Una mujer denunció que la cama donde se bronceaba se incendió y que se salvó milagrosamente. El centro de estética minimizó el hecho, pero fue clausurado. La opinión de los dermatólogos.
› Por Pedro Lipcovich
“¡Incendio en la cama solar!”, podría titularse esta noticia en su versión cine catástrofe: una mujer denunció que, mientras tomaba ese servicio en un solarium de Palermo, el artefacto se incendió, ella intentó escapar pero la tapa del aparato en llamas no se abría, gritó, nadie la escuchaba, finalmente pudo huir, con un brazo quemado. Un representante de las empresas de camas solares contesta que “es imposible quedar atrapado” en una de ellas. Pero la noticia implica un segundo título, quizás “El incendio imperceptible”; una de esas películas lentas, casi aburridas, donde una suma de hechos desatendidos provoca, décadas después, la tragedia: dermatólogos reconocidos sostienen que “las camas solares causan un daño acumulativo e irreversible”, que en el mejor de los casos lleva al envejecimiento de la piel y, en el peor, al cáncer. Esto valdría para todos y se agravaría en la gente con “piel tipo 1”: rubios o pelirrojos de tez muy clara; para ellos, todo bronceado es imposible y la cama solar sólo podría dañarlos. El representante de los empresarios admitió que a estos rubios también les ofrecen el servicio.
La mujer, de 25 años, se llama Cynthia y el 31 de octubre concurrió a Silver Solarium, “El Perfecto Bronceado”, en Cerviño 4668, para tomar la primera de las seis sesiones de cama solar que había contratado por algo más de cien pesos. Según fuentes judiciales, “declaró que, a los pocos minutos de estar en la cama solar, vio una llamarada. Aterrada, intentó salir pero no pudo abrir la tapa. Golpeó varias veces pero nadie la escuchaba, por fin pudo abrir y salió; tenía quemaduras en un brazo. El encargado del local apagó las llamas con un matafuego. La mujer se curó en una clínica por las quemaduras, que “no revisten gravedad”, y efectuó la denuncia. Intervienen el juez Walter Cardela y el fiscal Jorge Dellagiustina. El viernes pasado, por orden del magistrado, el solarium fue allanado y clausurado.
Un vocero de la Secretaría de Control Comunal del gobierno porteño aclaró que la ciudad “no tiene control técnico sobre cada aparato de cama solar, sino sobre las condiciones de seguridad e higiene de los establecimientos donde funcionan” y advirtió que las camas solares deben tener supervisión médica con orientación dermatológica y brindar antiparras protectoras”. Una fuente del Ministerio de Salud porteño agregó que “como las camas solares no son aparatología médica sino de finalidad estética, no están reguladas por las autoridades sanitarias”. Destacó también que “por la Ley 2012, los menores de 18 años no pueden tomar cama solar” y anticipó que “en diciembre, distribuiremos en esos locales folletería informativa sobre los efectos perjudiciales de estos aparatos”.
Según Claudio De Luca –vocero de la Cámara Argentina de Importadores, Fabricantes y Prestatarios del Servicio de Cama Solar–, “es imposible quedar atrapado en una cama solar, ya que las tapas se abren manualmente sin hacer fuerza”. El vocero afirmó también que “las máquinas tienen dispositivos de corte automático para cortocircuito, para evitar que se propaguen”.
Pero otra cosa son los efectos a largo plazo de estos aparatos. Fernando Stengel –jefe de Dermatología del Instituto Universitario Cemic– afirmó que “el daño producido por las radiaciones ultravioletas de las camas solares es acumulativo e irreversible, a lo largo de la vida”. El especialista señaló que “el bronceado mismo es una reacción defensiva de la piel. Está bien divertirse en la playa, en vacaciones, en horas adecuadas, y no hay por qué agregar el daño de la cama solar”.
Leonardo Jaimovich, ex profesor titular de Dermatología en la UBA, destacó que “las personas con piel muy blanca, cabello rubio o rojo, ojos claros y tendencia a hacer pecas tienen el tipo 1 de piel y deben cuidarse especialmente”. Stengel comentó que “el tipo 1 no puede broncearse, sólo se enrojece, está genéticamente determinado: sin embargo, en los locales de camas solares les ofrecen igual el servicio y les aconsejan usar unas cremas, con lo cual falsamente creen estar protegidos”. El empresario De Luca admitió que “hay dos posturas, las de aquellos dermatólogos y la del mercado” y afirmó que “al tipo 1 de piel le aconsejamos menos tiempo de exposición y sesiones graduales”.
En cuanto al sol del verano, los dermatólogos recomiendan “no tomar sol cuando la sombra de la persona es más corta que su altura; en ese horario, circular por la playa con remera y sombrero de ala”; cuando ya se puede tomar sol, “aplicarse más de una capa de crema protectora”.
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