Una médica, su ayudante y el conductor tiraron del móvil a un hombre que debían llevar al hospital por un cuadro grave de ebriedad. Unos policías vieron el hecho y apresaron a los tres.
› Por Carlos Rodríguez
Malinterpretando los ejes de la campaña oficial contra el consumo de alcohol, una médica, un aprendiz de galeno y el chofer de una ambulancia protagonizaron un extraño caso de tratamiento intensivo de desintoxicación sobre un hombre en estado de ebriedad. “Los policías vieron cómo, desde la ambulancia, arrojaban un bulto en el descampado.” El “bulto” al que hizo referencia el oficial de turno de la comisaría primera de Merlo, en diálogo con Página/12, era una persona que –se presumía– se encontraba al cuidado de un equipo de salud del Hospital Héroes de Malvinas, de esa localidad bonaerense. Fabián Gorosito, de 37 años, llegó a la sala de guardia con la cabeza averiada, producto de una pelea. Los médicos lo curaron y, fieles, hasta allí, al juramento de Hipócrates, ordenaron que le hicieran una tomografía computada, para despejar dudas sobre su estado de salud. A falta de tomógrafo propio, lo llevaron en la ambulancia a una clínica privada. Cuando regresaban al hospital, luego de una discusión con Gorosito, algo reanimado de la borrachera, los custodios de la salud resolvieron dejar el “lastre” en un baldío. Los tres responsables del desatino fueron detenidos por “abandono de persona”.
“Se presume que el hombre tuvo alguna actitud agresiva contra los médicos, pero lo cierto es que los policías sólo vieron cómo lo arrojaban como si fuera un muñeco.” Los policías, no muy afectos en general a tratar con delicadeza a los borrachos, estaban ayer asombrados por la actitud que tuvieron la médica Liliana Boló, de 34 años, el estudiante de medicina Miguel Sepia, de 23, y el chofer Raúl Díaz, de 28. Desde el patrullero de la comisaría primera, los agentes que vieron la aplicación del electroshock etílico creyeron estar frente a un crimen. “Parecía que habían tirado un muerto, pero no, el hombre estaba vivo, en un estado de somnolencia. No se mostró agresivo en ese momento.”
El caso está ahora en manos del fiscal de Morón Matías Rapasso. El paciente maltratado fue levantado por los policías, que lo llevaron al Hospital Eva Perón, en la misma localidad. Al mismo tiempo se comunicaron con otros móviles, que se ocuparon de detener, casi de inmediato, a los ocupantes de la ambulancia. Los tres están incomunicados y ayer prestaron declaración indagatoria. La inmediata detención dejó abierto un enorme interrogante: ¿qué excusa hubieran dado, ante las autoridades del Hospital Héroes de Malvinas, sobre el insólito extravío del paciente?
El maltratado Gorosito había llegado con heridas en la cabeza, por una pelea callejera. Voceros del Héroes de Malvinas aseguraron que el hombre llegó “muy borracho” y todos presumen que “tiene que haberse puesto muy agresivo con los médicos”. El incidente ocurrió luego de que Gorosito fuera llevado a una clínica de Moreno, donde le hicieron la tomografía. Lo dejaron tirado en un baldío ubicado en el Camino de la Ribera e Independencia. Directivos del Hospital Eva Perón, al que Gorosito fue derivado por los policías que lo recogieron, confirmaron que el paciente “llegó con suturas en sus heridas y con un cuadro de intoxicación a raíz de la ingesta de alcohol; incluso no respondía las preguntas que le hacíamos. Estuvo unas horas en observación y fue dado de alta”.
Hasta el propio director del Hospital Héroes de Malvinas, Guillermo Kleinman, reconoció lo ocurrido. “En todos los años que tengo en el hospital jamás escuché una cosa semejante. Es un caso insólito, algo que carece de raciocinio.” Kleinman aclaró que no había podido hablar, todavía, con la médica que estaba a cargo de la ambulancia. “Fui a las 2.30 a la comisaría, apenas me enteré del hecho, pero ella estaba incomunicada. Por eso no puedo saber qué fue lo que pasó dentro de la ambulancia. La doctora es una profesional en emergentología que desde hace dos años y medio está en este hospital y tiene antecedentes excelentes, igual que el chofer. Nada hacía prever la actitud que tomaron. Hay que esperar lo que dictamine la Justicia. El Ministerio de Salud bonaerense también está tomando medidas y ya les remití todos los antecedentes de los profesionales.” El fiscal general de Morón, Federico Nieva Woodgate, dijo que es “un caso realmente raro”. Los tres acusados pueden ser condenados a penas de entre dos y seis años de prisión.
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