Greenpeace lanzó una campaña prohibida para aquellos con miedo a las alturas. Tres activistas mujeres cumplen hoy su segundo día colgadas de los árboles de la selva de las Yungas, ubicada a 320 kilómetros de la capital salteña. Mientras que durante el día realizan reconocimiento del territorio, por las noches duermen en carpas ubicadas a 20 metros de altura. Las ambientalistas permanecerán allí hasta que se sancione la ley de Bosques, una iniciativa con media sanción en Diputados que busca frenar el desmonte de bosques nativos del país.

Las tres mujeres, que se ofrecieron como voluntarias para iniciar esta nueva cruzada, no pueden creer que la selva, declarada Reserva de Bioesfera por la Unesco en 2002, pueda desaparecer en poco tiempo. “El desmonte es inminente. El gobierno provincial ya dio autorización a los productores locales para cosechar soja en esta zona”, contó Romina MacGibbon, una de las activistas, a Página/12.

Ella, junto a Nidia Barrientos y Roxana Florelli, montó el campamento en las Yungas. Cada una duerme en una carpa individual colgada de un cebil. “Desde acá arriba se puede ver el avance sin pausa de la frontera agropecuaria que todo lo arrasa sin tener en cuenta la pérdida de flora y fauna ni el impacto ambiental que ocasiona”, señaló. Para esta misión las chicas recibieron entrenamiento en escalada y técnicas de supervivencia en la región. También cuentan con provisiones para permanecer allí por un largo tiempo, al igual que el sistema de comunicación por VHF para estar en contacto con el equipo de apoyo en tierra.

El campamento estará habitado por equipos rotativos de voluntarios que permanecerán en el lugar hasta que se apruebe la ley de Bosques. Con media sanción en Diputados, la iniciativa establece la moratoria a los desmontes hasta tanto las provincias realicen un ordenamiento territorial de los bosques nativos. “Esto permitirá definir qué áreas pueden ser explotadas y cuáles no y se deben conservar. Es una herramienta muy importante”, destacó MacGibbon. El proyecto además prohíbe el otorgamiento de permisos de desmonte en zonas tradicionalmente habitadas. Greenpeace busca sumar más votos a la campaña de recolección de firmas en respaldo de la ley. Ya cuentan con 570 mil firmas, pero apuestan a conseguir un millón.