El lunes, dos gremios aeronáuticos denunciaron que dos aviones casi chocan entre Córdoba y Buenos Aires. Las dos técnicas que estaban a cargo del control lo negaron. Hoy, réplica de los pilotos.
Dos controladoras aéreas que cumplen tareas en la terminal de Ezeiza rechazaron ante la Justicia federal la existencia de la supuesta cuasi colisión, denunciada el lunes por el gremio de los pilotos y los propios encargados del control. Las dos técnicas –ambas integrantes de la Fuerza Aérea– estaban a cargo de las operaciones en el Area de Control central (ACC) de Ezeiza a las 8.50, cuando los vuelos de las empresas United Airlines y Andes Líneas Aéreas hacían su aproximación al aeropuerto. Ambas coincidieron en que se trató de una operación normal. Anoche, César Salas, titular de la Asociación de Controladores de Tráfico Aéreo, ratificó que el episodio existió y sostuvo que las dos controladoras “fueron presionadas para negar lo ocurrido”. Los gremios anunciaron para hoy una conferencia de prensa en la que, aseguran, presentarán pruebas del mentado incidente.
Tras la denuncia de una cuasi colisión entre dos aeronaves formulada el lunes por el propio Salas y el secretario gremial de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), Pablo Biró, el juez federal Norberto Oyarbide citó como testigos a las dos controladoras que estaban a cargo del ACC el lunes a la mañana. Una de ellas –a quien en esta nota se identificará como S. V.– estaba a cargo del control mientras que su compañera, K. L., era su ayudante.
“No se dio en ningún momento una situación de cuasi colisión”, dijo K. L., quien ofreció un relato pormenorizado de lo sucedido desde que el radar “de ayuda” de Paraná les indicó que “el avión United 847 hace un giro y se incorpora en espera”. Al tomar contacto ese vuelo con Ezeiza, S. V. “lo desciende” y su compañera, en comunicación con Córdoba y Resistencia, constata que el avión de Andes “estaba con un nivel de vuelo de 330” y el de United “en un nivel de 340 (pies de altura), por lo cual se mantenía la separación vertical necesaria”.
Lo que sí admite S. V. es que en un momento a las dos aeronaves se les da un nivel de 330 pies, lo cual se corrige de inmediato, pero aclara que “los aviones estaban aproximadamente a 70 kilómetros uno de otro y jamás existió una situación de peligro”.
S. V. coincidió con su colega en que tampoco recibieron en Ezeiza comunicación de cualquiera de los dos aviones sobre una “resolución de TCAS”, como se denomina la activación del sistema anticolisión automática con la que cuentan las aeronaves. Ambas coincidieron en que ninguno de los comandantes de los dos aviones efectuaron quejas o comunicaron algún tipo de anormalidad en sus vuelos.
K. L. y S. V. declararon tras el pedido del fiscal Patricio Evers a Oyarbide, el mismo lunes, para que solicitara a la autoridad aeronáutica que “informe al tribunal la veracidad de la noticia aparecida en los medios” sobre el supuesto incidente denunciado por los gremios de los controladores y los pilotos.
Oyarbide ya tenía a cargo una presentación anterior del cineasta Enrique Piñeyro, quien formuló una denuncia penal contra la cúpula de la Fuerza Aérea por “poner en peligro la seguridad aérea”.
Las dos controladoras relataron ante el juez que durante la tarde recibieron llamadas telefónicas de dirigentes del ACTA, uno de los cuales “ante mi asombro, me dijo que yo tenía que decir la verdad”, expresó K. L. “Nunca me preguntó por el hecho en particular para saber qué había pasado realmente, sino que se limitó a decirme que me daba su apoyo y si estaba asociada a ACTA”, agregó.
Por su parte, las organizaciones denunciantes convocaron para hoy a una conferencia de prensa en la que, sostienen, presentarán “las pruebas de que hubo una cuasi colisión”, informó Juan Pappalardo, titular de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico.
Según dejaron trascender fuentes gremiales, la denuncia habría partido de la empresa Andes, que luego –siempre según esa versión– se habría retractado.
La supuesta cuasi colisión también fue negada por el director regional de la OACI, José Miguel Ceppi, quien tras consultar a su oficina en Lima –donde deben notificarse los incidentes graves– y a IATA –la cámara internacional que nuclea a las empresas de aviación–, donde negaron la existencia de un hecho de esas características.
“Ante la cantidad de información aparecida en los medios argentinos me llama mucho la atención algún grado de desinformación y la información distorsionada que se entrega al público”, enfatizó Ceppi.
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