Una empresaria apareció asesinada en un caso que inicialmente fue investigado como secuestro. Un sospechoso detenido.
En posición fetal, con las piernas y manos enlazadas, envuelto en una bolsa de consorcio ajustada a la altura de la cintura por una soga y enterrado a medio metro de profundidad. Así fue encontrado el cuerpo de una empresaria gastronómica del barrio porteño de Núñez que estaba desaparecida desde el viernes pasado. El escenario del hallazgo fue el jardín de su casa natal, en Ciudadela, partido de Tres de Febrero. Mónica Vázquez, a quien se creía secuestrada, alquilaba el inmueble a un hombre que fue apresado ayer por tratarse del principal sospechado por el crimen. El arrendatario la habría asesinado a golpes durante una discusión.
El cadáver fue encontrado en el patio de la vivienda natal de Vázquez, de 50 años y copropietaria del restaurante Dorá, de Retiro. Vázquez le alquilaba la casa de sus padres a Eduardo Becerra, un panadero que fue apresado ayer en un hotel del barrio porteño de Liniers por tratarse del principal sospechado de su muerte.
La hipótesis más fuerte es que la empresaria había ido a cobrarle el alquiler y a informarle que el inmueble se pondría en venta y, como respuesta, habría recibido varios golpes de puño en la cara por parte de Becerra, que la dejaron inconsciente. En ese estado, se habría asfixiado al tragar su propia sangre.
El caso trascendió ayer, pero Vázquez habría desaparecido el pasado viernes. En principio, se manejó la posibilidad de que se tratara de un secuestro, pero la investigación realizada por la División Antisecuestros de la Policía Federal por orden del fiscal Carlos Stornelli llevó a los efectivos a la calle Gaceta de Buenos Aires 4200, donde habían llegado por una serie de pistas que apuntaban a Becerra: la novia del inquilino, que habita la casa lindante, habría acercado a una dependencia policial una carta en la que Becerra habría confesado la muerte de Vázquez y su entierro.
Además, los supuestos llamados extorsivos a la familia pidiendo medio millón de pesos de rescate, que habrían sido realizados para fortalecer la hipótesis del secuestro, se realizaron a pocos metros de la panadería donde trabaja el acusado y la camioneta Suzuki Vitara gris de Vázquez se encontró a pocos metros del inmueble, en donde según los vecinos declararon a la policía habría estado estacionada al menos dos días.
Antes de conocerse estas novedades, un grupo de efectivos policiales ya había estado el martes pasado en el domicilio, para entrevistarse con Becerra, según informó una vecina. La mujer contó que al marcharse los cuatro policías, le consultó a Becerra qué sucedía: “Parece que secuestraron a Mónica”, habría sido la respuesta, en el mismo tono “sereno y tranquilo” que según la mujer solía tener el panadero.
Otros vecinos que dijeron conocer a Becerra “del barrio” se pronunciaron “asombrados”, ya que “era un hombre muy educado y correcto”. Acerca de Vázquez, una señora comentó: “Ella entraba y salía, y nada más. Si venía personalmente a cobrar tendrían una buena relación”.
Aunque todas las pistas apuntan hacia una presunta responsabilidad de Becerra en la muerte de Vázquez, al cierre de esta edición el caso seguía a cargo de la Justicia federal, caratulado como “secuestro”. Según fuentes judiciales, cuando se resuelvan “algunas diligencias”, como la autopsia y el resto de las pericias, el caso sería remitido al fuero penal ordinario de San Martín y la carátula se vería modificada a “homicidio”.
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