Vie 16.11.2007

SOCIEDAD  › CONDENA DE 18 AÑOS POR EL CRIMEN DE LA TURISTA SUIZA

Una sentencia en La Rioja

El tribunal encontró culpable al hotelero Alcides Cuevas por el homicidio simple de Annagreth Würgler, en 2003. Es el primer caso en La Rioja de condena por homicidio sin hallarse el cuerpo.

Jurg Würgler escuchó el fallo de la Cámara Penal de Chilecito mientras dibujaba la cara de Alcides Cuevas, un hotelero de la localidad. Fue su segundo paso por La Rioja. En 2004 había recorrido el camino que su hija Annagreth trazó con su bicicleta, buscando alguna señal. Ayer volvió para ver al tribunal riojano citar jurisprudencia, determinar que su hija fue víctima de “homicidio simple” y condenar a Cuevas a 18 años de prisión. Fue el primer juicio con cuerpo ausente en La Rioja, ya que el cadáver de la turista suiza que desapareció el 29 de agosto de 2004 jamás fue hallado.

El juicio estuvo cubierto por un halo de rumores sobre supuestas amenazas de la familia Cuevas al tribunal y a los Narváez. De hecho, y aunque les restó importancia, el presidente de la Cámara, Mario Pagotto, reconoció haber recibido “llamados sin sentido”. Pero lo cierto es que esta resolución, sin precedentes en La Rioja, sienta jurisprudencia para aquellos casos en los que el cuerpo de la víctima no se ha recuperado.

Buena parte del fallo se funda en declaraciones que Miguel Narváez, ex empleado de Cuevas, brindó a fines de octubre. Entonces, contó que el 30 de agosto de 2004 a las 5 de la madrugada, su patrón le pidió que lo acompañara a la capital riojana a realizar trámites. “Durante el trayecto pregunté por la turista, pero Cuevas me dijo que no insistiera porque me podía pasar lo mismo que a ella”, había relatado Narváez. Y también que Cuevas lo amenazó con matar a su madre. Luego, se había largado a llorar en el banquillo.

A partir de la indagatoria de Narváez y de otros elementos judiciales, como el hallazgo en la camioneta de Cuevas de las calzas que usaba Anna el día de su desaparición, el fallo argumenta que “Cuevas conoció efectivamente a Annagreth Würgler y se relacionó con ella como operador turístico de la zona” y que “negar haberla conocido es un serio indicio de que tiene algo que ocultar”.

Cuevas fue condenado a 18 años de prisión efectiva por ser encontrado autor responsable del “homicidio simple en perjuicio de Annagreth Würgler”, en tanto que por veredicto unánime fueron absueltos su ex chofer, Miguel Narváez, quien había llegado al juicio detenido y procesado como partícipe del homicidio, Amanda Gordillo y Mario Machuca, dueños del camping donde se hospedó Anna e imputados por encubrimiento.

Una vez conocido el veredicto, el abogado de Cuevas, José Omar Vega Aciar, adelantó que apelará ante el Tribunal Superior de Justicia de La Rioja porque su defendido “es un preso político” al que se encarcelará por “presiones derivadas del hecho de que Würgler era extranjera”. “Hay que tener preso a Cuevas para compensar al Estado suizo”, reclamó. Por su parte, el abogado de Narváez, Enrique Leiva, consideró que fue “un fallo de alto nivel” que “jerarquiza” a la Justicia riojana.

En tanto, el abogado Santiago Domenech se mostró conforme porque la familia considera que “Cuevas efectivamente la mató”, aunque no están de acuerdo con la absolución de Narváez. “No habrá nuevos operativos, pero seguimos buscando el cadáver de Anna”, reconoció el abogado querellante.

Consultado por los dibujos que realizó durante la lectura del fallo, el padre de Anna, Jurg Würgler, declaró que es “una costumbre familiar” dibujar todo en lugar de tomar fotografía”. Retrató la cara de Cuevas, la de Narváez y la de los jueces. “Estoy satisfecho por el fallo”, dijo también, aunque recomendó “que Argentina entienda que la gente no puede desaparecer”.

Según pudo reconstruir la Justicia riojana, Annagreth llegó en bicicleta el 27 de agosto de 2004 a la Comisaría de Patquía, una localidad a 70 kilómetros de la capital riojana, y pasó la noche allí. El 28 partió rumbo a El Chiflón, donde acampó al lado de la casa de un vendedor de productos regionales. El 29 hizo dedo en la ruta y Narváez, a bordo de la camioneta de Cuevas, ofreció llevarla hasta un camping cercano, propiedad de Gordillo y Machuca, en Pagancillo. Narváez comentó a su jefe que la joven quería hacer una excursión al parque Talampaya.

Después de que la chica acampó, Cuevas fue hasta allí para hacer una excursión a Talampaya, la llevó hasta el cercano pueblo de Villa Unión, porque ella quería enviar correos electrónicos y, tras dejar a Narváez en su casa, se fue con la turista. Anna no fue vista nunca más. En el fallo, el presidente del tribunal, Mario Pagotto, y los jueces Rubén Rejal y Sofía Nader dieron por probado que Cuevas mató a la bióloga suiza entre las 23 y las 5.30 del día siguiente, en circunstancias y lugar que no precisaron, y que escondió el cadáver y sus pertenencias.

Su esposa estuvo presente durante el juicio, con carteles que proponían su “inocencia” y clamaban por “justicia” para Cuevas. La justicia fue para Annagreth.

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