Ocurrió en Villa Madero, partido de La Matanza. Un ladrón ató a la dueña de casa, le robó algunas pertenencias y huyó, pero olvidó su revólver. Ella lo corrió y le disparó un balazo en el pecho.
El ladrón la había atado de pies y manos, pero no lo suficiente. Y para colmo, cuando se fue a las apuradas olvidó su revólver calibre 32. Ese fue el momento en que la víctima se convirtió en victimaria: la mujer se desató y persiguió al ladrón, que se había llevado algunas pertenencias valiosas en una bolsa. Y cuando lo alcanzó, a una cuadra de su casa, le pidió que le devolviera las cosas y, acto seguido, lo mató de un disparo en el pecho, tal vez porque el ladrón hizo un movimiento buscando un arma que ya no tenía. Lo concreto es que el hombre está muerto, su cómplice –un chico menor de edad– logró escapar y la vecina quedó detenida, en la Comisaría de la Mujer de La Matanza, a la espera de que la indague el fiscal.
El desenlace de lo que había empezado como un asalto ocurrió en la esquina de la avenida Vélez Sarsfield y Rivera, a una cuadra de la estación de trenes Villa Madero, en el partido de La Matanza. Todo se había iniciado en la casa de la mujer –Vélez Sarsfield y Alvarez–, precisamente cuando iba desde el dormitorio al living. Ella estaba sola cuando vio a un hombre que pasó hacia el baño. Según le contó a la policía, se trataba de un ladrón que, cuando la vio, intentó reducirla y, tras forcejear, la tiró sobre la cama y le ató las manos y los pies con dos cables.
Con la situación bajo aparente control, el ladrón empezó a meter en una bolsa objetos de valor, como un equipo de audio, una videocasetera, un walkman, alhajas y algo de dinero. Fue en medio de esa tarea cuando lo interrumpió una advertencia de su compañero, que había quedado como campana, cerca de la puerta de la casa: alguien los había visto y debían escapar.
Los dos salieron corriendo por la avenida Vélez Sarsfield. Pero en el apuro se llevaron la bolsa y dejaron el revólver calibre 32 sobre la cama, a mano de la dueña de casa. Que además había sido mal sujetada y logró desatarse.
Tanta impericia puede pagarse muy caro. No hubiera cometido tantos errores el asaltante de haber sabido que su víctima no sólo era capaz de liberarse sino de tomar el arma olvidada y salir a la calle, correr detrás de ellos sin saber si llevaban encima otra arma y gritar a viva voz, cuando les dio alcance: “¡Devolveme lo que me robaste, hijo de puta!”.
Desconcertado, el ladrón llevó su mano a la cintura, acto reflejo en busca del revólver que ya no tenía. Por toda respuesta recibió un balazo en medio del pecho. Murió en el momento. El chico que lo acompañaba logró escapar, y la mujer se quedó ahí, a esperar que llegue la policía y la lleve detenida.
En la comisaría de Villa Madero la vecina dio sus argumentos: creyó que el ladrón iba a sacar un arma y entonces se asustó y apretó el gatillo.
El delincuente fallecido tenía 27 años y si bien ya fue identificado, no se dio a conocer su identidad por el secreto de sumario. Se sabe, sí, que tenía antecedentes penales. Sobre el chico que huyó se sabe que no es de la villa de emergencia que está cerca del lugar. “Vienen de otro lado”, confió una fuente policial.
La misma fuente confirmó que la vecina –de nacionalidad paraguaya– pasó la noche en la Comisaría de la Mujer, a la espera de la indagatoria que le tomará hoy el fiscal de La Matanza, Guillermo Bordenave.
Algunos vecinos relataron que la mujer pudo haber reaccionado de esa manera porque ya había sido víctima de otros asaltos, e incluso en uno de ellos resultó herida. Sin embargo, en la seccional informaron que no existían denuncias de la mujer sobre otros ilícitos sufridos.
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