“Fue la primera vez que mi primo visitó la Argentina, y dice que la última. Y yo pienso seriamente en irme a España, estoy muy preocupado y con mucho miedo.” La confesión es del joven que el 11 de enero denunció haber sido víctima de un secuestro express por parte de miembros de la Patrulla de Caminos de Santa Fe. Viajaba a Rosario a entregar una mercadería junto a su primo español y un control de rutina se transformó en una odisea: les habrían “plantado” éxtasis, robado y llevado a una agencia de giro de caudales a por más dinero. Sebastián Mercatante y el ibérico Juan Belmont reconocieron ayer a cuatro policías santafesinos, que quedaron detenidos, según informaron desde el juzgado. Otros cuatro son investigados por un presunto “encubrimiento”. Entretanto, el cónsul de España en Santa Fe, Gerardo Hernández, reveló que recibió amenazas por ayudar a los jóvenes: “Fue un mensaje en mi celular: ‘Buchón, vas a terminar en una zanja’”.

“Identificamos y detuvieron a los dos policías que viajaban en el auto con nosotros y a los dos que nos custodiaban desde un patrullero durante la recorrida, y pude reconocer a otro que había sido parte del control vehicular en el que empezaron las amenazas”, contó Mercatante a este diario. La información fue confirmada a Página/12 por una fuente judicial: “Tres de los detenidos fueron reconocidos en forma contundente, otro con relativa contundencia y Santiago Mercatante dijo percibir la cara de otro como ‘conocida’, que efectivamente correspondía a un policía que estaba en la zona”. Se trata de los cuatro imputados por “extorsión, privación ilegítima de la libertad y robo” –que fueron detenidos por orden de la jueza de instrucción penal, Raquel Cosgaya–, y de un presunto “encubridor” del episodio ocurrido el 11 de enero pasado en Santa Fe.

“Además, los jefes, subjefes y algunos agentes que podrían haber sido testigos o encubridores están siendo investigados, ya que si bien no ejecutaron la acción debieron ver lo sucedido, si es que no lo ocultaron”, amplió a este diario la secretaria de la jueza Cosgaya, Nora Marull. De hecho, los damnificados aportaron el ticket de peaje que confirma hora y lugar donde fueron “robados y secuestrados”, que se corresponden con los turnos de guardia de los acusados. Y también un video de seguridad del local de Western Union donde habrían sido llevados a retirar dinero y el chip del celular desde el que Belmont llamó a España para pedir el giro.

Según denuncia Mercatante, empleado de entregas de una distribuidora, todo comenzó el viernes 11 a la altura del peaje de General Lagos, en la autopista Rosario-Buenos Aires, cuando fueron interceptados para un control de la Patrulla de Caminos. Se les pidió la documentación del auto y cuando el español mostró su registro de conducir internacional, ya que era su turno al volante, “los policías vieron que tenía mucha plata en su billetera y se les hizo agua la boca”, contó Mercatante. El pedido de la plata por parte de los requisantes llegó tras el hallazgo de la mercadería transportada en el baúl. El joven no tenía factura porque su jefe “se había ido a Mar del Plata y no la dejó”.

Según Mercatante, le estaba proponiendo a un policía llamar a su jefe cuando “otro agente apareció de la nada con una bolsita con pastillas de drogas”, diciendo que eso era de ellos y que la tenían “difícil”. Siempre según su versión, cuatro horas después, los policías los dejaban bajo un puente con 50 pesos, los papeles del auto y un serio aviso: “Tenemos sus datos. Se vuelven a Buenos Aires callados o son boleta”. Entretanto les habrían robado 950 pesos, 800 euros, un celular, el autoestéreo, una cámara de fotos digital, relojes y cadenas. Pero a Juan Belmont le devolvieron la memoria de su cámara digital: para que recordara sus primeras (y últimas) vacaciones en la Argentina.

Informe: Luis Paz.