SOCIEDAD › UN MATRIMONIO Y DOS NENAS CAUTIVOS EN DON TORCUATO
Un chico de 15 y dos adultos asaltaron una casa y fueron rodeados por la policía. Tras arduas negociaciones, liberaron a los rehenes. Uno de los delincuentes estaba prófugo y otro tenía libertad asistida.
Durante siete horas, que por momentos se estiraron en toda la dimensión de cada segundo, tres asaltantes tomaron como rehenes a un matrimonio y sus dos nenas de 8 y 12 años, en su casa ubicada en Belgrano 481, muy próxima al Hindú Club, en Don Torcuato. El asalto ocurrió minutos antes de las siete de la mañana, cuando la mujer sacó la camioneta del garaje para llevar a las nenas a la escuela. El asalto fue advertido por un hermano de la mujer, quien dio aviso al 911. Al rato, camionetas policiales, casi un centenar de Halcones uniformados, y vallados, cercaron la zona. Primero, casi de inmediato, fue liberada la mujer. Cinco horas más tarde, las negociaciones permitieron liberar a las dos nenas. Al filo de las dos de la tarde fue liberado el último de los rehenes, mientras que los tres asaltantes se entregaron: un chico de 15 años, un joven de 24 que tenía una condena por robo que cumplía en la unidad 24 de Varela y gozaba de libertad asistida, y un hombre de 33, prófugo por homicidio desde mayo. Los dos mayores estaban armados con una pistola 9 milímetros y otra 22.
A las 6.50, María Julia Erkiaga sacó la 4x4 del garaje de su casa, en Belgrano 481 esquina Huergo, en el barrio Gutiérrez, a espaldas del Hindú Club. Encendió el motor mientras esperaba que sus dos hijas salieran para llevarlas a la escuela, junto con su marido, Julián Taborda. En ese momento, un Renault 11 pasó por el frente. Bajaron dos hombres y encañonaron a la mujer y la obligaron a entrar. “Eran dos pero vi un coche que pasó dos veces. Después paró a la vuelta, se bajó un tercero y se metió también”, aseguró Martín Erkiaga, hermano de María Julia, que vive en la misma cuadra y vio la escena inicial tras lo cual llamó al 911.
A los pocos minutos, un par de patrulleros de la 3ª de Tigre se aproximaron a la vivienda, lo que convenció al trío de atrincherarse en la casa con el matrimonio y sus hijas como rehenes. La zona comenzó a poblarse de patrulleros y la manzana quedó completamente rodeada. Al rato, unos 70 halcones desembarcaban con sus trajes de eternautas y extendían el cerco a tres cuadras a la redonda. Para esa hora, ya comenzaba a correr una versión inicial que aseguraba que el trío había asaltado otra vivienda y huyendo de la policía entró en la del matrimonio Taborda. “Es una hipótesis, pero en realidad se trató de un asalto al voleo –desmintió el inspector Osvaldo Carmona, subjefe de la Departamental Conurbano Norte–. Pasaban con el auto y vieron la oportunidad.”
A todo esto, María Julia fue liberada. Según se dijo más tarde, la mujer estaba muy nerviosa y los asaltantes prefirieron liberarla prácticamente como emisaria de sus pedidos, una suerte de primera puntada de una negociación que, hasta ese momento, estaba en veremos.
¿Cuáles eran sus pedidos? Un auto con el tanque lleno para escapar. La primera puntada de la negociación dio sus frutos, porque el negociador del Grupo Halcón, siguiendo pautas del comité de crisis –ubicado en una escuela cercana y encabezado por el fiscal de Tigre, Santiago Quián Zavalía–, comenzó el contacto con los asaltantes. Lo más preocupante en el desarrollo de los acontecimientos resultaba la suerte de las dos nenas. “Yo estaba muy nervioso, pero estuve así especialmente hasta que dejaron a mis dos hijas. Ahí me tranquilicé un poco”, diría a la prensa Julián Taborda, más tarde y en el frente de la comisaría tercera de Don Torcuato, cuando todo había pasado a la densidad de una pesadilla.
Durante varias horas, las negociaciones se mantuvieron en tono neutro. “No se mostraron agresivos. Más bien todo lo contrario. Trataron bien a los rehenes, no agredieron a las nenas. Querían negociar desde el principio. Incluso, hasta estuvieron tomando mate con los rehenes”, describió luego Carmona.
Alrededor de las 12.30, después de que se hubiera realizado el pedido de un vehículo para escapar, que el negociador rechazó, finalmente las dos nenas fueron liberadas. A partir de ese momento la situación se distendió. Una hora y media más tarde, y después de siete horas de cautiverio, la liberación de Taborda se hizo efectiva. Minutos más tarde, el trío se entregaba sin escándalo.
Uno de los detenidos es un chico de 15 años, lo que dio intervención al Tribunal de Menores. De los dos mayores, Gastón Escobar Luque, de 23 años, estaba pasando por su libertad asistida. Había sido condenado por robo calificado (con armas), condena que cumplía en la unidad 24 de Florencio Varela. La Justicia de San Isidro había ordenado que se presentara una vez al mes en el Patronato de Liberados. De Escobar también se mencionó que estuvo detenido el 31 de agosto en la seccional novena de San Isidro, acusado de tenencia ilegal de arma de guerra, aunque no quedó claro –de haber ocurrido de ese modo– cómo quedó libre y cómo mantuvo su condición de libertad asistida.
Por su lado, el tercer detenido, mencionado inicialmente como Cristian Ariel Medina, de 30 años, y sin antecedentes, en realidad era Julio Alberto Duarte, de 33, prófugo por la muerte de un vecino baleado por error en una pelea entre bandas en mayo pasado.
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