Mar 23.01.2007

SOCIEDAD

Pinamar, un shopping a mar abierto donde las marcas coparon la arena

Guarderías para niños, clases de boxeo, “clínicas” de rugby o hockey, venta de todo lo imaginable: las playas del centro están preparadas para que los turistas tengan todo a mano.

› Por Carlos Rodríguez
Desde Pinamar

Desde las playas del centro, a partir de la avenida Bunge, y hacia el norte, hasta el balneario La Frontera, Pinamar es un enorme shopping a mar abierto, donde las grandes marcas coparon cada milímetro de arena. En una temporada que es proclamada como “muy exitosa” y en la que se aguarda, para todo el verano, a cerca de medio millón de visitantes, la idea que se impone es que los habitués y los eventuales primerizos cuenten con todos los servicios que tendrían a mano en Buenos Aires o en cualquier otra gran ciudad. Por eso hay guarderías en la playa, con maestras jardineras y un sinfín de entretenimientos para que los chicos puedan disfrutar y “joder con la pelota”, pero sin entorpecer el descanso de papá y mamá. Para que los mayores no tengan nostalgias de ninguna gran ciudad, cuentan con paradores donde se brindan clases de gimnasia y boxeo, masajes, competencias de surf y “clínicas” donde se enseñan los viejos trucos del rugby o el hockey, a cargo de expertos jugadores profesionales de Los Pumas o Las Leonas. Como si fuera poco, se puede llegar a intimar con artistas tan diferentes como Mercedes Sosa, Andrés Calamaro o Los Auténticos Decadentes, que ofrecen recitales organizados como tales o simples “zapadas”, al alcance de un público selecto, pero cholulo como el que más.

A diferencia de otros lugares donde las ofertas, en pesos o en dólares, son variadas en sus costos, en Pinamar, y sobre todo en la cercana Cariló, casi todas las opciones son caras por definición. El alquiler de una casa, en enero, puede llegar a los 40 mil pesos, un departamento de tres ambientes a los 10 mil pesos por el mes y los hoteles no bajan de los 200 pesos por día. En Cariló, el valor por el alquiler de una casa –bueno, una mansión– puede rondar los cien mil pesos, según informaron voceros de la inmobiliaria Lucio Vera Tapia. De una recorrida por los balnearios surgió el dato preciso de que no quedan carpas desde mediados de diciembre, pero la gente todavía recorre paradores buscando algún lugar para febrero. Eso sin importar que en algunos balnearios el costo puede ser de cuatro mil pesos por mes. Todos quieren, y pueden, asumir los costos de pertenecer a una Pinamar cada vez más concurrida.

Los paradores más requeridos siguen siendo Terrazas del Alba, el Point Club o el Sport Beach, donde su dueña Marina Romero mantiene su propuesta de deportes náuticos extremos para que los jóvenes y no tanto, tengan letra para contar aventuras veraniegas cuando vuelvan a sus lugares de origen. En Terrazas, los que acompañan en las visitas guiadas son Santiago Sluzewski, nuevo concesionario, y Fernando Fried, de Movistar. Ellos comparten responsabilidades en la organización de todas las actividades. “La oferta central son los deportes y los servicios, desde los spas hasta los salones de belleza, pasando por los equipos de banda ancha inalámbrica Speedy WIFI, restaurantes, cocheras y por supuesto vestuarios”, dicen Sluzewski y Fried. En los paradores se entregan a los clientes bonos con descuentos para carpas o sombrillas, recitales y otras actividades.

Los más activos, se sabe, son los chiquitos. Para ellos se organizan maratones, carreras de perros y la posibilidad, como la tuvieron este verano, de aprender algunos secretos del rugby o del hockey y de tener contacto directo con estrellas del nivel de Agustín Pichot, de Los Pumas, o Magdalena Aicega, de Las Leonas. Una de las características de Pinamar es que en sus playas no hay prácticamente sombrillas. Todos los que van alquilan carpas. Esto hace posible que haya mucho más espacio, por ejemplo, para jugar al deporte más popular: el fútbol. Tal vez por la presencia cercana de estrellas del deporte, Maribel (33 años) no quiso ser menos y demostró sobre la arena que podría prenderse en cualquier picado con cualquier hombre que se precie de jugar bien al fútbol. Para romper ciertos mitos, ella era la encargada de enseñarle a jugar a su hijo Martín, que la seguía con el interés del que está ante una maestra en serio. A mamá sólo le pudo robar alguna sonrisa y muchos besos. La dueña de la pelota era ella, con su pie zurdo o con el diestro. En el área, buscando el gol, debe de ser temible.

En Pinamar abundan, por supuesto, los desfiles de modas con estrellas de la pasarela, los encuentros con actores famosos de la TV, como Facundo Arana por ejemplo, o con músicos que llegan de la mano de Bebe Contepomi, que realiza entrevistas en vivo para FM 100, o de Juan Alberto Badía, que está con la 98.1. Pinamar es, en suma, un concierto interpretado por las orquestas más exclusivas que tocan a toda hora para un público ávido y dispuesto a meter la mano en el bolsillo... propio.

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