El panadero detenido por el crimen de la empresaria gastronómica se negó a declarar. Pero una carta que dejó a su ex pareja intenta convencer de que se trató de un accidente. La mujer murió estrangulada.
“Querida Stella: Sabés la bestia que soy cuando me enojo, nadie me iba a creer que fue un accidente”, comenzó. Luego, redactó algunas líneas más. Una, en especial: “Te pido que le des la carta a la policía, y a Dios, que me perdone”. El remitente, Eduardo Becerra. La destinataria, la ex pareja del panadero que fue detenido el jueves, acusado por el asesinato de la empresaria gastronómica Mónica Vázquez, que había sido hallada enterrada en el patio trasero de su casa natal en Ciudadela, partido de Tres de Febrero, muerta por estrangulamiento, según determinaron los resultados de la autopsia, conocidos ayer. Aunque Becerra se negó a declarar ante el juez, la carta obra en la causa como una virtual confesión.
Según el relato de Becerra, el lunes pasado, Mónica Vázquez llegó a la casa de la calle Gaceta de Buenos Aires al 4200, en Ciudadela, “muy enojada” por un ficus que el panadero había plantado en el jardín y que “iba a romper la casa cuando creciera”. Traía consigo una noticia: “El alquiler aumenta a 1200 pesos, y si no podés pagarlo, no te quiero ver más”, según relató el acusado en la carta. Eso fue lo que desató la discusión.
“Me insultó y me tiró una cachetada. Le agarré las manos y la empujé sobre la silla, se cayó y se rompió los dientes. Sangraba mucho y se desmayó. Se ahogó con su sangre y se murió”, describió Becerra en la nota. Sin embargo, la autopsia determinó que Vázquez, de 49 años y copropietaria del restaurante Dorá, de Retiro, murió por asfixia producida por presión física, el pasado viernes 5. La esquela estaba fechada dos días después.
La carta, que fue depositada por el presunto asesino sobre la medianera que separa la casa que le alquilaba a Vázquez de la de su “querida Stella”, fue acercada a la Justicia por la ex pareja y madre del hijo de Becerra. A la mujer también se la investiga, pues se cree que fue testigo de la discusión entre la empresaria gastronómica y el panadero.
Con esta confesión en manos de la Justicia, se descartó el mismo jueves la hipótesis que señalaba que podría tratarse de un secuestro extorsivo. Una hipótesis que había sido alimentada por el propio Becerra: el llamado realizado el martes a la familia de la víctima para pedir un rescate de 500 mil pesos fue efectuado desde un teléfono ubicado a metros de la panadería donde trabaja.
Las tres carillas y media de la confesión de Becerra están en poder del juez federal Rodolfo Canicoba Corral y del fiscal Carlos Stornelli, quienes quisieron interrogar ayer a Becerra en el marco de una indagatoria y chocaron contra su negativa. El hombre no habló, pero ya había escrito que “la mujer se murió” durante la discusión por el aumento del alquiler. También, que decidió enterrarla en el jardín de la casa que alquilaba, esa en la que Vázquez nació y murió, porque “nadie iba a creer que fue un accidente”.
Otro elemento para la causa se conoció también ayer: Becerra telefoneó a la Federal para avisar que “el asesino” estaba en un hotel de Liniers. Cuando los efectivos llegaron, encontraron un boleto hacia Mendoza en las manos del asustado panadero. Ese mismo panadero que días antes había plantado en su jardín un ficus, y enterrado a Mónica Vázquez.
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