SOCIEDAD › EL PROYECTO DEL GOBIERNO DE IDENTIFICACION BIOMETRICA
El Ministerio del Interior proyecta crear una base digital con los datos biográficos y las huellas de todas las personas. Así, bastará apoyar el dedo en una terminal, sea en un hospital o un organismo público, para que se pueda constatar si la persona es quien dice ser. El plan acaba de ser presentado en el Congreso Internacional de Biometría.
› Por Andrea Ferrari
Un dedo durante unos segundos: eso es lo que le van a pedir. Puede ser en un hospital, un banco, una dependencia del gobierno o una mesa electoral. Le pedirán que apoye su dedo sobre un lector que de inmediato dirá si el dueño del dedo en cuestión es efectivamente la persona que dice ser. Eso es lo que sucederá si se pone en práctica el proyecto de identificación biométrica del Ministerio del Interior. El plan fue presentado esta semana en el Congreso Internacional de Biometría, un evento en el que expertos de distintas partes del mundo hablaron de temas tales como el funcionamiento de documentos con chips, los métodos de acceso con identificación biométrica o los sistemas de reconocimiento facial, que permiten tomar una imagen y en minutos analizar la geometría del rostro y las características de la piel para compararlas con miles de caras y decir si pertenece a alguien que está siendo buscado. Un panorama que se parece a lo que alguna vez uno imaginó que sería el futuro: sofisticado, ultratecnológico y vagamente inquietante.
Hay que saber primero de qué se habla cuando se dice biometría. Se trata de aquellas técnicas de identificación basadas en las características físicas de un individuo: el ADN, las huellas digitales, los rasgos faciales o las características del iris. En suma, lo que hace a una persona única.
Bduipi es el nombre del proyecto argentino: siglas que refieren a la “Base de datos única de identificación plena de individuos”. Y de lo que se trata es sencillamente de conformar “una base a partir de la integración de los datos biográficos y los datos biométricos de una persona en un formato digitalizado”, explica Eduardo Thill, director general de Gestión Informática y quien estuvo a cargo de la presentación del plan en el evento organizado por el Ministerio del Interior. En la actualidad, la única información que el Gobierno tiene almacenada en formato digital son los datos biográficos de una persona: nombre y apellido, sexo, fecha de nacimiento, etc. “En cambio los datos biométricos (las huellas digitales) los tenemos en fichero de papel –añade–. No pueden ser utilizados en un sistema automático de verificación de identidad. Al no contar con esas herramientas se permite que una persona física pueda tener más de una identidad porque no hay forma de hacer lo que se denominan controles ‘uno a n’, es decir contra el total. Sólo se puede hacer uno a uno y eso no da garantías.”
¿Cómo funcionaría el sistema? En principio recolectando las huellas en la misma oportunidad en que se las toma actualmente: al renovar el DNI. Esas huellas, almacenadas en formato digital, conformarían una base de datos en poder del Registro Nacional de las Personas.
La consulta se produciría cuando es necesario verificar la identidad para evitar que alguien usurpe una identidad ajena. Por ejemplo, una persona va a tramitar un crédito o un beneficio social. La institución en cuestión posee una terminal donde deberá apoyar su dedo. Luego se realiza, en tiempo real, la consulta: “Así como un negocio hoy verifica una tarjeta por el posnet, se podría verificar la huella dactilar”, dice Thill. La respuesta será por sí o por no. “Lo que denominamos un sistema de semaforización: verdadero o falso, rojo o verde –explica–. El Registro no va a devolver un paquete de información sobre ese individuo, va a decir si ese dedo corresponde o no a la persona que figura en el documento. Ni siquiera la huella queda guardada: está previsto que las consultas se realicen como archivos temporales. Queremos proteger a las personas y que no se generen bancos privados que almacenen datos biométricos.”
En el plan está previsto que se llame a licitación en el transcurso de 2007. “El proyecto ya está definido técnicamente: hoy está en el área administrativa para la captación de fondos que requiere para llevarlo adelante. Calculamos que estaría operativo para el primer o segundo trimestre de 2008.”
Pero para que el sistema esté en pleno funcionamiento se requiere que toda la gente se haya tomado las huellas y eso lleva su tiempo. “Sin hacer un empadronamiento compulsivo y obligatorio estaríamos hablando de entre dos y ocho años –sostiene Thill–. Hay mucha renovación de documentos, ya que entre otras falencias que tiene el documento actual, se destruye fácilmente. También creemos que la renovación se va a hacer en forma automática porque los mismos sistemas de consumo de salud, de prestaciones sociales, etcétera, van a requerir que uno tenga almacenados sus datos para poder corroborar la identidad. Calculamos que en los dos primeros años va a estar empadronado el 40 por ciento de la población y ese 40 por ciento estima un 80 por ciento de la población activa.”
–¿No es una tecnología cara para que pueda usarla cualquier tipo de organismo?
–No, no es tan cara. La falta de estas herramientas hace que paguemos mayores costos en determinadas circunstancias, como por ejemplo en sistemas crediticios. Contar con este instrumento va a permitir que se reduzcan.
Sin una cifra definitiva de costos, Thill sostiene que “la inversión no supera los 200 millones, amortizada en cinco años y sustentable en el tiempo”. Actualmente no hay en el país ninguna entidad que cuente con esa tecnología. Existen, sí, terminales de reconocimiento por huellas, pero son sólo para controles de acceso. “Un terminal biométrico de control de acceso está pensado para un universo mucho más acotado, que no requiere de demasiada seguridad. Los equipos que se requieren para control de identidad son ópticos.”
Además de los usos en el sistema crediticio, de salud y prestaciones sociales, un empleo evidente del sistema sería en las elecciones. “Contando con esto, es natural la creación de padrones electorales con patrones biométricos que verifiquen la identidad del elector previa a la emisión del voto. De este modo habría garantías de que nadie podría ir a votar en nombre de otro. Luego puede haber o no una urna electrónica: eso es ya otra cuestión.”
–¿Esto está atado al demorado cambio del DNI?
–No tiene nada que ver con la modificación del DNI. Pero sí es cierto que al hablar de esto se hace evidente que no podemos seguir con un DNI como el actual. Pero al tener este sistema se puede imprimir el DNI o el pasaporte: tendríamos datos únicos en un solo lugar que garantizarían la identidad de cada uno.
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