SOCIEDAD › OPINION
› Por Washington Uranga
La Unión Astronómica Internacional produjo una votación que puede calificarse de ignominiosa para Plutón y todos sus seguidores. ¿Cómo es posible degradar por medio de una votación a mano alzada a quien, como Plutón, había logrado hace ya 76 años la categoría de planeta? ¿Y los derechos adquiridos? ¿Cómo se puede aceptar que, a nuestro querido Plutón, se lo rebaje a la condición de “planeta enano”? Por lo menos habría que someter el caso al IIDP (Instituto Internacional contra la Discriminación Planetaria). Y si tal instituto no existe (ya escuché a alguien mencionar el tema) habría que crearlo así sea para que sólo se ocupe de este caso. Porque las consecuencias de una decisión de este tipo no pueden pasar inadvertidas para las personas sensibles que habitan en este universo. ¿En qué queda, por ejemplo, nuestra confiabilidad de infantes cuando aceptamos, a pie juntillas y con diligencia de estudiantes aplicados, la afirmación de nuestros maestros señalando que Plutón es un planeta? ¿Y ahora? Me acuerdo siempre de Jorge, aquel compañero de banco al que hoy todos llaman el Pelado y que entonces tenía pelo. Si lo que ahora dicen los astrónomos fuese finalmente cierto, el Pelado merecería una reivindicación: él desaprobó geografía de cuarto precisamente por no incluir a Plutón entre los planetas. El, el Pelado, me refiero a Jorge, ¿podría pedir ahora una revisión de aquella nota que no sólo lo llevó a dar geografía en tiempo de descuento, sino que habilitó a la Señorita González a humillarlo ante el grupo dada su ignorancia sobre la condición planetaria de Plutón? Máxime que Jorge, el Pelado, digo, sostuvo en aquella ocasión que los planetas eran ocho... y terminó desaprobado porque la González le dijo, con suficiencia: “Nueve, se olvidó de Plutón”.
El tema no es sencillo. A tal punto que Antonio Facciollo Neto, director de la Orden Nacional de Astrólogos y Cosmoanalistas de Brasil, puso el grito en la estratosfera (no se sabe si cerca de Venus o de Marte, pero sin duda en el cielo) para denunciar (sí, denunciar) que “ha habido manifestaciones de la ciencia totalmente disparatadas” respecto del pobre Plutón. ¡Y si lo dice Facciollo Neto! Porque él es de los que sostienen que Plutón es el regente de las transformaciones que el ser humano atraviesa a lo largo de su vida. ¿Y los de Escorpio? Seguramente tendrán derecho a reclamar porque su “planeta regente” ha sido devaluado. ¿O podrán pedir el pase a otro planeta que los cobije? Nadie ha contestado hasta el momento esta pregunta. Todo ello para desazón de muchos escorpianos a quienes se los ha visto deambular perdidos y sin rumbo por el agravio y la descalificación del que, siendo planeta, regía su destino. ¿Será lo mismo en su condición de enano entre los planetas? Nadie lo puede garantizar. ¿Quién puede creer ahora en las predicciones que el horóscopo adelante a los escorpianos después de semejante afrenta al pobre Plutón? Lo que no impide seguir creyendo que hoy, como viene ocurriendo desde 1995, Plutón se encuentra transitando por el signo de Sagitario y que así seguirá, según dicen los conocedores del tema (que por cierto están más allá de aquello que los científicos de la UAI deciden a mano alzada) hasta el 25 de enero del 2008. Enano y todo, Plutón entrará en Capricornio hasta el 2023 y desde entonces iniciará su tránsito por Acuario hasta el 9 de marzo del 2043. ¿Quién puede impedirlo? ¿Acaso los que ahora lo consideran enano? ¡Vamos, Plutón, todavía!
Qué estará diciendo a estas horas don Clyde Tombaugh, el científico norteamericano que en 1930, a puro telescopio, descubrió a Plutón. Máxime teniendo en cuenta que parte de las cenizas de Tombaugh viajan hoy a bordo de una sonda de exploración (la “New horizons”) lanzada en enero de este año con rumbo al mismísimo Plutón. Podría afirmarse que parte del descubridor partió hacia Plutón cuando éste era un planeta reconocido y llegará al mismo siendo aquél apenas un enano. Un verdadero despropósito. Como suele suceder, todo el mundo hace leña del árbol caído. Ahora aparecen también los detractores de Plutón. La mexicana Julia Espresate, doctora en astronomía de la Universidad Autónoma de México, dijo respecto de Plutón que “ni en su manera de moverse, inclinación o composición química se parece a los otros (planetas...)”. Me pregunto: ¿acaso Plutón no puede ser un planeta singular? No lo es para la doctora Espresate que, sin ninguna consideración, sostiene que “Plutón nunca debió ser planeta”. Una verdadera desconsideración para quien durante tantos años ostentó tal condición.
Pero no todas son desgracias. Afortunadamente, un grupo de trescientos astrónomos rebeldes han puesto su grito en Marte, Júpiter y alrededores para desconocer la decisión de sus pares de excluir a Plutón de la nómina de los planetas. “Como expertos en planetas, no estamos de acuerdo con la definición adoptada por la UAI y no la utilizaremos”, dijeron. Hicieron al mismo tiempo un llamado a todos los científicos que coincidan con esa posición para que manifiesten su solidaridad con Plutón. Han convocado también a una nueva conferencia que espera reunir a unos mil científicos en el 2007 para volver a cambiar la definición oficial respecto de Plutón, hoy degradado y humillado. Mark Syker, director del Instituto de Ciencias Planetarias de Tucson (Arizona), es de los que sostienen que “hace falta una definición mejor” y “que debería ponerse en marcha un proceso más abierto” antes de degradar a Plutón. Y continúan cosechando adhesiones. Es hora de sumar solidaridades y de no permitir que se ofenda a Plutón. En defensa de su status planetario, no aceptamos que se lo considere simplemente un enano. Plutón es un excluido más en un mundo de exclusión. Por eso y en su defensa, hoy todos somos Plutón.
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