Vie 19.01.2007

SOCIEDAD  › VILLA GESELL LOGRO CONSOLIDAR EL ESTILO DE SUS BALNEARIOS

Y el cemento se convirtió en madera

La gran mayoría de los paradores se adaptó a la propuesta municipal de reemplazar el hormigón por estructuras de tablas y troncos.

› Por Carlos Rodríguez
Desde Villa Gesell

En apenas dos años, las playas del centro de la ciudad, en su aspecto, emprendieron un acelerado retorno al pasado, pero –sin embargo– todo el mundo coincide en que las arenas de por acá están “más jóvenes y renovadas que nunca”. Como si hubiera llegado un tsunami que afectó sólo a la estructura edilicia, ya no quedan –casi– balnearios privados o paradores (como se los llama ahora, tal vez con acierto) que estén asentados sobre duro hormigón. Las formas, más cálidas y menudas, son en madera que se balancea y hasta cruje, como si se quejara, al paso de las miles de personas que transitan, no sólo por los paradores sino también por la rambla del mismo material que se extiende a lo largo de lo que fue, tiempo atrás, la avenida Costanera, cuyo asfalto, también, es recuerdo.

“Pero más allá del aspecto, de lo exterior, Gesell sigue siendo la misma de siempre. En esta playa no hay caretaje. Incluso el que es careta en Buenos Aires, cuando viene acá se quita la máscara.” Carlos Rosende, 38 años, con una remera de Los Redondos que le tira un poco a la altura del vientre, rinde homenaje a la nueva cara que tiene la playa gesellina, pero asegura que en espíritu “todo sigue igual que cuando me enamoré de mi señora, a fines de los ’70, en plena dictadura. Y bueno, algo bueno tenía que pasar”. Parlanchín, da por sentado que su esposa, Rosita, tal como él la llama, comparte su alegría por el lejano encuentro que abrió la historia en común. Ella hace un sugestivo silencio.

Juan Carlos Strack, que vive en Buenos Aires y se viene a Gesell sólo para trabajar en el verano, asegura que hace 28 años fue uno de los que plantó “el primer pilote de hormigón” de un balneario que se llamaba, hasta el año pasado, Tejas Rojas, y que ahora sólo tiene un cartel, en madera de rigor, que sólo dice: “Balneario”. Strack aclara que el lugar se va a llamar La Cabaña, tal como sugiere el aspecto de la edificación, con techo a dos aguas. El cambio de nombre es para “diferenciarse del hotel de acá atrás”, que se llama Tejas Rojas. El dueño del parador o balneario todavía en etapa de construcción es Pedro Ghilini, cuyo yerno, Mariano, defiende sus intereses en la administración.

“Hubo que tirar abajo el cemento y como nosotros, es decir el dueño, ya que no hago más que transmitir su opinión, estuvo de acuerdo con los cambios que propicia la Municipalidad de Gesell, nos adherimos y acá estamos.” El que sigue hablando es Strack, vocero de hecho de la empresa que encabeza Ghilini. Las medidas de los nuevos paradores no pueden sobrepasar los 200 metros cuadrados, tienen que tener rampa de ingreso para discapacitados y baños públicos a disposición de todos, se trate de clientes del balneario o de simples transeúntes. Con las nuevas estructuras, menos ampulosas, se ganan varios metros de arena, algo que está escaseando en muchos lados, pero que en Gesell no se nota.

Con la nueva fisonomía, sin Costanera asfaltada, más arena y rambla de madera, el Gemelos Apart, en 109 y la playa, podría promocionarse como un hotel “con salida directa al mar”. Sus usuarios sólo deben transponer la rambla de madera y ya están para clavar la sombrilla junto al Atlántico. Lo mismo ocurre con la multitud de restaurantes y bares que se han instalado a la vera de la rambla y que todavía, a diferencia de los negocios que se apilan sobre la avenida 3, mantienen la calma chicha. En esos sitios no hay necesidad de hacer largas colas para comer.

A pesar de los cambios, en las playas y en las calles de Gesell sigue el espíritu deportivo de los picados a toda hora o de las clases de gimnasia y aerobic. Ahora se sumaron los recitales de rock a diario, en el escenario de 103 y 4 o en cualquier esquina, a toda hora. Ayer por la tarde, la banda Superhéroes tocaba en la playa, sobre los listones de madera, y se promocionaba por la negativa: “Hoy actuamos nosotros, los Superhéroes. ¿Qué esperaban? ¿Que trajeran a los Rolling Stones?”. Por el escenario municipal de 103 pasarán algunos consagrados, como La Portuaria, y otras bandas con seguidores fieles como La Chilinga, por ejemplo. En la Villa, los más jóvenes son los que copan la parada.

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