Mié 10.10.2007

SOCIEDAD  › OPINION

Responsabilidades

› Por LEON FERRARI *

Los católicos forman un singular grupo de creyentes que se reúnen alrededor de creencias diferentes. Los católicos completos, los que creen en todo el Evangelio, los que no caen bajo el anatema que San Pablo (Ga 1, 9) lanzó contra quienes deforman al Evangelio, son devotos de infiernos, Apocalipsis, juicio final, suplicios, inmortalidad.

Pero hay feligreses, los incompletos, que toman del Evangelio lo que les gusta y descartan partes, versículos, palabras, que rechazan, o tachan, con el argumento de que las palabras de Jesús tienen un significado diferente hoy al que El les daba cuando las dijo. Lo que entonces significaba negro, fuego, dolor, hoy es blanco, paz, felicidad, y quienes las citan textuales, reciben como repetida respuesta: “Están fuera de contexto”. Ellos no creen, o no recuerdan, las singulares ideas de Jesús sobre la familia, originadas quizás en que sus deudos decían que estaba loco (Mc 3, 20): “He venido para hacer disensión del hombre contra su padre, y de la hija contra su madre, y de la nuera contra su suegra. El que ama a su padre más que a mí no es digno se mí: el que ama a su hijo o hija más que a mí no es digno de mí” (Mt 10, 35). Tampoco creen en las ideas de Jesús sobre las ciudades que lo habían rechazado: “Más en cualquier ciudad donde entraréis, y no os recibieren, saliendo por las calles decid: Aun el polvo que se nos ha pegado de vuestra ciudad sacudimos en vosotros. Y os digo que en Sodoma tendrán más remisión aquel día, que aquella ciudad”. (Lc 10, 3). Ni recuerdan los anuncios de Jesús sobre su vuelta en el Apocalipsis: “Como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste” (Lc 17, 28). Tampoco creen en estos versículos sobre el suplicio eterno: “Apartaos de mí malditos, al fuego eterno preparado para el diablo” (Mt 25, 31); “Enviará el Hijo del Hombre sus ángeles, y cogerán de su reino todos los escándalos y los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno del fuego, allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mt 13, 40).

Otros en cambio, los que serían los católicos completos (que se suelen tildar de “fundamentalistas”), aceptan y creen todos y cada uno de los versículos del Nuevo Testamento y buena parte de los del Antiguo, ayudados o influidos quizá por las maravillosas pinturas de Miguel Angel o del Giotto, de las cantatas de Bach o por la Divina Comedia del Dante, que justifican y exaltan con bellas palabras cosas horribles. Estos han logrado modificar la estructura original de su cerebro, de su inteligencia, para alternar sin esfuerzo la condena a la violación de los derechos humanos en la tierra con la aceptación de su anunciada violación en el más allá.

Estos feligreses plenos, reforzados por los parciales, han constituido un organismo, la Iglesia que los representa y organiza, que ha practicado las diversas formas de matar gente que enseñan las Sagradas Escrituras. Ha quemado mujeres acusadas de brujería, como quemó Dios Padre a sodomitas, chicos y nonatos en Sodoma. Hecho que recordó Jesús cuando amenazó que a su vuelta pasaría lo que pasó en Sodoma (Lc 17, 28). Han ahogado gente tirándolos desde los aviones durante la dictadura, un método nuevo aconsejado por los purpurados argentinos, repitiendo modernizado el diluvio, episodio citado también por Jesús, quien anunció que a su vuelta sucederá lo que sucedió en el diluvio (Mt 24, 37). Han degollado a herejes, incrédulos y paganos, como degolló Isaías a los sacerdotes de Canaán y como dijo Jesús que sucederá cuando vuelva con ángeles, hoces y guadañas a separar la maleza del trigo (Mt 13, 40). Y han torturado en la Inquisición, como anuncia el Apocalipsis que será la tortura (Ap 9, 5). Cosa que puso en práctica la dictadura en nuestro país realizada por católicos, apoyada por católicos completos y también por parte de los parciales o limitados.

Los católicos incompletos, que critican y se oponen a estas actividades de la Iglesia, creen estar libres de toda responsabilidad por esos hechos del pasado, y por otros del presente, por las víctimas que origina la campaña contra el aborto y los anticonceptivos, sin notar que la Iglesia puede llevar a cabo esas políticas represivas por la fuerza que les da la multitud de sus fieles, entre los cuales posiblemente sea mayoría la de los incompletos. En otras palabras: la permanencia de los fieles incompletos dentro de la Iglesia es lo que le permite a la Iglesia realizar actividades contrarias a las ideas de esos fieles.

* Artista plástico.

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