Un grupo tomó la seccional de Maschwitz y liberó a un detenido. Otros cuatro aprovecharon para huir. El preso estaba con nombre falso. Las dudas sobre el detenido y sobre la actuación policial.
› Por Raúl Kollmann
La historia oficial es provisoria y dice lo siguiente: aproximadamente entre siete y diez hombres, con armas largas, tomaron la comisaría de Maschwitz para conseguir la liberación de un preso, Claudio “El Pulga” Lugo Villarreal, que en realidad sólo estaba imputado de andar en una moto de baja cilindrada, tenía un arma y se resistió a la detención. “Era un delincuente de la zona, no un pesado”, lo definieron en la fiscalía. De los cuatro policías bonaerenses que estaban en la dependencia, uno se encontraba en el baño; el segundo, desarmado, porque así lo establece la regla para quien ejerce la custodia directa de los presos; la tercera era una mujer con poca experiencia y, por último, el comisario, que no pudo reaccionar ante la superioridad numérica. Además, El Pulga o El Tuerto, como también le decían, estaba allí, en una comisaría con poca estructura, justamente porque no era considerado un pesado. La historia oficial es provisoria porque no cierra: ninguna banda hace semejante operativo para rescatar a un “livianito”. Con las horas fueron apareciendo otros elementos del prontuario de El Pulga, quien estaba como preso light porque fue detenido con otro nombre.
La comisaría de Maschwitz es en realidad un modesto chalet frente a una plaza. En la madrugada irrumpió el grupo comando, que no sólo redujo a los cuatro efectivos que estaban de guardia, sino que se llevó las armas –entre ellas dos ametralladoras– y los chalecos antibalas. Los sujetos entraron con los rostros cubiertos con gorros de lana, fusiles FAL en la mano, tijeras para romper cadenas y candados y el objetivo de rescatar únicamente a Lugo Villarreal. Los otros presos se escaparon porque vieron la puerta abierta.
Según un informe que le entregaron anoche al Ministerio de Seguridad, el Servicio Penitenciario advirtió que El Pulga estuvo en los penales de Azul, La Plata y Melchor Romero; que en 1996 fue calificado de máxima peligrosidad y se lo catalogó como autor de numerosos robos a mano armada, además de integrante de una banda de piratas del asfalto. En la fiscalía de Escobar todavía no lo pueden creer. “A ese tipo lo tuvimos preso por un robo hace poco tiempo y quedó en libertad. Es de acá de la zona de Zárate. ¡Qué va a ser un pesado!”, comentaban en el ámbito judicial.
En los tribunales de la zona de San Isidro sospechan de arreglos con policías. Es decir que a Lugo Villarreal lo detuvieron más de una vez, sabían quién era, le cobraban y terminaban haciéndole un expediente con otra identidad y un delito mucho menor. Desde el Ministerio de Seguridad llegaron a Escobar el superintendente Daniel Rago y varios integrantes de Asuntos Internos. Por ahora, sostienen que no hubo responsabilidad de los que estaban en la comisaría tomada y mirarán con detalle quién y cómo se hizo la detención. De todas maneras, en La Plata afirman que la identificación se hace en el ámbito judicial, no en el policial. En el Servicio Penitenciario dicen que lo tuvieron como interno hasta 2002 y les sorprendía que se hubiera evaporado en el aire, ya que nunca hubo registros de sus nuevos domicilios y, menos todavía, de que hubiera cometido algún delito. Anoche todos se percataron de que El Pulga o El Tuerto ya no usaba más su verdadero apellido, Lugo Villarreal, sino que andaba por la vida con nueva identidad.
Anoche se buscaba recapturarlo. Y también a los otros cuatro detenidos que se encontraron con la puerta abierta.
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