SOCIEDAD
› EL JUGADOR DE RUGBY FUE LIBERADO ANOCHE
Un desenlace con angustia
La familia pagó 50.000 dólares de rescate. Los secuestradores demoraron 24 horas en liberarlo. La policía tiene dos detenidos.
Federico Virasoro, el rugbier y empresario naviero de 34 años secuestrado el viernes 28 de junio último, fue liberado anoche en un descampado de la zona norte del Gran Buenos Aires, después de nueve días de cautiverio, según confirmó a Página/12 el juez federal de San Isidro, Roberto Marquevich, a cargo de la investigación. El sábado último, por la noche, la familia había pagado los 50 mil dólares exigidos por los secuestradores, después de tres intentos fallidos, uno de los cuales derivó en un tiroteo y la detención de dos presuntos integrantes de la banda. Después de esa última escena, se perdió toda señal de la víctima, por lo que los investigadores imaginaban lo peor, pero el secuestrado apareció anoche, poco después de las 23, sano y salvo. A esa misma hora, efectivos de la Policía Federal realizaban una serie de allanamientos en Capital, San Isidro, San Martín y General Savio en un intento por desbaratar el resto de la organización que, según estiman los investigadores, estaría integrada por una decena de personas.
Anoche, el empresario prestaba declaración ante la policía y la descripción que dio de uno de los secuestradores coincidía con el rostro de uno de los detenidos por la policía. Según fuentes de la investigación, la banda que intervino podría ser la misma que participó de otros secuestros extorsivos, entre ellos, el del Cristian Riquelme, hermano del ex número 10 de Boca Juniors.
Virasoro había sido secuestrado el último viernes de junio, alrededor de las siete y media de la tarde, en la bajada de Tomkinson y Panamericana, en la localidad de Boulogne. Según confió un investigador a Página/12, la hipótesis con más asidero sostiene que “pudo comenzar con un robo que derivó en un secuestro extorsivo”.
La banda, a bordo de una 4x4, posiblemente un Jeep Cherokee, interceptó al deportista mientras hablaba por su celular con su socio de la empresa naviera Navisupe. Dos de los delincuentes subieron al BMW amarillo de la víctima y fueron seguidos por la camioneta, conducida por el tercer miembro de la banda. Los dos vehículos pasaron por delante de la puerta de la casa de Virasoro. El dato fue revelado por un amigo del jugador, que lo vio conduciendo su auto, seguido por la 4x4.
El primer y único contacto que tuvo la familia con Virasoro fue un llamado desde su celular, alrededor de una hora después de haber sido secuestrado. “Juntá cincuenta mil dólares lo más rápido que puedas porque sino me matan”, dijo a su esposa. “La mujer reunió 30 mil dólares –reveló el investigador– y un amigo juntó otros 20 mil. A partir de ese momento, siguiendo las indicaciones, organizamos la entrega.” La plata fue colocada en el lugar indicado, pero jamás fue retirada. A partir de entonces, las negociaciones fueron conducidas directamente por la banda. “Cuando se les pidió una prueba de vida, respondieron con evasivas”, dijo una fuente de la investigación.
Se realizaron dos intentos más de entrega del dinero, sin éxito. Los investigadores consideraron que se trataba de “maniobras distractivas”. Pero, durante el tercero, realizado en la zona de la estación Carapachay, próxima a Munro, la policía mantuvo un tiroteo con dos hombres que intentaron retirar el dinero. Fueron detenidos, pero no se tuvo más noticias del secuestrado. Hasta el sábado por la noche, cuando se volvió a tomar contacto con la banda, a partir de un llamado realizado por los secuestradores. Un amigo de Virasoro, siguiendo los pasos ordenados, arrojó una riñonera con el dinero desde la ventanilla de un tren en marcha, a la altura de la estación Maquinista Savio, del ferrocarril Belgrano.
Previamente, se solicitó nuevamente una prueba de vida que, hasta ese momento, los delincuentes habían negado. “Fue más o menos convincente -detalló la fuente–. Los datos no eran exactos. Se les preguntó en qué club había jugado antes de Pueyrredón y la respuesta fue errónea”.
Virasoro es presidente de la empresa naviera Navisupe, después de suceder a su padre, Eduardo, fallecido el 30 de mayo pasado. Además, esjugador de la división superior de Pueyrredón, colabora en el entrenamiento de divisiones juveniles y es vocal segundo en la comisión directiva del club.