SOCIEDAD › CONDENAN POR HOMICIDIO CULPOSO A UN PREFECTO
Tras un ensayo con la banda de reggae Tierra, Gustavo García, su vocalista, fue a visitar a un primo a Adrogué. Al llegar le pidió que lo acompañara al almacén a comprar algo para comer y beber. El se quedó en la entrada. De repente, un ladrón lo sorprendió, lo tomó de rehén y lo obligó a entrar. En ese lugar, estaba un prefecto que tomaba mate. Entonces, se produjo un tiroteo entre el efectivo y los delincuentes: un tiro pegó en un paquete de yerba, otros dos en el pecho del joven. Los ladrones nunca fueron detenidos. Ayer, cinco años después, el suboficial de la Prefectura Alejandro Cabrita fue condenado a cuatro años y medio de prisión imputado de “homicidio culposo”. Los familiares de la víctima buscaban que el prefecto fuera condenado por homicidio con dolo eventual.
“Estamos disconformes con la calificación, hacemos la salvedad de que al menos la pena va a ser de cumplimiento efectivo”, sostuvo Damián Calandroni, abogado de la familia de la víctima, que entonces tenía 25 años y era también nadador del Club Temperley, con uno de los mejores promedios nacionales.
En su alegato, el fiscal Jorge Be-ttini Sansoni había pedido que se condene a Cabrita a tres años de prisión de ejecución condicional por homicidio culposo (no tuvo la intención de matar). Mientras, el abogado había solicitado que se condene al suboficial a “20 años de prisión por homicidio con dolo eventual” (sabía el daño que podía provocar al desenfundar).
De acuerdo con el fallo del Tribunal Oral en lo Criminal 5 de Lomas de Zamora, integrado por los jueces María del Carmen Mora, Pedro Pianata y Guillermo Puime, el prefecto Cabrita, además, fue inhalitado por diez años a portar armas. Así, dos de los jueces hicieron lugar al pedido del fiscal respecto del delito, pero aplicaron una pena superior cercana al máximo establecido en el Código Penal para ese delito y de cumplimiento efectivo.
Los investigadores de la causa, que estuvo a cargo del fiscal de Lomas de Zamora Ricardo Bruzzone, no pudieron en principio determinar si el balazo mortal había partido del arma del prefecto o del revólver del ladrón. Sin embargo, una pericia virtual de la reconstrucción de la secuencia de los disparos –en base a los relatos de los testigos, las planimetrías y los informes de trayectorias balística–, a pedido de la Fiscalía, determinó que los proyectiles fatales partieron del arma del suboficial, una pistola calibre 11.25 serie B1725.
Según ese informe, de los cinco disparos que hubo en el tiroteo, Cabrita efectuó el primero y que el último tiro fue el que mató a García y partió de su pistola 45.
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