Vie 26.07.2002

SOCIEDAD

Un método para tratar fibromas de útero que los reduce sin cirugía

Es un nuevo procedimiento en el que se inyecta por un catéter una sustancia que obtura las arterias que nutren al tumor y logra que se reduzca. Un 40 por ciento de las mujeres tiene fibromas.

› Por Pedro Lipcovich

“Voy a hacerme embolizar, querido”, dice ella, y él se queda tranquilo porque sabe que, al día siguiente a más tardar, la mujer estará de vuelta en casa. Es que la “embolización” es un nuevo método para tratar fibromas de útero (esos tumores benignos que, en algunos casos, pueden ocasionar síntomas molestos y hasta infertilidad): consiste en inyectar por catéter, desde una arteria en la pierna, una sustancia que, al obturar las arterias que nutren el tumor, logra que éste se reduzca. El método puede reemplazar a la cirugía y no requiere anestesia general ni internación. Es de uso frecuente en Estados Unidos y ha comenzado a difundirse en la Argentina. No se lo recomienda, sin embargo, para mujeres que proyecten quedar embarazadas. El 30 o 40 por ciento de las mujeres llega a tener fibromas: no se conocen las causas ni formas de prevenirlos, pero una investigación dada a conocer hace pocos días reveló que tienen una base genética y que la predisposición podría trasmitirse de padre a hija.
Todo empieza en el muslo de la mujer. Por allí se introduce un catéter en la arteria femoral. El delgado tubo flexible avanzará laboriosamente por varias arterias –las ilíacas externa e interna, la hipogástrica–, guiado por el médico que lo ve por rayos X en una pantalla. “Se cateteriza superselectivamente la arteria uterina”, precisó Angel Ferrario, radiólogo intervencionista (porque, con técnicas como ésta, interviene en el cuerpo de sus pacientes) de la Clínica Eneri.
Una vez en la arteria que irriga el útero, se introduce por el catéter una sustancia de contraste que permite localizar el fibroma en la pared uterina. Hasta él ha de llegar el catéter para inyectarle, suspendidas en el líquido de contraste, partículas polivinílicas de sólo 250 milésimas de milímetro de diámetro. Estas micropartículas obstruyen los vasos que nutren el tumor; los “embolizan”, les producen una embolia terapéutica. Anulados los vasos que lo alimentaban, el tumor tiende a reducirse.
“En su origen, la embolización se utilizó para detener hemorragias en fibromas que sangraban mucho: se advirtió que, como efecto posterior, el fibroma disminuía de tamaño y los síntomas llegaban a desaparecer”, contó Jorge Senyszyn, especializado en cirugía mínimamente invasiva.
Los fibromas, también llamados miomas, son tumores benignos en la pared del útero. Pueden ser del tamaño de un grano de arena pero también pueden crecer hasta un diámetro de 20 centímetros, dando a la mujer el aspecto de una embarazada de seis meses.
La causa de los fibromas es desconocida, aunque acaban de encontrársele determinantes genéticos (ver recuadro) y se sabe que dependen de las hormonas sexuales femeninas, por lo cual pueden aumentar en mujeres que toman anticonceptivos y suelen decrecer después de la menopausia.
Los fibromas no necesitan ser extirpados a menos que causen dolor, sangrado excesivo o que empiecen a crecer demasiado rápido. Eventualmente los fibromas pueden causar infertilidad, si interfieren con la concepción o la implantación del óvulo fecundado. Para esos casos, el procedimiento quirúrgico consiste en insertar una pequeña cámara e instrumentos por el cuello del útero.
A fin de evitar esa cirugía, hace siete años empezó a utilizarse en Estados Unidos la embolización. “Esta técnica no necesita anestesia general y es prácticamente un procedimiento ambulatorio, ya que requiere sólo un día de internación; también permite tratar fibromas múltiples con una sola cirugía”, destacó Ferrario; según sus datos, “el éxito terapéutico de esta técnica oscila entre el 74 y el 94 por ciento”.
Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH) admiten esta práctica, aunque señalan que “los efectos a largo término de este procedimiento todavía son desconocidos” y observan que “la seguridad del embarazo, después de este procedimiento, es cuestionable”. En efecto, admitió Ferrario, “si bien muchas mujeres quedaron embarazadas después de este tratamiento, es cierto que, al desvascularizar el tumor, se produce cierta desvascularización del útero, lo cual puede afectar la fertilidad”. Senyszyn comentó que “los procedimientos por el interior de los vasos sanguíneos, como éste, también empiezan a aplicarse a otras enfermedades; por ejemplo el varicocele que afecta las venas del testículo”.
Además de clínicas privadas, la embolización se practica en instituciones públicas como el Hospital Fernández, servicio de ginecología.

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