Lun 02.09.2002

SOCIEDAD  › EL PADRE DE DIEGO DESCONFIA DE LA INVESTIGACION

“La policía está involucrada”

Los investigadores insisten en desvincular del secuestro y asesinato de Diego Peralta a los dos policías detenidos. Dicen que esta semana podrían quedar libres. Hoy el juez comienza a indagar a los detenidos.

› Por Alejandra Dandan

“Desde el primer momento nosotros creemos que la policía está involucrada en el secuestro de mi hijo.” Esa es la hipótesis que sostuvo Luis Peralta desde la desaparición de su hijo, Diego, y ayer se la volvió a repetir a Página/12 mientras el rumbo de la investigación parecía alejarse de aquella pista. El sábado a la tarde, la Justicia detuvo a 16 personas involucradas en el secuestro de Diego Peralta y entre ellas, según se informó, estarían los autores directos de su muerte. Catorce de ellos son civiles y pese a la hipótesis de la familia –que coincide con la del fiscal de la causa–, los únicos dos policías detenidos, que prestaban servicios en la comisaría de El Jagüel, estarían desvinculados del caso: fuentes de la Policía Bonaerense y del Ministerio de Seguridad de la provincia, le confirmaron a Página/12 que ambos serían liberados el jueves o viernes de esta semana.
Los dos policías detenidos son el sargento Miguel Angel Giménez, del servicio de calle del destacamento El Jagüel, y un oficial de apellido Roque. Hasta ahora, la familia Peralta estaba convencida de que ellos eran parte de la banda que secuestró a Diego. El cartonero José García, acusado de hacer una serie de llamadas extorsivas a la casa de los Peralta, mencionó a uno de los dos policías en su declaración indagatoria. Y también el padre de Diego se encontró con el mismo dato en una charla que mantuvo con el cartonero. “García me lo dijo a mí –cuenta Luis Peralta–: ‘Si querés saber dónde está tu hijo, preguntale a Giménez’.” Días atrás, el fiscal federal Ricardo Daneri, que interviene en la causa, había pedido la indagatoria de Giménez.
Hasta ahora, ése era el emergente más claro de que en el secuestro había intervenido por una banda que actuaba, por lo menos, con protección policial. Pero esta línea comenzó a diluirse el sábado cuando se sucedían los 27 allanamientos donde se detuvieron a quienes la policía definió, con absoluta vehemencia, como culpables. Entre ellos estaban los dos policías, pero los investigadores aseguraron que no estaban directamente vinculados con la causa.
Ayer, una fuente calificada del Ministerio de Seguridad le dijo a este diario que, efectivamente, “en los expedientes no habría nada que implique directamente a estos dos policías”. Esos datos eran confirmados poco después por el jefe de la Brigada Antisecuestros de la Bonaerense, Angel Casafús. “Lo de la banda mixta –dijo a Página/12– es una fantasía: acá no hay ninguna banda mixta, esos policías no tienen nada que ver con el secuestro. Están detenidos porque cometieron otras faltas.” Sin embargo, siguieron presos porque “ellos aparecieron nombrados, pero, ¿sabe por qué están detenidos? Para que nadie nos reproche nada”.
Sobre esas “otras faltas” a las que se refirió Casafús corrieron distintas versiones, desde un robo insólito de un ciclomotor hasta escuchas telefónicas donde sus nombres se mencionarían en algunos otros negocios controlados por la policía del Jagüel, antes del secuestro de Peralta. Y en esos asuntos, que ahora se investigan en causas laterales, ni Giménez ni Roque aparecen como los dueños del negocio: “Hoy por hoy nadie duda de que un sargento no puede controlar una zona sin la venia de su jefe directo y sin el acuerdo del jefe político del lugar”, insistía anoche una fuente del gobierno bonaerense.
En tanto, se prevé que desde hoy a la mañana el juez federal de Lomas de Zamora, Carlos Ferreiro Pella, comience la rueda de indagatoria a los 16 detenidos. Entre ellos hay dos grupos, uno de El Jagüel y otro de Quilmes. “Los de El Jagüel fueron los entregadores y los de Quilmes lo secuestraron y lo mantuvieron en cautiverio”, dijo a este diario una fuente de la investigación.
La hipótesis central de la policía es que a Diego lo mataron porque reconoció a alguno de sus secuestradores cuando se le corrió la venda que le cubría los ojos. Esto habría sucedido cinco días después del 5 de julio, cuando se hizo el secuestro, y antes del pago del rescate. Según los investigadores, los de Quilmes trabajaban en forma combinada con los de El Jagüel. Unos entregaban los datos y los otros hacían el trabajo. Y el trabajo se hacía en uno u otro territorio, de acuerdo con la ocasión. Según otras fuentes, ambos grupos contaban con la protección de las fuerzas de seguridad.

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