SOCIEDAD › LA QUERELLA DEL JUICIO POR GARCIA BELSUNCE PIDIO LA ABSOLUCION DE CARLOS CARRASCOSA
Los abogados de la madre de María Marta esgrimieron en su alegato sus acusaciones contra Pachelo, aunque no reclamaron que el tribunal ordene investigarlo. Y dijeron que el fiscal Molina Pico fue “poco serio” en su acusación porque se basó en testigos que “mintieron escandalosamente”.
› Por Horacio Cecchi
Empezó aclarando que su tarea no era la de defender a Carrascosa y terminó pidiendo su absolución. En el medio, durante 3 horas y 50 minutos, con una breve interrupción de media hora, la querella enumeró uno a uno los defectos del que denominó como “un alegato poco serio” de la Fiscalía. Sostuvo que al menos seis testigos en los que se fundamentó la acusación durante el juicio “mintieron escandalosamente”, entre ellos Pachelo y Biasi, pero no pidió el procesamiento por falso testimonio de ninguno de ellos. Los temas más sólidos de la exposición fueron señalar las contradicciones en los testimonios del Club House; la endeblez de la prueba del revólver del sobrino de Carrascosa; la ausencia de móviles y especificación de roles; abundó al recordar las actividades sospechosas de Pachelo en el country. Pero se embarró al pretender cuestionar el punto más fuerte del alegato fiscal, los horarios, y, lo más grave (aunque no es su tarea sino de la defensa), no pudo quitar de escena al imputado, a Bártoli ni a Irene Hurtig. Terminó diciendo que Pachelo es sospechoso de homicidio pero no pidió que lo investigaran formalmente. Sorprendió cuestionando a Roberto Ribas, letrado de Pachelo, porque “sin ser parte se extralimitó generando pruebas”, pero olvidó que en sí misma, como querella, pasó los cuatro años del juicio defendiendo y metiendo en escena (al acusarlo) al propio Ribas en defensa de Pachelo.
“No nos interesa que se condene a cualquiera sino a quien se demuestre que sea culpable”, dijo la abogada santafesina Zulema Rivera, representante de la madre de MM como particular damnificada, al iniciar su alegato. Rivera atacó la idea que intenta instalar Molina Pico, que sostiene que después del partido Boca-River no quedó nadie en lo de los Bártoli para, de ese modo, abrir la posibilidad de que se estaba montando la escena del crimen. Rivera señaló que la propia Catalina Vargas, la mucama de los Bártoli que había dicho que se habían ido todos a las 18 y minutos, después dijo que sus “patrones salieron corriendo porque hubo un accidente”. En conclusión, Bártoli e Irene estaban en su casa antes del llamado.
En relación con la presencia de Carrascosa en el Club House, Rivera subrayó contradicciones entre las declaraciones del mozo Oberndorfer y la dueña Alba Benítez (el mozo lo vio solo y en otra mesa que la señalada por la dueña), aunque no pudo evitar reconocer que ambos sostuvieron que Carrascosa estuvo. Dijo que el delivery Javier Castro (que también dijo haberlo visto) mentía porque no coincidían sus horarios. Con los dichos de la testigo Claudia Narciso, que fue a buscar a su hermana que trabaja en el bar, a las 18.23, y no vio la camioneta de Carrascosa ni a Carrascosa, Rivero concluyó que el acusado no estuvo en el Club House.
Después avanzó sobre la sucesión de horarios desde la llegada de Michelini, que ya se transformó en una sucesión clave para acusación y defensa. Ubicó más temprano a Michelini (18.55, o sea, tres minutos antes que el fiscal) en la guardia. Y dijo que lo que el fiscal interpretó como primera llamada a las 18.59 para ella era la última. Que en ese momento fue cuando Ortiz moduló el handy diciendo que había encontrado a Carrascosa llegando y no a las 19.14, como lo situó el martes el fiscal, saliendo de la casa. Rivera tomó como cierta la indagatoria de Michelini, que está procesada por encubrimiento, en la que dijo que no había esperado los veinte minutos que los guardias habían afirmado que había esperado.
La importancia de esa espera es clave. Si Michelini llega a lo de los Carrascosa después del famoso primer llamado de las 19.07, la defensa no podrá sostener que la voz de mujer de fondo pertenece a la masajista y quedará sugerida como de Irene Hurtig.
Rivera tomó como prueba determinante el llamado que hiciera Irene Hurtig a las 19.11 para demostrar que a esa hora Michelini ya no estaba en la guardia. “Cuando (IH) llamó pidiendo una ambulancia (la segunda) cómo la guardia no le preguntó ‘tengo esta mujer esperando acá hace un rato, ¿qué hago?’. No es lógico.” Después recordó la corrida de Bártoli y luego de Irene al llegar a la casa. De todos modos, no quedó claro cómo se las arregló Michelini para hacer todo lo que se dijo que hizo antes de las 19.11.
Después, Rivera cuestionó la división de roles que intentó establecer el fiscal a partir de las voces de fondo, y sostuvo con cierto criterio que Carrascosa no tuteaba a Michelini, pero quien hablaba con la mujer que se escucha por detrás no era él sino Bártoli, que podría quizá tutearla porque era su masajista.
Echó por tierra el fundamento del móvil basado en una discusión la noche anterior, sin datos que especifiquen en qué consistió ni quién discutía. Cuestionó que no se supiera a quién pertenecían los ADN, no pudo complicar la idea del maquillaje porque, como manifestó el fiscal, “para que un muerto parezca con semblante como de todos los días hay que levantarle el blanco cadavérico”. Se metió en saco de once varas al empezar a hablar de la seguridad de los countries.
Después, Gustavo Hechem se encargó de la otra parte: atacar la investigación fiscal y subrayar el “mucho miedo” que MM le tenía a Pachelo. Pero la querella terminó sorprendiendo porque desistió de acusar a Pachelo, a los vigiladores y ni siquiera pidió el procesamiento por falso testimonio. “No quisimos abundar, lo va a hacer la defensa”, dijo Rivera, anticipando, fuera del tribunal.
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