Lo que para muchos es sólo un pasatiempo y para otros una pasión representa una disciplina que ya va por su segundo campeonato mundial. Los especialistas argentinos dieron una charla pública.
Molinete. Pavota. Con la sola mención de palabras como ésas, muchos adolescentes y adultos ya sabrán de qué va a hablar esta nota. Pero lo que seguramente no conocen es que ese juego, inevitable promotor de buenos recuerdos, es un deporte que se practica en todo el mundo, que para los entendidos no se llama metegol sino fútbol de mesa, y que Argentina tiene una selección que participó del último mundial de esa disciplina. Esos temas fueron el centro de la charla-exhibición que brindaron, ante un auditorio de aficionados e iniciados, el presidente de la Asociación Argentina de Fútbol de Mesa (AAFM), Rafael Colaso, y dos integrantes del seleccionado nacional en Laboratorio Fútbol, un centro de actividades culturales vinculadas con el deporte, del gobierno porteño.
Las manijas, forradas con un cinta tipo grip, como si fueran el mango de una raqueta. La cancha, algo más alta que la que se popularizó en Argentina, aquella de aluminio con patas flaquitas. Y los jugadores, de plástico, también en lugar del viejo aluminio. Ya la imagen de la mesa de metegol (cuesta adaptarse al nombre nuevo) prenuncia lo que luego confirmarán los que saben: el juego se profesionalizó.
“En 2002 se constituyó la Federación Internacional de Fútbol de Mesa (ITSF por sus siglas en inglés) y empezó a agrupar países en los que se desarrolla esta actividad”, señaló, entusiasmado, Colaso, mientras dirigía la proyección de imágenes del metegol en diferentes momentos de la historia. “Hoy hay 45 países afiliados a la Federación, que participan en torneos y tours. La consolidación de esa tendencia fue el mundial que se jugó el año pasado en Alemania, diez días antes del mundial de la FIFA”, relató.
Difícil imaginarse que ese juego para cuya especialización se necesitaba de grandes dosis de “alpedismo” –según la definición del escritor y periodista Juan Sasturain, a cargo de la apertura de la charla– se convertiría en un deporte con genuinas pretensiones de profesionalismo, como lo es hoy. Sin embargo, para saldar toda posibilidad de duda al respecto, en la conferencia estaban Ricardo Juárez y Facundo Colaso (hijo de Rafael), dos de los integrantes de la selección argentina que representó al país en el mundial, que mostraron una capacidad de juego extraordinaria en la cancha instalada en el edificio de Laboratorio Fútbol.
Allí se confirmó que el gol de pavota (cuando el delantero se aprovecha de un saque del defensor) es válido, pero el de molinete no: la mano no debe despegarse de las manijas, dice el reglamento.
Claro, luego de las palabras y las imágenes, llegó el momento de la acción. Los dos jóvenes se calzaron unos guantes especiales (Juárez después se los sacaría porque no eran de su talle) y llevaron a cabo una exhibición deslumbrante. Una concentración digna de un profesional fue el preludio al espectáculo, que comenzó desde el mismo precalentamiento.
En esa previa, los jóvenes jugadores pusieron en práctica algunas jugadas preparadas y varios tipos de jugadas de gol. Cuando empezó el partido, la velocidad de los movimientos muchas veces superaba a la de los ojos no entrenados del público. Entonces, paraban el juego y explicaban algunos conceptos básicos. Así, la gente se fue sabiendo lo que es –por ejemplo– el “gancho”, un tipo de definición en la que la pelota, en poder del delantero, es corrida rápidamente hacia el medio de la cancha para, de inmediato, realizar el remate. O cuáles son los 6 lugares básicos del arco hacia donde apuntan los profesionales para tener una mayor eficacia.
Por si después de eso alguien conservaba algún resquicio de duda sobre la seriedad del tema, Colaso hijo detalló que “cada uno de nosotros entrena todos los días de manera individual en su casa, ya que todos tenemos mesa”, pero que durante la preparación previa a los torneos, se juntan “dos veces por semana con el resto del equipo, para coordinar jugadas y lograr el mayor entendimiento posible”.
En la conferencia, las autoridades de la AAFM aseveraron que el objetivo de este tipo de actividades es “difundir el metegol como deporte”, y que en ese sentido también están embarcadas “junto a una pyme en la construcción de una cancha argentina de fútbol de mesa, que marque una evolución a las que se usan en el país actualmente, y nos permita presentarla en el ámbito mundial como propia”.
Laboratorio Fútbol es un espacio creado por la Dirección de la Juventud del gobierno porteño, ubicado en Donato Alvarez 130, en Flores, donde se dictan cursos y talleres gratuitos de periodismo, fotografía, dibujo y humor gráfico con la temática futbolera como eje.
Informe: Eugenio Martínez Ruhl.
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