SOCIEDAD › SE AHOGO UN ADOLESCENTE EN UN NATATORIO
“Yo lo vi, yo estaba”, insistió un chico a la reportera de televisión, que enseguida tanteó el hombro del camarógrafo, “estaba con unos amigos que cargaban con que no sabía nadar y el pibe se hizo el canchero, se resbaló tratando de hacer una vuelta carnero y se dio la nuca contra uno de los costados de la pileta”. Esta versión, entre otras, circulaban ayer por la tarde frente al club Ateneo Popular de Versalles, pocas horas después de la muerte de Pablo Masa, de 17 años. “Los guardavidas trataron de reanimarlo; yo lo acompañé en la ambulancia, estaba con los ojos abiertos y hacía fuerza para respirar, lo entubaron en el hospital, pero no resistió”, contó Oscar Maldonado, el presidente del club, ubicado cerca de la cancha de Vélez.
Otras versiones indicaron que el joven tenía convulsiones antes de sumergirse a la pileta, por lo que se especuló con una descompostura como causa previa a su muerte por asfixia por inmersión. Según relató uno de sus amigos, lo vio en el fondo de la pileta, en el sector más profundo, y tras dudar de si se trataba de una broma del joven, pidió ayuda al guardavidas que estaba de turno. La única coincidencia es que el chico salió con vida del agua. El hecho ocurrió pasadas las 17 en la calle Roma 950, entre Santo Tomé y Marcos Sastre.
Según pudo confirmar Página/12, Masa no era socio del club y había pagado por el día junto con cinco amigos para usar una de las tres piletas del lugar. Nadie lo conocía. “Sus amigos no tenían el teléfono”, contó Maldonado, quien tras varios llamados pudo ubicar a su madre y comunicarle la desgracia. “Esto no me lo saca nadie”, repetía el presidente del club, que asumió su cargo hace pocos meses. La división de siniestros de la policía sacó fotos para el peritaje y la comisaría 44, por orden del juzgado de turno, llevó el cadáver desde el Hospital Vélez Sarsfield hasta la Morgue Judicial de la calle Viamonte y Junín.
“Había muy poca gente en ese momento y la ambulancia tardó mucho”, comentó una de las mujeres reunidas frente al club. “Más de uno se llevó un susto al ver el cartel ‘Cerrado por duelo’ pensando que le había pasado algo a su hijo”, dijo una de ellas. Adentro, un policía y el portero hacían señas a todo aquel que golpeaba para que se retire. Hoy, la defensora del Pueblo adjunta porteña, Graciela Muñiz, concurrirá a las 10 para interiorizarse sobre el funcionamiento del natatorio y ver si cumple con las reglamentaciones vigentes.
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