SOCIEDAD › DESDE EL PERITO MORENO, POR EL PATRIMONIO CULTURAL
Un programa reunió a parques nacionales y escuelas rurales a través de Internet. Finalizó en El Calafate, con catorce chicos que leyeron en lenguas originarias la Declaración del Glaciar.
› Por Mariana Carbajal
desde el Parque Nacional
Los Glaciares, Santa Cruz
Llegaron desde el norte, el este, el oeste y el sur del país, y se encontraron en este paraíso natural, frente al Glaciar Perito Moreno, con un mismo deseo: alzar sus voces chiquitas, todas juntas, algunas en lenguas originarias de los pueblos toba, mapuche y guaraní, para que resuenen muy fuerte. El fin: llamar la atención de los adultos sobre el cuidado del medio ambiente. Fue ayer, cuando un grupito de alumnos de seis provincias, en representación de unos 1700 compañeros de catorce escuelas rurales cercanas a catorce parques nacionales, presentó aquí una declaración con casi treinta puntos para “decirle al mundo las ideas que tenemos para valorar, conservar y cuidar nuestro patrimonio natural y cultural”.
“Vemos con preocupación la instalación y el funcionamiento de fábricas cerca de cualquier espejo de agua, pues sus residuos tóxicos son peligrosos”, advirtieron –en clara alusión a la pastera Botnia, construida frente a las costas de la ciudad entrerriana de Gualeguaychú–- con la imponente mole de hielo celeste a sus espaldas. Hace menos de un año este puñado de chicos no se conocían entre sí, pero a partir de un proyecto educativo, impulsado por una ONG, con apoyo del sector privado, a lo largo de 2007 quedaron interconectados por Internet y conformaron una red con guardaparques, a través de la cual redactaron un manifiesto en defensa de la naturaleza, contra la “tala indiscriminada” y a favor de la conservación del agua, la fauna y la flora del país.
La Declaración del Glaciar, como la bautizaron, fue el cierre del primer año del Programa Parques Nacionales y Escuelas Interactivas promovido por la Fundación Aprendiendo Bajo la Cruz del Sur, de Pinamar.
“Entre todos debemos ocuparnos de preservar la variedad de la vida y la disponibilidad de los recursos en la tierra, para cuidar así nuestro planeta que es la casa de todos”, leyó Carlos Julián García, de 13 años, alumno de la escuela Nº 230, de colonia La Primavera, próxima al Parque Nacional Río Pilcomayo, en el norte de Formosa. Primero leyó en español y luego en la lengua del pueblo toba.
Un viento tenue jugaba con las nubes, las deshacía y las volvía a formar. El sol calentaba la tarde casi veraniega, en este rincón del sudoeste de la provincia de Santa Cruz, con el cerro Moreno de testigo. Decenas de turistas, absortos por el paisaje, desfilaban por las pasarelas, frente al Glaciar Perito Moreno y en el deambular se mezclaban distintos idiomas: inglés, francés, alemán, español de España y también con acento mexicano. Al pie del mástil, donde flamea la bandera argentina, se entremezclaban otras lenguas: las de los chicos llegados hasta aquí, a 50 kilómetros de la localidad de El Calafate, para presentar la “Declaración del Glaciar”. “Nos tenemos que ayudar entre todos a vivir sin contaminar”, recitó primero en español y a continuación en guaraní la más gurisa de la delegación, Paola Báez, de 9 años, de la escuela Nº 613, cercana al Parque Nacional Mburucuyá, en Corrientes, a 150 kilómetros de la capital provincial. Por sus pagos, los insectos pululan tanto como las necesidades insatisfechas de las familias locales, la temperatura en verano llega a los 45 grados y la supervivencia depende de planes sociales y el cultivo de algunos vegetales como maíz, mandioca, batata.
Los otros alumnos, de guardapolvo blanco inmaculado, que acompañaban a Paola y a Carlos, van a escuelas situadas en la Isla Victoria, provincia de Neuquén, en el Parque Nahuel Huapi; en Lago Escondida, Tierra del Fuego; en el departamento Valle Fértil, de San Juan, cerca de los parques Talampaya (La Rioja) e Ischigualasto (San Juan) y en El Calafate. Cada uno llegó acompañado por la directora o el director del colegio, invitado por Telefónica y el Grupo Telefónica que financia y apoya el Programa Parques Nacionales y Escuelas Interactivas. A través de esta iniciativa, que tiene el auspicio de la Administración de Parques Nacionales, catorce escuelas rurales cercanas a parques nacionales fueron equipadas con una computadora cada una, y acceso a Internet, y conformaron una red con las sedes de los guardaparques. El propósito de la red es promover en los chicos el conocimiento sobre el patrimonio cultural y natural del país, acortar la brecha digital en las comunidades involucradas y estimular el desarrollo sustentable a través de la educación. El manifiesto para la protección del planeta fue consensuado entre 1700 alumnos de escuelas rurales involucradas en el programa educativo, que trabajaron el texto en un weblog.
En su lanzamiento estuvieron presentes el secretario nacional de Turismo, Enrique Meyer, el director de Parques Nacionales, Héctor Espina, y el presidente ejecutivo del Grupo Telefónica en la Argentina, Eduardo Caride, además de autoridades provinciales, municipales, guardaparques y docentes.
César Antonio Gualaculum tiene 12 años y llegó hasta aquí desde El Paraje Laguna Escondido, a 58 kilómetros de Ushuaia, en Tierra del Fuego, donde va a la escuela rural Nº 6. Su preocupación, contó a Página/12 es la tala de los árboles. “Viste que cuando se talan los árboles se inunda, es peligroso y se pierde todo lo que produce el árbol”, contó César, ojos renegridos como sus cabellos. Su papá es sereno en un aserradero. Mercedes Núñez tiene 15, va a 9º año y es alumna de la Nº 862, de Valle Fértil, en San Juan. En la escuela tenían una computadora pero antes de sumarse a este proyecto no tenían conexión a Internet. Contó a este diario que a lo largo del año se interconectaron con todos los parques nacionales y con las demás escuelas del programa “para conocer la cultura, la flora, la fauna, las leyendas, de cada lugar”. Entre todos hicieron un libro, con muchos cuentos. “El mío –dijo Mercedes– es sobre los animales en peligro de extinción en el Parque Talampaya: la más conocida, la mulita, pero también están en riesgo el zorro, la tortuga, el ratón cola de pincel y el cóndor”, enumeró con entusiasmo. “Cuidemos los animales autóctonos, no matándolos por gusto, ni utilizándolos para pieles, ni encerrándolos, ni lastimándolos porque tienen derecho a ser libres”, le tocó justo a ella leer ayer, de espaldas al Perito Moreno.
“Somos niños, pedimos al mundo que nos escuche”, alzaron la voz casi al final los chicos, y prometieron “delante de nuestro querido Glaciar Perito Moreno y de sus aguas puras”, cuidarlo. Y pidieron que “el amigo viento de la Patagonia lleve en sus alas nuestras palabras a todos los rincones de la Tierra”.
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