Después de más de una década llegará finalmente al recinto de la Cámara de Diputados la discusión de una ley nacional antitabaco. El proyecto podría ser tratado la semana próxima o la siguiente. Aunque el dictamen aprobado en la Comisión de Salud impone la prohibición de fumar en todos los lugares cerrados de acceso público, sin excepciones (es decir, contempla más restricciones que la normativa porteña), activistas antitabaco temen que a último momento se le introduzcan modificaciones al texto que lo debiliten, como ha ocurrido en otros partes del mundo por presión de la industria tabacalera. Por esa razón, entidades como la Fundación Interamericana del Corazón y algunas sociedades científicas enviarán cartas a los diputados para sensibilizarlos sobre la importancia sanitaria de esta sanción.

“El proyecto tiene el apoyo de los bloques mayoritarios, pero en cada bancada hay diputados fumadores que se oponen a su aprobación con espacios ciento por ciento libres de humo”, señaló a Página/12 el kirchnerista Juan Héctor Sylvestre Begnis, presidente de la Comisión de Salud y ferviente defensor de la sanción de una ley antitabaco dura. Si se aprueba en Diputados, el proyecto tiene que volver al Senado –donde obtuvo media sanción en 2004– para una nueva votación, debido a que durante su paso por la Cámara baja al texto original se le hicieron algunos cambios.

Estaba prevista para el martes una reunión conjunta de las comisiones de Prevención de Adicciones, Salud y Comercio para acelerar su tratamiento, pero el encuentro finalmente no se hizo. De todas formas, Salud aprobó esta semana un dictamen idéntico al que había salido de Prevención de Adicciones, para evitar que tuviera que volver a esa comisión si se movía alguna coma. Sylvestre Begnis informó que se acordó que se le harán modificaciones en el recinto: la principal es la eliminación del inciso que permite la publicidad de cigarrillos persona a persona a través de Internet o telefonía celular, incorporado a la propuesta del salteño Roberto Urtubey, tal como informó Página/12 la semana pasada. “Queremos limitar al máximo la publicidad”, dijo Sylvestre Begnis. Los activistas antitabaco temen que este cambio no se concrete finalmente y que además, a último momento, se permita la instalación de espacios para fumadores en lugares cerrados de acceso público. La macrista Paula Bertol es partidaria de flexibilizar la norma en consonancia con la de la ciudad de Buenos Aires, donde están permitidos los espacios para fumadores en restaurantes y bares de más de 100 metros cuadrados, siempre que estén aislados del resto del local y tengan una ventilación especial.

“En muchos estados de Estados Unidos y también en Canadá y otros países de Latinoamérica ha sucedido que la noche anterior al debate de una ley antitabaco se le incorporan artículos pedidos por la industria. Si se aceptan espacios para fumadores, sería la cuña que buscan las tabacaleras para voltear las leyes restrictivas que ya rigen en provincias como Córdoba, Santa Fe y Tucumán”, advirtió la médica Verónica Schoj, integrante de la Fundación Interamericana del Corazón.

Por estas horas se discute si el proyecto se saltea la Comisión de Comercio, por donde debía pasar, para ganar tiempo. Si la iniciativa no se trata en Diputados antes de fin de año perderá estado parlamentario. Como la agenda legislativa es abultada, ayer se acordó que hubiera dos sesiones las próximas dos semanas. En alguna de esas cuatro se votaría la ley antitabaco, dijo Sylvestre Begnis.

El texto establece, además, entre otros puntos:

- La prohibición de vender o entregar a título gratuito productos elaborados con tabaco, así como cualquier otro elemento necesario para el consumo de tabaco, a personas menores de 18 años. También prohíbe la comercialización o entrega gratuita de cigarrillos a través de máquinas expendedoras.

- La incorporación al Programa Médico Obligatorio de la cobertura de los tratamientos médicos y psicológicos de las personas que padecen adicción al tabaco. Todas las entidades prestadoras de servicios de salud deben cubrirlos según lo establezca la reglamentación de la ley.

- Los paquetes y envases de cigarrillos deberán llevar una frase impresa de advertencia sobre el daño que produce el hábito de fumar, la que será establecida por la autoridad de aplicación, que será el Ministerio de Salud. Además, en uno de los laterales con letras negras y fondo blanco se debe incluir información sobre un servicio gratuito para dejar de fumar.

La última ley antitabaco que sancionó el Congreso, conocida como ley Neri (porque fue impulsada por el radical Aldo Neri), se aprobó el 30 de septiembre de 1992. Pero fue vetada diez días más tarde por el ex presidente Carlos Menem, que se hizo eco del fuerte lobby orquestado por las compañías fabricantes de cigarrillos. La norma vigente es de 1986 y esencialmente consiste en el Código de Autorregulación Publicitaria de la industria del tabaco y sólo impuso la colocación en los paquetes de cigarrillos de una advertencia sanitaria bastante débil como es “fumar es perjudicial para la salud”.

Directivos de Massalin Particulares y de Nobleza Piccardo, las dos grandes del tabaco en el país, tuvieron reuniones con diputados en los últimos meses. Fuentes del Congreso confiaron a Página/12 que el principal escollo para la sanción de una ley antitabaco restrictiva son los legisladores de las provincias tabacaleras. Las compañías transnacionales fabricantes de cigarrillo “han manipulado e influenciado las políticas de control del tabaco en la Argentina” en los últimos cuarenta años, según reflejó una reciente investigación del Centro de Investigación y Educación para el Control del Tabaco de la Universidad de California, en San Francisco, cuyas principales conclusiones publicó este diario. En dos semanas se podrá saber quién ganará esta vez la pulseada en Diputados. La otra batalla se dará en el Senado.