Francia se propone introducir la variante del “costo medioambiental” como un elemento determinante de todas sus decisiones políticas y económicas. El presidente Nicolas Sarkozy anunció su ambicioso proyecto ecológico, que incluye una revisión de la fiscalización para que penalice las emisiones de gases de efecto invernadero y desgrave las cargas sobre el trabajo; un impuesto a los productos importados que no cumplen los requisitos del protocolo de Kioto; la reducción a la mitad del uso de pesticidas en la agricultura en los próximos quince años, una moratoria sobre los Organismos Modificados Genéticamente y una tasa para los camiones que utilicen la red viaria francesa.

“Francia dio un golpe de acelerador a la lucha contra el calentamiento global”, dijo en el palacio del Elíseo el Premio Nobel de la Paz Al Gore, invitado al cierre del foro compuesto por miembros del gobierno, de las principales asociaciones ecologistas, sindicatos, empresarios, representantes de los agricultores y de las administraciones locales.

“Todas las decisiones públicas serán tomadas integrando el costo en emisiones de carbono –dijo Sarkozy–. Cambiaremos la carga de la prueba; serán los proyectos los que deban demostrar que no contaminan y aplicaremos este principio a la política del transporte, a la gestión de los residuos y a toda la actividad económica.” Sin embargo, la medida más esperada, la tasa sobre los combustibles fósiles, quedó en suspenso.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.