Sáb 28.04.2007

SOCIEDAD

Fuertes indicios de que el cuerpo hallado en Río Negro es de Otoño

El padre de la chica que se suponía en manos de una red de trata reconoció un colgante y ropa en el cadáver encontrado en un canal.

El reconocimiento de un colgante artesanal y varias prendas de vestir entre los restos humanos que se encontraron en un canal de riego de Cipolletti permitiría determinar que se trata del cuerpo de Otoño Uriarte, la joven desaparecida en Río Negro el 23 de octubre último y que presuntamente fue capturada por una red de trata de personas.

Roberto Uriarte, el padre de Otoño, dijo ayer a medios periodísticos que el colgante de arcilla, madera e hilo “es igual al que se había hecho Otoño, tiempo atrás”, y también sostuvo que existen similitudes en otras prendas. Un buzo negro, la remera, una calza de lycra y la ropa interior, que le fueron mostradas en la sede del juzgado de Cipolletti, también fueron reconocidos por el padre y así lo dijo a los periodistas.

Sin embargo, Uriarte no firmó el acta correspondiente y continúa diciendo que esperará “el resultado del ADN”, ya que aún les “queda la esperanza de que no sea” su hija.

De la misma forma, la jueza Alejandra Berenguer, quien mantiene el expediente bajo la carátula de “hallazgo de restos óseos no identificados”, se mantiene expectante ante las pruebas genéticas que se le encomendaron al laboratorio de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

La magistrada necesita ese resultado, que podría llegar en el transcurso de la semana próxima, pero cuenta con otro indicio positivo en la identificación. Se trata de las coincidencias dentarias del cadáver con la ficha odontológica que se le había confeccionado a Otoño en el hospital de El Bolsón, cuando vivía en esa localidad cordillerana con la familia de Jano Rodríguez, ex pareja de su madre. La prudencia de la jueza se justifica por la gran trascendencia del caso, en el marco de acusaciones sobre supuesta negligencia en la investigación del caso desde el momento mismo de la desaparición de la chica.

En tanto, prosigue la realización de peritajes donde apareció el cuerpo en la tarde del pasado martes, en la zona de esclusa de un canal de riego, en el paraje El Treinta, en las afueras de Cipolletti, a sólo cinco kilómetros de la calle de tierra por donde Otoño fue vista por última vez.

El jueves y ayer la jueza recorrió el sitio, acompañada por peritos de Gendarmería Nacional y el fiscal que entiende en la causa, José Rodríguez Chazarreta. El secretario de Seguridad de Río Negro, Miguel Bermejo, dijo que “en la policía rionegrina se montó un equipo altamente especializado que está totalmente a disposición del juzgado”. El funcionario anunció que están “a la espera del envío de otros especialistas en criminalística, de otras fuerzas de seguridad nacionales”. Bermejo opina que “no hubo fallas o demoras en la investigación, se estaba buscando a una persona viva y no un cadáver y por eso no se adoptaron determinadas medidas”.

La autopsia de los restos que se presume pueden pertenecer a Otoño estableció que permanecieron sumergidos en el canal no menos de cinco meses, mientras que el lunes pasado se cumplieron seis de la desaparición de la joven. Las autoridades del Departamento Provincial de Aguas ratificaron que no hubo, en los días posteriores a la denuncia de este hecho, ningún pedido judicial para que se vaciara ese tramo del canal en donde apareció el cuerpo y que esa tarea se podría haber realizado sin dificultades.

Estos son los aspectos que causan enojo entre los allegados a la familia Uriarte, como el cura párroco de Fernández Oro, Néstor Vicente, quien en la marcha del jueves dijo que “los que llevaron a cabo la investigación tienen que dar un paso al costado”. Las miradas están dirigidas a la jueza María del Carmen García García, quien tomó el caso de la desaparición y la caratuló originalmente como “abandono del hogar”.

Luego, en una segunda etapa, consideró la hipótesis del secuestro y empezó a investigar los movimientos de una posible “red de prostitución y trata de menores”, en cuyo marco hubo escuchas telefónicas a la comisaría de Choele Choel. Se registró así, a principios de noviembre, el diálogo entre un proxeneta y un presunto policía acerca de “una chica nueva, de La Pampa” a la que tenían que adulterarle la edad.

Ahora la pesquisa está detrás de la identificación y ubicación de un auto de color claro, tal vez blanco o crema, tamaño mediano, que en la madrugada posterior a la desaparición de Otoño fue visto merodeando en los alrededores de Fernández Oro.

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