Jue 31.08.2006

SOCIEDAD  › UN HACENDADO PRESO POR LA DESAPARICION DE SU MUJER

La inseguridad del ex marido

Es un caso emblemático en Córdoba por la llamada “inseguridad”. Blumberg llevó el caso de la desaparición a De la Sota. Ahora, fue apresado su ex esposo. Creen que hubo una pelea económica.

› Por Camilo Ratti
Desde Córdoba

Acusado de “sustracción y ocultamiento de persona en forma coactiva”, la fiscalía de Villa María ordenó la detención de Marcelo Delpino, ex marido de Mariela Bessonart, la mujer que desde septiembre del año pasado se encuentra desaparecida y por la cual el gobierno de Córdoba ofreció hace unos meses cien mil pesos de recompensa a quien aporte datos fidedignos sobre su paradero. Según varias fuentes judiciales y policiales que hablaron con este diario, fue el testimonio brindado anteayer por una persona de identidad reservada el que habría decidido la detención de este productor agropecuario del sudeste cordobés y de dos suboficiales en actividad de la policía cordobesa, quienes están imputados de encubrimiento. Ambos agentes son oriundos del norte provincial, una zona donde Delpino tiene un campo que habría sido motivo de disputa en la pareja. Por este motivo, cientos de policías rastrillan desde ayer el paraje El Saladillo en busca de esta mujer, cuya foto estará en la marcha que Juan Carlos Blumberg realizará hoy a Plaza de Mayo (ver páginas 2/3).

Mariela tenía 37 años y era madre de tres hijos de 20, 19 y 16 años cuando fue vista por última vez el 28 de septiembre de 2005 a la salida del Banco Nación de Villa María, una ciudad del sudeste cordobés, ubicada a 120 kilómetros de la capital. Todos dicen que iba acompañada de su ex esposo, Marcelo Delpino, un productor agropecuario de la zona con quien se casó muy joven, y de quien se había divorciado “en buenos términos” en agosto de 2004.

De profesión ama de casa, Mariela estudiaba en un bachillerato para adultos en el turno noche para terminar el secundario. Por lo que pudo averiguar este diario, hacía una vida normal y nada hacía suponer que un conflicto sentimental o económico podía ser el motivo de una abrupta y desconcertante desaparición. Su divorcio había sido pacífico y nadie en la familia recuerda algún conflicto por la división de bienes. Es más, según el abogado querellante que representa a los hijos y hermanos de Mariela, Daniel Rigatusso, la relación entre ambos “no era mala”. Si bien estaban divorciados legalmente, “seguían manteniendo relaciones personales, se visitaban y compartían la vida de sus tres hijos”. El esquema familiar era simple: dos hijos vivían y trabajaban en el campo junto a su padre, y la tercera compartía un departamento en el centro de Villa María con su madre. Hasta aquí, todo normal y tranquilo. Pero un día Mariela desapareció y todo se oscureció de repente.

El primero en denunciar el hecho a la policía fue su ex marido, quien participó de las primeras marchas que la ciudad organizó para exigir el paradero de Mariela. Pero después se alejó. Luego una foto suya circuló por los medios ubicándola en Brasil, supuestamente de vacaciones y en perfecto estado. Como nada pasaba y nada se movía, los familiares se contactaron con Juan Carlos Blumberg, quien aprovechó el caso y su buena relación con el gobernador De la Sota para machacar con la inseguridad. Acto seguido, el gobierno de Córdoba ofreció cien mil pesos a quien aportara datos certeros sobre Mariela, con el objetivo de estimular una causa que no ofrecía novedades ni información de ningún tipo.

Esto era todo sobre el caso Mariela hasta el martes por la tarde, cuando una persona que pidió identidad reservada aportó datos que llevaron al fiscal Gustavo Atienza a ordenar la detención de Delpino, acusado de “sustracción y ocultamiento de persona en forma coactiva” y de dos suboficiales de la policía de Córdoba, imputados por encubrimiento. Los agentes, oriundos del norte provincial, serían custodios de un campo que Delpino tendría en el paraje El Saladillo, ubicado en el límite con Santiago del Estero. Motivo por el cual un centenar de policías cordobeses rastrilla desde ayer el lugar en busca del cuerpo de Mariela. “Ayer no encontramos nada, pero vamos a seguir buscando en esta zona hasta que el fiscal diga lo contrario”, contó a Página/12 Eduardo Rodríguez, jefe de Investigaciones Criminales de la policía local.

Con el mismo objetivo, Rigatusso confirmó a este cronista que seguirán buscando a Mariela en Brasil, Portugal, México, Paraguay, Uruguay y Chile, porque “si bien confiamos más en la posibilidad de encontrarla en el norte de Córdoba, no descartamos ninguna hipótesis”. Y sobre las esperanzas de encontrarla con vida, el abogado dijo que las opiniones en la familia son diversas. “Dos de los hijos creen que pueda estar viva, lo mismo que su hermano, en tanto que su otro hijo, y Gladis, la hermana de Mariela, no tienen esa sensación. Mi hipótesis se acerca a esto último.”

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