Hoy se celebra el Día de Lucha por el Derecho al Aborto. Aquí, Marta Rosenberg analiza el contexto local de esta fecha.
“La Iglesia Católica, algunos funcionarios judiciales y ciertos médicos se creen con atribuciones para derogar un artículo del Código Penal. Son posturas realmente subversivas”, analizó la psicoanalista feminista Marta Rosenberg las reacciones de sectores conservadores frente al aborto no punible realizado a MFC, la joven entrerriana que tiene una profunda discapacidad mental y fue violada. Rosenberg integra la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que promueve una ley en el Congreso y hace casi dos décadas viene trabajando en la instalación del debate en el país. En un reportaje con Página/12 y en vísperas del Día de Lucha por el Derecho al Aborto en América latina y el Caribe que se celebra hoy, hizo un balance sobre la discusión en torno del tema en la Argentina: “Llama la atención cómo los candidatos y candidatas (a la presidencia) pueden ignorar el tema: debe ser una de las pocas cuestiones en la que los políticos no se guían por las encuestas”, observó Rosenberg.
–¿Este año tiene un significado especial la conmemoración del Día de Lucha por el Derecho al Aborto en América latina y el Caribe?
–Se da en un contexto de acumulación de fuerzas, opiniones y voluntades que apoyan que se debe garantizar el cumplimiento de derechos adquiridos por las mujeres como es el acceso al aborto no punible contemplado en el artículo 86 del Código Penal, frente a la posición de sectores como la Iglesia Católica y de algunos funcionarios judiciales y ciertos médicos que lo consideran un derecho optativo: se creen con atribuciones para derogar un artículo del Código Penal. Son posturas realmente subversivas. Acusan de delincuentes a las personas que pretenden cumplir con el ejercicio de un derecho. Eso es subvertir totalmente el sentido de la cuestión.
–¿Cómo analiza el punto en que ha llegado el debate por la despenalización del aborto en el país?
–Nos encontramos con que el debate a favor de la despenalización del aborto ha ganado mucha intensidad por la movilización de sectores de la sociedad que antes no se interesaban por el tema como organizaciones de derechos humanos, sociales, sindicales, de docentes. En los últimos años se ha ido ampliando el horizonte de apoyo más allá del movimiento de mujeres y feminista. Incluso, empezamos a tener apoyo de algunos sectores de profesionales médicos, y también de abogados y jueces. Hay que destacar que ha habido fallos muy importantes. En esta visibilización del tema, tanto de los abortos clandestinos como de los obstáculos para acceder a los abortos no punibles, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto ha tenido un papel muy importante, aunque no ha sido el único actor impulsor de este cambio. Por años la problemática del aborto ha estado silenciada en la Argentina.
–¿Cómo interpreta que la Iglesia Católica afirme que se está atentando contra la democracia cuando el Estado da cumplimiento a un derecho contemplado en la ley?
–El discurso de la Iglesia está tomando un carácter muy virulento. Habla de matar. Se puede matar a alguien que haya nacido: de acuerdo con el Código Civil para morir hay que tener certificación de nacimiento. Parecería que para la Iglesia Católica el único protagonismo vital es el del feto. La mujer queda completamente desdibujada: la conciben como un contenedor como en el caso de la joven de Paraná, a quien una jueza de Menores ordenó su secuestro –en un hogar del Consejo Provincial del Menor– para preservar el feto. Detrás de la postura de la Iglesia Católica está la condena por el destino no reproductivo de un acto sexual. La jerarquía eclesiástica debería mirarse a sí misma: está plagada de corrupción y casos de abuso de menores que no sancionan y quieren ocultar. El Estado cumple con una ley que privilegia los derechos de la persona nacida. La Iglesia Católica y quienes se oponen al cumplimiento del artículo 86 del Código Penal ignoran que para nacer se requiere del consentimiento de una mujer que acepte, albergue y ampare un embarazo. Si no lo hace, la consideran una asesina. El fundamentalismo de cualquier signo se caracteriza por aniquilar al otro creyendo que eso garantiza la propia salvación. Sólo piensan en sí mismos. No tienen caridad ni misericordia con quienes no se someten a su forma violenta de implantar en el mundo su orden. Por eso minimizan la culpa del violador y las consecuencias de su acto: son de la misma estirpe.
–¿Qué rol ha jugado en el debate por la despenalización del aborto el Estado?
–Ha sido importantísimo contar con el apoyo del ministro de Salud de la Nación, Ginés González García. El hecho de que haya calificado al aborto como un grave problema de salud del país y el énfasis que se le ha puesto a la política de salud sexual y reproductiva han sido pasos fundamentales. En el caso particular de Paraná hubo cierta morosidad para resolverlo: no tendría que haber esperado tanto tiempo para garantizar el acceso al aborto no punible. Que la intervención no se haya hecho en Paraná ni en la ciudad de Buenos Aires y que se haya tenido que recurrir a un hospital bien lejano, en Mar del Plata, habla también de cierta debilidad. Pero el balance en torno del tema es bueno: hay un avance lento pero bastante sostenido. Hay que salir públicamente a afirmarlo como avance y no hay que asustarse de las diatribas de los obispos. Pero me parece que el ministro de Salud está un poco aislado en el Gobierno. La candidata oficialista, Cristina de Kirchner, nunca dijo ni una palabra sobre ninguno de los casos de aborto no punible del último año. Reivindica en sus discursos el rol de la mujer en la política, pero sobre este tema no abre la boca.
–¿Cree que el debate sobre la despenalización del aborto puede colarse como tema de esta campaña electoral?
–Por lo visto, el miedo a la Iglesia y a la derecha conservadora es mucho mayor. Las últimas encuestas muestran un crecimiento de la opinión a favor de la despenalización: más de 70 por ciento la apoya en ciertos casos. Es un dato más de que es un problema que a la sociedad le importa y mucho. El tema gana espacio en todos los medios de comunicación. Llama la atención cómo los candidatos y candidatas pueden ignorarlo.
–¿Por qué defiende el derecho al aborto?
–El derecho al aborto es una condición imprescindible para una maternidad libre y voluntaria, que proporciona otra calidad de maternidad: si tenés derecho a abortar, elegís tener un hijo.
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