Un abogado que estaba en su casa terminó preso porque la policía lo confundió con un delincuente al que perseguían a los tiros.
Los cuatro delincuentes se hacían pasar por policías, pero un control de agentes verdaderos detectó que el auto en el que andaban tenía pedido de secuestro. El intento de interceptarlos derivó en una persecución a los tiros durante 40 cuadras en Munro. Tres de los fugitivos terminaron heridos y un cuarto escapó. En su búsqueda, los policías –los de verdad– entraron a las casas del lugar. En el patio de una de ellas se toparon con un abogado, que a patadas y golpes fue a parar al piso, y terminó esposado y detenido a pesar de los gritos de familiares y vecinos que clamaban por su inocencia. Mientras tanto, el cuarto de los policías de mentira se escabullía delante de las narices de los policías verdaderos.
Todo se inició minutos antes de las 10, cuando un móvil de la comisaría de Villa Martelli advirtió en Melo y Ameghino a cuatro hombres en un Renault Clío azul que tenía pedido de secuestro. Cuando los policías ordenaron la detención del vehículo, uno de los ocupantes exhibió una placa policial y el conductor colocó una baliza en el techo, con la intención de que los bonaerenses creyeran que también eran policías.
Los agentes de Villa Martelli insistieron con que detuvieran la marcha, pero los ocupantes del Clío abrieron fuego contra el patrullero y así se inició la persecución. Los policías verdaderos dieron el alerta y se montó un operativo cerrojo que dio resultado a 40 cuadras de donde se había iniciado la persecución: al llegar a Villate entre Mitre y Carregal, de Munro, un móvil de la comisaría de Carapachay chocó de frente el auto en el que viajaban los delincuentes y en el lugar se registró otro tiroteo.
Tres de los delincuentes terminaron allí heridos y detenidos, mientras que el cuarto cómplice logró escapar y se refugió en la casa de una vecina, en Alem 2235. Según la anciana, el delincuente la amenazó con un arma y permaneció allí durante una hora, en la cual se cambió de ropa, hizo llamados telefónicos y hasta bebió algo que le convidó la mujer.
Pero mientras el hombre estaba cómodamente instalado en la casa, un abogado que nada tenía que ver con el hecho pasó a convertirse en el “cuarto hombre” tan buscado. Se trata de Martín Dib, de 32 años, quien estaba en la puerta de su casa de Olaguer 4245. Luego de escuchar los disparos y hacer entrar a su hija de dos años, salió al patio y vio saltar la reja a un hombre “en cuero, bermudas y con un arma”.
Dib dijo que pensó que se trataba de un delincuente hasta que se dio cuenta de que era un policía (de los verdaderos) y que pese a que intentó mostrar su credencial de abogado y explicar que ésa era su casa, se lo llevaron detenido. Dib terminó lastimado con golpes propinados por tres bonaerenses más que verdaderos.
Así, mientras los uniformados auténticos se ocupaban de Dib, el prófugo tuvo tiempo de dejar en la casa en la que se había refugiado una camiseta de fútbol celeste y blanca de un club español, descartar en las inmediaciones una pistola y fugarse con total tranquilidad.
En poder de los detenidos, la policía secuestró una escopeta calibre 16 recortada, dos pistolas 9 milímetros, dos revólveres 38, dos chalecos antibalas, la placa policial que, según las fuentes, fue extraviada el jueves último en un colectivo por un policía federal de la comisaría 19ª, la baliza de techo y el auto Renault Clío azul –chocado y baleado–, que había sido robado el domingo pasado en Carapachay.
Por la detención del abogado, que fue liberado recién a la tarde, fuentes del Ministerio de Seguridad bonaerense aseguraron que Asuntos Internos inició un sumario para evaluar el accionar de los policías. De los de verdad.
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