de abuso sexual a otras dos jóvenes, ocurridos el año pasado en ese barrio porteño. Ahora, por esos episodios, Alvarez será sometido a juicio oral y público en octubre próximo, proceso que llevará adelante el Tribunal Oral Criminal 13 de Capital Federal. El debate se desarrollará entre el 30 de octubre y el 2 de noviembre. Alvarez llega a juicio procesado con prisión preventiva por la jueza de Instrucción porteña María Cecilia Perzán, acusado del homicidio calificado criminis causa de Elsa Escobar y la misma figura, en grado de tentativa, en concurso con rapto y abuso sexual doblemente agravado contra la hija de la mujer. Si se comprueba su responsabilidad, podría ser condenado a prisión perpetua.
El imputado, de 30 años, detenido desde diciembre pasado en el penal de Marcos Paz, es un ex empleado de una empresa de matafuegos. Cuando ocurrió el crimen de Elsa Escobar, el 3 de diciembre de 2005, Alvarez estaba en libertad condicional ya que había estado preso por un intento de violación que se investigó como robo. Según la jueza que investigó el caso, el imputado había ingresado alrededor de las 3 de la madrugada, con el rostro cubierto y tras romper un mosquitero, al departamento de la víctima, en el PH de 11 de Septiembre 3256, donde él mismo vivía con su pareja.
Allí, le pidió a Escobar dinero y luego metió a la mujer en un placard, mientras violaba a su hija, de 13 años, y al mismo tiempo le ponía una soga en el cuello, la obligaba a que le practicara sexo oral y lo besara en la boca. Luego, asesinó a la madre con un arma blanca que le causó lesiones en cuello, tórax y hemorragias, golpeó a la niña en la espalda y también le produjo cortes con el cuchillo. Alrededor de las 7 se retiró, creyendo que ambas estaban muertas.
“El imputado concretó un plan delictivo lucubrado con anterioridad, de ingresar armado en la vivienda de sus vecinas con miras a abusar sexualmente de la menor y ultimar a ella y a su madre, para evitar ser delatado, finalidad que en el caso de la joven resultó frustrada por circunstancias ajenas a su voluntad”, destacó Perzán cuando lo procesó. Fue la jueza quien incorporó, de acuerdo con las pruebas que constan en el expediente, la calificación de criminis causa, al entender que Alvarez cometió el asesinato de la madre y la tentativa de matar a la hija, para evitar que no se lo acuse de la violación.
Las principales pruebas que hay contra Alvarez son los rastros y muestras hallados por la Federal en el departamento de las víctimas, donde se pudieron levantar huellas dactilares y fluidos que, tras los análisis de ADN, se correspondieron con el imputado. Además, una huella de un dedo fue encontrada en un ropero de la planta alta de la casa, donde supuestamente Alvarez mantenía encerrada a la joven mientras mataba a su madre. También se encontró saliva en el pico de una botella de la que tomó jugo mientras atacaba a las mujeres. En tanto, de las prendas íntimas de la chica y del supuesto violador, así como de unos preservativos usados se rescató semen, mientras que en unas zapatillas del imputado se detectó sangre.
Pero además del caso de la mujer y su hija, en el debate se juzgará también la presunta responsabilidad de Alvarez en otros dos episodios de ataque sexual, entre ellos el que sufrió una joven que denunció haber sido obligada a practicarle sexo oral.
El tribunal estará integrado por los jueces Diego Leif Guardia, Adolfo Calvete y Enrique Gamboa. Alvarez será asistido por el abogado Luis María Llaneza, en tanto que las víctimas estarán representadas por el letrado Claudio Mazaira, quien aseguró a Página/12 que “las pruebas contra Alvarez son contundentes”. “Vamos a pedir penas por una serie de delitos –contó–, con el fin de que la sentencia sea a prisión perpetua, pero uno, que es el de criminis causa, ya lleva a esa sentencia”.“El caso más difícil de probar, procesalmente, era el de Cintia Laborante (ocurrido en abril de 2005), porque ella lo había reconocido por televisión (al ver un identikit) después de meses de no encontrar al hombre que había abusado de ella. Pero los análisis de ADN dieron un resultado positivo en un 100 por ciento”, relató, y agregó: “Hay más de 30 pruebas en su contra; no hay dudas de que Alvarez es el autor”.
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