SOCIEDAD
› EL GOBIERNO ANUNCIA EN SETIEMBRE LA RECOLECCION DIFERENCIADA DE RESIDUOS
Para que la basura tenga otro color
Dos planes piloto –en Palermo y en Villa Luro– serán el puntapié para el plan que el gobierno porteño anunciará en unos diez días: los vecinos deberán separar la basura en orgánica e inorgánica. Ya se negocia con los supermercados para que provean bolsas de dos colores.
› Por Eduardo Videla
Con la firma de un convenio entre el gobierno porteño y una cooperativa de cartoneros, que se celebrará mañana, comenzará a cambiar la historia de la basura en la Ciudad de Buenos Aires. La experiencia de la Cooperativa El Ceibo, de recolección diferenciada en 53 manzanas de Palermo, podría convertirse en estímulo para los recolectores informales, que por miles recorren la ciudad todas las noches recuperando todo aquello que puede ser reciclado, en especial, papeles y cartones. También lo será el plan piloto que se apresta a lanzar la Cooperativa Rumbo Nuevo en Villa Luro, con el patrocinio del Ente de la Ciudad. Para el gobierno, ambas iniciativas serán el puntapié inicial del plan que anunciará en unos diez días, para que los vecinos de toda la ciudad saquen la basura en dos bolsas, una con material orgánico y otra con residuos inorgánicos, aptos para el reciclado. Algo que ya realizan espontáneamente vecinos de algunos barrios, a instancias de las asambleas barriales y numerosos consorcios. Para abaratar costos a los vecinos, el gobierno negocia con las cadenas de supermercados para que provean bolsas de color verde –además de las blancas– a sus clientes: el 70 por ciento de los vecinos saca la basura en esas bolsitas, según revela una encuesta.
Tanto los planes piloto como el programa masivo que se apresta a lanzar el gobierno apuntan a resolver una situación que aflige a la ciudad desde hace meses: miles de personas –muchas veces familias enteras– revuelven las bolsas de residuos y hacen la selección en plena vía pública, con riesgo para su salud y generando el malhumor de algunos frentistas. Con la separación domiciliaria de residuos, los cartoneros se llevarán directamente las bolsas con material reciclable.
La experiencia que protagonizará la gente de El Ceibo es el resultado de varios meses de discusión: los recolectores de la Cooperativa, identificados con credenciales y uniforme, golpearán a la puerta de los vecinos, de mañana o de tarde, en busca de la bolsa verde, con la basura reciclable. “El lunes comienzan a trabajar los promotores ambientales, con la campaña de difusión y en 20 días salimos a recolectar”, dice Cristina Lescano, presidenta de la cooperativa.
Un procedimiento similar realizarán los recolectores de Rumbo Nuevo, en el área de 20 manzanas delimitadas por las calles Ramón L. Falcón, Fonrouge, Ulrico Schmidl y Guardia Nacional. “Se está haciendo un relevamiento de los vecinos que aceptan participar del programa, y en dos semanas ya empezamos a repartir las bolsas verdes”, explica Gabriel Fucks, del Ente de la Ciudad. En esa zona donde predominan las viviendas unifamiliares, la recolección será también “puerta a puerta”. “La cooperativa ya habilitó una vieja motoneta con carrito, porque la idea es evitar la tracción a sangre”, explicó Fucks.
Tanto despliegue de iniciativas obedece a la urgencia por resolver un problema que estalló en las manos de los funcionarios: el cirujeo, que se había incrementado en 2001 de la mano de la desocupación, se intensificó este año, después de que la devaluación abrió la posibilidad de reciclar en el país materiales que se importaban con el 1 a 1. Es el caso del papel, cuyo precio se multiplicó por diez en los últimos ocho meses: de 0,05 a 0,50 centavos el kilo, en promedio.
“Estamos cometiendo el despropósito de enterrar materiales que tienen valor económico”, argumentó a este diario un alto funcionario porteño. Se refería al sistema de recolección vigente y a la legislación que lo respalda, una ordenanza de la dictadura que reprime la actividad de los cirujas.
La operatoria que se apresta a lanzar el gobierno se basa, en una primera etapa, en una fuerte campaña para promover la clasificación domiciliaria de la basura. Para ello, harán falta bolsas de dos colores, lo que requiere un costo que los vecinos no están en condiciones de afrontar. Para subsanar ese inconveniente, la Secretaría de Medio Ambientemantiene negociaciones avanzadas con cadenas de hipermercados para que provean a sus clientes de bolsitas verdes.
Una vez aceptada por el vecino la separación domiciliaria, en la calle habrá dos clases de bolsas: las negras (o blancas) y las verdes. ¿Cómo las recolectarán los cartoneros? En principio, se llevará el botín el primero que llegue: los recolectores informales ya tienen distribuidos sus recorridos. El problema estará en la zona céntrica, donde el volumen de papel es mayor, al punto que intervienen grupos organizados, que se movilizan en camiones y arreglan muchas veces con la policía. Para saldar ese conflicto, el gobierno estudia hacer un censo de recolectores y prohibir el ingreso de camiones. “Los que están en la mafia no se van a inscribir”, confían.
Otro problema a resolver es el de las empresas recolectoras, que hoy cobran por tonelada de basura y, con la clasificación domiciliaria, verían mermar aún más su recaudación. Un proyecto presentado por el diputado peronista Eduardo Valdés despertó especial interés en el Ejecutivo: la iniciativa declara la emergencia de higiene urbana en la ciudad y faculta al gobierno a revisar los contratos –que están prorrogados hasta febrero- y cambiar la modalidad de pago: en lugar de tener en cuenta el peso, se haría por área limpia.
La diputada Marcela Larrosa, presidenta de la Comisión de Obras y Servicios Públicos, dijo a este diario que el proyecto “se aprobará cuanto antes, va a favorecer a la ciudad y a los cartoneros, y permitirá compensar de alguna manera a las empresas”.