El juez de Madrid pidió que Washington le aclare si la DEA le tendió una trampa al traficante de armas sirio. Parece que Al Kassar no contactó a las FARC para venderles armas sino que cayó en una operación falsa armada por dos agentes de civil.
› Por Francisco Mercado*
El juez Juan del Olmo, de la Audiencia Nacional de Madrid, exigió a EE.UU. un informe de su investigación sobre el traficante de armas Monzer Al Kassar para aclarar si su captura el 7 de junio resultó de un delito provocado por agentes de la DEA, la agencia antidroga norteamericana. Si fuera el caso, se trataría de un “entrampamiento”, algo que la ley española no admite. Según un primer informe de EE.UU., no fue Al Kassar el que contactó a las FARC para venderles armas, sino que fueron dos agentes de la DEA que fingieron trabajar para la banda y le pagaron con dinero de la agencia.
El juez Del Olmo reclamó “la secuencia temporal que permita analizar las actuaciones investigadoras realizadas por Estados Unidos, especialmente en orden al comienzo de la investigación, razones de ello, intervención de los agentes encubiertos referidos en la nota verbal, e inicial contacto de dichos agentes encubiertos con el reclamado (Al Kassar) u otros investigados”. La nota verbal de EE.UU. que da pie a tales interrogantes del juez sobre la legalidad de esta captura refleja lo siguiente: “Entre febrero y mayo de 2007, Al Kassar junto con Tareq Mousa Al Ghazi y Luis Felipe Moreno Godoy acordaron la venta de armas por valor de millones de dólares, incluidas ametralladoras lanzadoras de granadas propulsadas por cohetes y sistema de misiles tierra-aire a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, las FARC”.
A renglón seguido, EE.UU. presenta sus pruebas: “Durante una serie de grabaciones telefónicas de móviles, correos electrónicos y reuniones en persona, un número de ellas grabadas en video o audio, Al Kassar, Al Ghazi y Moreno Godoy aceptaron vender armas a dos fuentes confidenciales trabajando para la DEA que se presentaban a sí mismos como trabajando para las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, con el entendimiento concreto de que las armas se utilizarían para atacar intereses estadounidenses y para matar a funcionarios estadounidenses trabajando en Colombia”. La nota verbal aclara quién financiaba realmente la supuesta compra de armas: “Durante sus reuniones, Al Kassar, Al Ghazi y Moreno Godoy proporcionaron a las fuentes confidenciales una fotografía del barco que sería utilizado para transportar las armas, especificaciones de los SAM que aceptaron vender a las FARC y las cuentas bancarias en España y en el Líbano que finalmente utilizaron para ocultar los más de 400.000 dólares procedentes de una cuenta encubierta de la DEA y que las fuentes confidenciales presentaron, y Al Kassar creyó, procedían de los beneficios de las drogas de las FARC para el pago de las armas”.
Por tanto, a tenor del relato oficial norteamericano, la DEA no intercepta una operación real en marcha de venta de armas de Al Kassar a las FARC sino que la simula y financia con dinero propio para capturarlo. Incluso aunque Al Kassar hubiera querido brindar armas a las FARC, si el delito fue provocado, no podría ser penado según el ordenamiento español. Pero. además, Al Kassar ha declarado que los agentes de la DEA nunca le propusieron comprar armas para las FARC, sino para el gobierno de Nicaragua, y que exigió que le entregaran el certificado del destino final de las armas, ya que serían compradas oficialmente al gobierno de Rumania. Al Kassar ha alegado, como prueba de su transparencia, que frente al interés de los fingidos compradores en pagarle en efectivo, les reclamó que fuera por banco. Tras recibir por esta vía 400.000 dólares, un 15 por ciento del monto total, dejaron de abonarle el resto del monto pactado.
Al Kassar recelaba ya tanto de la operación que se puso en contacto con policías españoles con quienes ha mantenido una histórica relación informativa. Le sugirieron que tuviera cuidado. Los agentes de la DEA, tras incumplir los pagos, le pusieron sucesivas citas en el extranjero, que Al Kassar desatendió por temor a una encerrona. El 7 de junio, lo convocaron en Madrid. El traficante pidió ayuda a policías españoles para saber quiénes eran sus fingidos interlocutores comerciales. Pero esa gestión no tuvo éxito. Al Kassar fue detenido en la capital española nada más llegar al aeropuerto de Barajas.
*De El País Semanal
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