Los chicos porteños leen más de lo que los adultos creen. Hasta sus propios padres seguramente se sorprenderían al enterarse que, según una encuesta, más del 80 por ciento se entretiene con un libro de literatura o una historieta, fuera de lo que le obligan en la escuela, y casi siete de cada diez lo hace al menos una vez por semana.

Los datos surgen de una encuesta realizada por el Ministerio de Cultura de la Ciudad y la carrera de Sociología de la UBA a alumnos de entre 9 y 12 años de escuelas públicas porteñas, y representan el universo de estudiantes porteños de esa edad. Según los especialistas, se trata del rango etario en el que se consolidan los hábitos que acompañarán a la persona toda la vida. La muestra estuvo compuesta por 450 alumnos de 15 escuelas de distintas zonas de la ciudad.

En el informe se comprueba que existe una buena base de costumbre de lectura, ya que todos los datos tienen que ver con la literatura que los chicos consumen por elección, sin contar lo que deben leer obligatoriamente para la escuela.

Sólo dos de cada diez de los encuestados afirmaron acudir a los libros y las revistas únicamente para cumplir tareas escolares. El resto lo hace por placer o diversión, y al libro le suma otros soportes. Algunos de ellos, novedosos como formato para la lectura, como la computadora, y otros más tradicionales, como revistas y diarios.

“Los chicos leen, pero lo hacen de otra manera, más desordenadamente. No hay una lectura continuada como en el siglo pasado, sino más deshilachada. Lo que la encuesta demuestra también sirve para que los adultos desvaloricen menos a los jóvenes y chicos en este tema”, aseveró Carlos Borro, titular de la Dirección General del Libro porteña, en alusión a la creencia de que los chicos no leen o leen poco.

Las cuestiones que más le interesan a los jóvenes cuando deciden acercarse a las letras impresas son los cuentos o novelas de ficción en formato libro (80 por ciento) y las revistas de deportes y entretenimientos (59 por ciento). La lectura en computadora aparece rezagada (32 por ciento), pero quienes la eligen lo hacen para llegar a textos de divulgación científica y de ficción. Los que se detienen en las páginas de los diarios llegan al 33 por ciento.

Borro resaltó que el trabajo “tiene por objetivo conformar una base de información sobre la lectura de los chicos, que hasta ahora no existía. Si no se sabe qué leen, es imposible planificar programas de fomento”.

Según el Ministerio de Cultura, la idea ahora es cruzar los datos que arrojó este informe con los programas escolares. Para completar esa meta, la próxima encuesta buscará “averiguar qué leen los maestros”.