Vie 20.04.2007

SOCIEDAD  › OLA DE AMENAZAS Y TEMOR A NUEVOS ATAQUES EN ESTADOS UNIDOS

Psicosis en una sociedad enferma

A tres días de la masacre en Virginia Tech y un día después de la difusión del manifiesto grabado por el homicida, un estudiante se suicidó y otros fueron detenidos tras presuntas amenazas en colegios y universidades. Críticas a la NBC por la difusión de los videos.

Después de la masacre del lunes y de las imágenes con el alegato homicida, divulgadas por todos los medios dos días después, se desató la psicosis en escuelas y universidades de Estados Unidos. Un chico se suicidó después de amenazar con un arma a sus compañeros, varios jóvenes fueron detenidos después de proferir frases alusivas que bien pudieron ser bromas de mal gusto o amenazas de nuevas matanzas. Lo cierto es que la proyección mediática de los videos que hizo Cho Seung-hui, el estudiante coreano que asesinó a 32 personas y luego se suicidó, en la Universidad Politécnica de Virginia, generó críticas en distintos sectores de la sociedad norteamericana. Hasta el presidente George W. Bush salió a pedir a los padres que presten mayor atención al comportamiento de sus hijos.

En la localidad de Huntersville, en el estado de Carolina del Norte, un estudiante de 16 años se mató de un balazo tras apuntar a dos de sus compañeros en un estacionamiento y ser arrinconado por la policía. El episodio se registró el miércoles, cuando Josh Emerson Cook, de 16 años, comenzó a hacer gestos amenazadores en el estacionamiento de la secundaria North Mecklenburg. Según el capitán Michael Kee, del departamento de policía de Huntersville, Cook se apuntó a la cabeza al ser rodeado por la policía y disparó.

Las escuelas de Yuba City, en California, en el oeste, permanecían cerradas, con los estudiantes atrincherados dentro y en estado de alerta. Una persona, ya identificada, prometió “empalidecer” la matanza en Virginia Tech: la imagen de su rostro fue difundida por la policía, que continuaba la búsqueda, informaron fuentes policiales. Se trata de Jeffrey Thomas Carney, quien amenazó con cometer un ataque con un fusil ametralladora AK-47 y explosivos para luego dejarse matar por la policía.

El Kalamazoo Valley Community College, en el estado de Michigan, primer hogar de Cho cuando llegó al país en 1992, cerró sus puertas por lo que queda de la semana, cuando sus autoridades descubrieron una amenaza en un blog en el que escriben los estudiantes. “Nuestro gobierno mata la misma cantidad de personas cada día, la única razón por la cual les interesa (la masacre estudiantil) es porque lo muestra la CNN”, decía uno de los mensajes, cuyo presunto autor fue arrestado por la policía, dijo la agencia italiana ANSA.

También en Michigan, en la ciudad de Walled Lake, otras dos escuelas secundarias fueron cerradas cuando se encontraron paredes pintadas con la sentencia “Virginia Tech mañana”. En Pittsburgh, Pennsylvania, la Universidad Point Park fue cerrada temporalmente tras un tiroteo ocurrido en las cercanías del campus, y en la Universidad de Minnesota se cerraron ocho departamentos para su inspección, tras una amenaza de bomba.

En Eugene, Oregon, la policía arrestó a un estudiante de 15 años de la secundaria Willamette por varios cargos, luego de que una bomba casera explotara en el basurero de un pasillo. En tanto, en Nashville, Tennessee, un estudiante fue acusado de negligencia peligrosa luego que la policía dijera que caminó por un pasillo del plantel gritando: “Más les vale que revisen mi mochila y mi casillero. Tengo una pistola y un cuchillo, y voy a hacer lo que ellos hicieron allá en Virginia Tech”.

La comunidad de Virginia Tech salió a criticar a la cadena televisiva NBC por exhibir el material enviado por Cho entre los dos tiroteos. Especialistas y autoridades sostienen que el material podría provocar nuevas masacres, lo que se suma a la indignación y el malestar de los estudiantes sobrevivientes y familiares de las víctimas.

El jefe de la policía estatal, Steven Flaherty, criticó con dureza a la NBC: dijo que se sentía “desilusionado”. El presidente de la NBC, Steve Capus, manifestó que mostrar el material enviado por Cho implicó “una decisión difícil”. “Buscamos respetar a las familias de las víctimas, pero al mismo tiempo queríamos saber por qué ocurrió todo esto, qué pasaba por la cabeza de este individuo”, sostuvo. En su página web, la cadena estadounidense defendió la edición de las imágenes: “La decisión de emitir este video alcanzó a todas las empresas noticiosas del mundo, al comprobar la cobertura que han tenido estas imágenes en la televisión, los sitios web y la prensa”, declaró la compañía en su portal web.

Cho envió a la NBC un manifiesto multimedia: 23 páginas de texto, 29 videos y 23 fotos. En las grabaciones que se difundieron, decía: “Ustedes me arrinconaron y me dejaron una sola opción. Había 100 mil millones de opciones y maneras que hubieran evitado lo que pasó hoy. Pero ustedes decidieron derramar mi sangre. Ahora tienen sus manos manchadas de sangre para el resto de sus vidas”. En una de las imágenes aparece con las dos pistolas que más tarde, el pasado lunes, le sirvieron para asesinar a 32 alumnos y profesores de la universidad donde estudiaba inglés.

La paranoia llegó ayer a tal punto que el presidente George W. Bush pidió a los padres de jóvenes que presten atención si sus hijos están “haciendo cosas extrañas por Internet”. En tanto, el gobernador de Virginia, Timothy Kaine, anunció la conformación de una comisión investigadora para esclarecer puntos oscuros como “los informes de salud mental del autor de la masacre, otras señales de alerta y cómo se produjo la compra de las armas”.

El crimen múltiple afectó en forma indirecta a la comunidad coreana en Estados Unidos, que teme represalias sociales en su contra por compartir la misma nacionalidad de Cho Seung-hui. “Todos los coreanos nos sentimos doblemente conmocionados; el primer día, tras enterarnos de lo ocurrido; el segundo, cuando salió a la luz que era de nacionalidad coreana”, dijo Eun Sook-won, una ciudadana coreana que lleva 21 años asentada en Estados Unidos y que trabaja en una tienda de bocadillos en Washington. Cerca de dos millones de personas de origen coreano viven en Estados Unidos, donde la emigración procedente de este país asiático creció enormemente con la adopción de millones de huérfanos de la Guerra de Corea. Los jóvenes estudiantes de Corea del Sur conforman una de las comunidades más numerosas de estudiantes extranjeros en el país.

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