El padre Tocho, un sacerdote de una iglesia de Dock Sud, en Avellaneda, corrió detrás de un chiquito de 13 años que, según los presentes, había entrado a la parroquia para robar la cartera de una mujer mientras Tocho daba misa. El chico, finalmente, fue detenido por un patrullero.

Según los vecinos, el chico venía de romper el vidrio trasero de un automóvil estacionado frente a la parroquia Santa Catalina de Siena, en Debenedetti al 2500. Luego, ingresó en la iglesia durante la misa del mediodía que daba el padre Tocho. Cuando entró, según algunos de los presentes, una mujer comenzó a gritar porque le habría intentado robar la cartera, aunque no está claro si la mujer gritó por la rotura del vidrio, por el supuesto robo de su cartera o, simplemente, porque se asustó y gritó. Tocho interrumpió la misa y corrió por la nave central, con sotana, detrás del chico.

El representante del cielo corrió tres cuadras sobre la tierra pero el chico parecía tener alas de ángel en los pies de diablillo. Finalmente, a las tres cuadras, y después de que Tocho lo encomendara a Dios, un patrullero que siguió la acción fue en apoyo del Señor y detuvo al pequeñín. De regreso, Tocho insistió en que la responsabilidad no es de los chicos. “Somos nosotros, los adultos, los padres, el Estado y las instituciones, no los chicos.”